Un detective de una pieza
El reconocido guionista David Levien vuelve a probar su maestría con el «thriller»
Hay cierta tendencia en la novela policiaca posmoderna a retornar al modelo de los clásicos. No es tanto un juego nostálgico como cansancio de los actuales intrigas de misterio, ya sean aquellas que siguen atrapadas en la figura del detective que persigue a un listísimo asesino en serie, como otras donde vive prisionero de un fantasmal pasado. Las variantes suelen ir desde lo telúrico de la tierra ancestral a ficciones fantasmagóricas. En ambas situaciones, el eje central de la acción, el detective o policía –mujer en muchos casos– sufre las vicisitudes del caso como un vía crucis personal que le procurará si no satisfacción, al menos un bálsamo a su neurosis.
El caso de «Ciudad del sol», de David Levien, es un buen ejemplo de esa vuelta al detective de una pieza. Un tanto melancólico por haber antepuesto el sentido moral del deber a sus intereses particulares, pero entero en su derrota vital y dispuesto a desmenuzar un caso de secuestro con la habilidad de aquellos investigadores privados de Ross Macdonald o Evan Hunter, que nunca se paraban en barras. Ése es el primero y más grande atractivo de la obra, el placer de reencontrarse con el detective privado que arriesga vida y reputación por llegar hasta el final espoleado por el deseo de saber la verdad. Una verdad molesta pues oculta la mugre que toda sociedad lleva incrustada y que debe quedar velada para poder sobrevivir sin sobresaltos. El secuestro de un niño de doce años en un plácido barrio de Indianápolis quedará irresuelto hasta que un padre insatisfecho por la incuria de la policía contrata a un viejo detective que sigue ese hilo rojo que es toda investigación hasta sus últimas consecuencias. El resultado no puede ser más escalofriante. Un submundo que Levien describe con una minuciosidad asombrosa, manteniendo un ritmo novelístico envidiable, guiado por la figura de Frank Behr, un detective adusto y crepuscular digno de figurar entre las mejores creaciones de personajes de la reciente novela negra contemporánea.
«Ciudad del sol» está dividida en dos partes claramente diferenciadas. Una larga y magistral primera parte, en la que Frank Behr investiga el secuestro del niño, acompañado de su padre como convidado de piedra, sin llegar a la típica historia de «amigos», y un final que en ningún momento presagia el ritmo reposado y la prosa precisa y minuciosa de David Levien, capaz de mantener al lector soldado a la novela sin poder soltarla. Para los insaciables, Levien ya tiene dos nuevos títulos de Frank Behr publicados en inglés.
Sobre el autor
David Levien es, además de un fabuloso novelista, productor y director de cine, el exitoso guionista de los filmes «Ocean's 13» y «El jurado»
Ideal para...
leer durante un fin de semana lluvioso
Un defecto
los tópicos que aparecen al final de la novela
Una virtud
la garra de la narración y el ritmo trepidante
Puntuación 8