Súbditos, déspotas y tiranos
Juan Eduardo Zúñiga (Madrid, 1929) recibió en 2016 el Premio Nacional de las Letras Españolas y los que siempre hemos respetado y admirado su talento nos alegramos de que al menos se le concediera ese reconocimiento. Ahora, gracias al buen hacer incesante de la editorial Nórdica, llega a nuestras manos este libro que es un auténtico regalo, diez fábulas, que son tanto episodios históricos como invenciones –advierte el autor en la presentación– ilustradas magistralmente por Fernando Vicente.
Las excentricidades de la zarina Ana y sus bufones; un emperador griego que en el siglo X mandó cegar a cientos de prisioneros búlgaros; una criadita lituana que se convirtió en zarina en el siglo XVIII; el emperador asirio que no pudo evitar que sus súbditos escribieran en las paredes; la relación entre Nerón y el historiador Cordo, protagonista de la primera huelga de hambre que registra la historia; el magnate que quiso emular a Simeón el estilita; el asesinato de Inés de Castro y la venganza de su esposo. Como fábulas que son, todas tienen su moraleja que a menudo se relacionan con la forma de actuar de déspotas y tiranos: los súbditos ciegos son los que no tienen visión política y son manejables, y todavía hoy en día hay dirigentes que prefieren así a sus ciudadanos.
La ironía asoma, lúcida y burlona, en todos ellos, como en la historia de Catalina de Rusia, que anunció con su comportamiento una «decidida repulsa a dictadores y maridos importunos». El último de ellos, «Venenos e idiomas» habla de Mitrídates, un lejano rey políglota y catador de venenos, un relato bellísimo y evocador. Zúñiga posee esa sabiduría de las personas que añaden a la edad inteligencia , sensibilidad y cultura. Disfrutar de este pequeño libro es un privilegio que no se llevará el río Leteo.