Vuelve Moccia: El amor es una droga

El italiano cierra la exitosa trilogía de «A tres metros sobre el cielo» con «Tres veces tú»

Lo ha vuelto a hacer: el rey de la novela de tremendo sentimiento se encarama a las listas de los libros más vendidos con «Tres veces tú» (Planeta), la tercera parte de la trilogía «A tres metros sobre el cielo», que Federico Moccia (Roma, 1963) acaba de publicar en España. En esta entrega, los protagonistas son adultos jóvenes y se enfrentan a una faceta del amor con más matices. «Las anteriores novelas tratan sobre esa emoción inigualable del primer amor y sobre el enorme dolor y desilusión del fracaso. Nadie te prepara para eso. Ahora, los personajes andan por la vida con otra actitud»; es de suponer, igual que los lectores de Moccia, que leyeron la primera entrega en 2008. Sin embargo, el triángulo amoroso de Babi, Step y Gin se mantiene porque todos sabemos cuántas veces se puede tropezar en la misma piedra, aunque en esta entrega se desvela finalmente la incógnita de su teorema.

«Escribir este libro ha sido extremadamente doloroso para mí porque tenía que tomar una decisión que cerrase una trilogía y, en el fondo, no quería hacerlo. También he sentido el peso del éxito de las anteriores novelas, que es una sensación muy negativa y que te genera límites y condicionantes por las expectativas. Pero me liberé pensando que debía escribir con mano libre, contando la historia desde el corazón», decía ayer en Madrid.

La justicia poética está del lado de Moccia, que escribió la primera parte de la «novela de mi vida», como él la llama, en los noventa. Y recibió un pleno de portazos. «Me decían que era exagerada, muy poco creíble y que esas cosas en Italia no sucedían. Sin embargo, era lo que yo había vivido con 15 años», relató. Así que pagó de su bolsillo la edición de la novela, eligió la portada él mismo y se encargó de distribuir en Vespa los ejemplares por las librerías. Había cumplido su sueño, pero la pequeña editorial que accedió a sacarla quebró enseguida. «El libro se perdió, pero, sin yo saberlo, los chicos se pasaban las fotocopias del libro hasta 12 años después. Fue cuando recibí la llamada de un productor interesado en la historia», explicaba ayer con su característica gorra de marinero. Las mismas editoriales que le rechazaron querían abrir la puerta ahora, pero él llamó a la única a la que no llevó el manuscrito en su día. Las ventas en su país llegaron a 1,8 millones de ejemplares. En España, sus títulos suman 2,5 y una adaptación cinematográfica más vista que la italiana.

La primera lectora del libro, la hermana de Moccia, le dijo al terminar de leerlo: «Te odio. He estado llorando hasta el amanecer y he gastado muchísimos ‘‘kleenex’’. No quiero que me hables en dos o tres días». «Desconozco los efectos que causa la obra –añadió–. Me tomo como una victoria privada el hecho de que haya jóvenes que lean con ella». Sin embargo, el impacto de las tramas de amor sublimado han instaurado incluso incómodas costumbres, como la de miles de parejas jóvenes que cierran un candado en las barandillas de puentes en señal de su amor. «Y también algunas inscripciones en monumentos que dicen ‘‘Fulanita y Menganito a cinco metros sobre el cielo, que a tres hay mucha gente’’...», comentaba irónico. ¿Deberían las novelas de Moccia incluir una advertencia sanitaria? ¿Por exceso de azúcar o riesgo de afecciones cardíacas? ¿Por adictivas o por peligros en la adolescencia? No será para tanto, pero administren bajo su responsabilidad.

Federico Moccia

Planeta

816 págs, 18,90 euros