Historia

San Petersburgo

Sexo criollo

Sexo criollo
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El nombre de Potemkin sonará más al lector como el acorazado de la película de Eisenstein que como el del canciller de Catalina II y, sin embargo, alguien recordará que Walter Benjamin construyó con una de las situaciones de depresión del ministro ruso uno de sus más notables textos y que Benjamin relacionó con el mundo de Kafka. Potemkin ideó las famosas ciudades que llevan su nombre: falsas construcciones urbanas que se iban levantando y retirando para que las viera Catalina II en su viaje a Crimea y creyera que eran pueblos felices de su imperio. Y es en esos momentos donde Mayra Montero construye «El caballero de San Petersburgo», imaginando una relación atormentada y sensual de la cubana Antonia con el fabuloso personaje histórico que fue el liberador venezolano Francisco de Miranda: intervino en la independencia de Estados Unidos, en la Revolución Francesa, fue coronel del Ejército ruso de Catalina II, presidente de Venezuela y murió en las cárceles de Cádiz.

Mayra Montero le hace encontrarse en una ciudad de Ucrania con la criolla, joven, guapa y enamoradiza Antonia. Su viaje a San Petersburgo, sus encuentros tempestuosos con Potemkin, las conspiraciones del embajador español contra Francisco de Miranda, la vida de la aristocracia rusa construirán un icono coloreado de aquellos momentos con escenas de pasión y sexo, como no podía ser menos en la obra de la autora cubana, que obtuvo el premio «La sonrisa vertical» con «Púrpura profundo».