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Un pasado lleno de secretos

larazon

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La ya completa revisión crítica, cuando no alejamiento, del celebrado «boom» hispanoamericano ha propiciado una renovadora narrativa austral, caracterizada por el intimismo psicológico, el retrato moral de personajes, un inquietante costumbrismo familiar y una cierta visión del absurdo cotidiano; una deriva literaria representada por Lina Meruane, Samanta Schweblin o Alejandra Costamagna (Santiago de Chile, 1970), quien ha resultado finalista en la última edición del Premio Herralde de Novela con «El sistema del tacto». En época actual, aunque con fugas a la pasada década de los 70, se plantea una historia de sensible lirismo donde la joven Ania debe asistir, a petición de su padre y atravesando la cordillera andina, a su moribundo tío Agustín, solitario y taciturno personaje que encarará a esta muchacha a un universo de secretos familiares, piadosas mentiras, oscuros silencios y cómplices miradas.
Fantasma materno
Recorriendo mil quilómetros largos, Ania irá reconstruyendo su identidad genealógica, donde mucho tiene que ver la mixta condición chileno-argentina, los ancestros italianos y las circunstancias de la emigración, y un esperanzado espíritu generacional de juvenil energía emprendedora. Su enamoramiento de Javier, veinticinco años mayor que ella, su divertida actitud de maestra regocijada ante las erratas de sus alumnos, o la contrastada relación con su prima Claudia, sensata y convencional, dan muestra de una desenfadada actitud vital y un claro planteamiento entusiasta. Una curiosa educación sentimental, cimentada en la lectura de románticas novelas del género rosa, se verá enfrentada a la áspera realidad de la muerte de tío Agustín y la presencia algo fantasmal de la madre de éste, la enérgica Nélida. La voz de la narradora perfila así la silueta íntima de la protagonista: «Juntar las manos, bajar la vista y donar sus lágrimas a un muerto desconocido. Reemplazar a los otros, como ya es costumbre. Como en el cumpleaños de su padre: asistir a una ceremonia ajena. Fingir que la felicidad o la tristeza circulan por sus venas. Ania tiene las ideas un poco sueltas y los recuerdos llegan a ella sin que los busque» (pág. 70). Es esta también una novela de intriga donde un cierto suspense vincula a parientes y amigos con sorprendentes situaciones y desencuentros que no conviene desvelar. Con un singular estilo narrativo fluye una ficción que incluye una cruzada correspondencia entre personajes, definiciones de una antigua enciclopedia, desleídas fotografías y variados documentos privados. Muy lograda obra, en suma, sobre la identidad, la memoria y la afirmación de la personalidad.