Una página web es la culpable
Paula Hawkins puso de moda los vagones en marcha en «La chica del tren» y Claire Mackintosh el metro suburbano como espacio claustrofóbico en el que desarrollar la inquietante intriga de su segunda novela, «Te estoy viendo». El thriller psicológico suele tener como protagonistas a mujeres corrientes y familias normales acosadas en ámbitos domésticos. Lo escriben mayoritariamente escritoras y tienen como destinatario mujeres de clase media con la que el lector puede identificarse y sobre la que se ciernen las peores asechanzas.
Poco a poco el género de intriga psicológica ha vuelto a reverdecer compitiendo en pie de igualdad con lo novela policiaca, infectándose mutuamente como si ambas no procedieran del tronco común de la novela gótica. Hoy vuelve a ser un hecho corriente que coincidan en sus planteamientos, como un feliz reencuentro. En «Te estoy viendo» reaparece la lista de culpables, que pasan de un capítulo a otro de sospechosos a inocentes, hasta la resolución del típico «whodunit».
Claire Mackintosh, que triunfó con su primera novela, «Te dejé ir», ha variado el punto focal para demostrar que no es autora de un solo éxito. Su narración ha ganado en dominio del género y en la elaboración de una intriga doméstica más compleja, aunque de menor intensidad que su melodramático debut. Que lo haya conseguido de nuevo es harina de otro costal.
Le falta garra, excesivamente pendiente de lograr unos personajes creíbles y un desarrollo eficaz. Falla a la hora de crear una trama plausible, fascinada por el mundo de internet y ese gran hermano digital que controla la vida desde los distintos dispositivos de vigilancia. La idea es ingeniosa hasta que se materializa: una página web para gente rica en la que se ofrece a mujeres corrientes a las que acosar y matar, como si fuera una variante perversa del juego del ratón y el gato.
Violación y muerte
La violación y muerte de alguna de ellas pone en alerta a la protagonista de «Te estoy viendo», al percatarse del peligro de figurar en esa lista de internet. Mientras se mantiene el misterio, la novela fluye con solvencia, centrada en el ama de casa acosada y la mujer policía que investiga su misterioso caso. Hasta que se tropieza con la versosimilitud, algo que preocupa sólo a los quisquillosos. El lector ingenuo percibe que ese misterio que se va fraguando con un ama de casa que detecta la peligrosidad de ser un peón en una oscura trama informática; tiene todos los elementos de la intriga criminal y buenas dosis de suspense, aunque carezca de justificación un relato tan rocambolesco.
Sin embargo, una vez el lector se deja atrapar en la intriga la suspensión de la incredulidad se da por añadidura. Quienes no lo hagan se sentirán defraudados y ese epílogo que cierra la obra puede resultar un sorprendente giro argumental tan descabellado como esa web para hombres ricos en busca de ligues estrambóticos, como los que Clare Mackintosh plantea en la novela. Todo en «Te estoy viendo» parece dirigirse a una historia de acoso y violencia a la mujer, hasta que se pierde en una dislocada intriga sobre la paranoia de la vigilancia global y los peligros de internet.