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Yo amo, tu amas, ellas aman

¿Fracasa con su pareja? ¿Se enamora del hombre equivocado? Este volumen analiza con humor las relaciones amatorias sin olvidar la faceta histórica
larazon

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¿Fracasa con su pareja? ¿Se enamora del hombre equivocado? Este volumen analiza con humor las relaciones amatorias sin olvidar la faceta histórica
Estamos ante un libro de amor tratado con mucho humor y un pellizco de amargura. Un cuaderno de bitácora para conocernos y reconocernos en las relaciones amatorias sin eufemismos, excusas o paños calientes. Porque, ¿cómo, si no, entender el fracaso amoroso repetitivo de algunas mujeres? La pregunta se torna en hilarante si recordamos a arquetipos del celuloide como Bridget Jones, las damas de Almodóvar o ejemplos de la pequeña pantalla como las «Mujeres desesperadas» que vivían en Wisteria Lane y el cuarteto de «Sexo en Nueva York» con Carrie Bradshaw de capitana general. Figuras, todas, que representan la búsqueda compulsiva, y en ocasiones despiadada, que algunas féminas emprenden por una buena causa: el amor. Su tema de conversación preferido gira alrededor de las cuestiones afectivas, están conectadas al termómetro emocional de los demás y «conocen mejor que nadie las necesidades de los suyos». Por su parte, los hombres, se explayan en hablar del trabajo, deportes, política y evitan los temas íntimos. Unas, escoran conectar con sus emociones de enfado o ira, y los otros, tienen aversión a pronunciarse sobre las emociones. El desencuentro está servido. Todos buscamos lo mismo pero por caminos tan diferentes que, con frecuencia, no nos llegamos a encontrar. Existe la opinión generalizada de que aquellas mujeres que no encuentran el amor, se sienten desnortadas a la hora de encontrar el compañero ideal o incurren en fracasos concatenados, ¡es porque se lo buscan! En palabras de la autora, «tal vez no le falte razón al sentido común de la mayoría» pero no por negligencia sino porque sufren, no comprenden por qué no encuentran lo que añoran y se extrañan de esa incomprensible persecución a la que se ven impelidas. Buscan ser queridas y corren detrás del amor en un infructuoso movimiento que impide ese encuentro, que debiera producirse de un modo espontáneo. ¿Hay algún modo con el que nombrar esta situación?
No aparece aún en los manuales de diagnóstico pero el parque temático de los desórdenes emocionales tiene muchas trastiendas y tarda años en recibir un epígrafe. Los psicólogos sajones comienzan a ver sus consultas llenas de perfiles similares: Mujeres cuarentañeras, profesionales, que suelen vivir por encima de sus posibilidades económicas y por debajo de sus perspectivas intelectuales, con una vida enfocada a la búsqueda desesperada del afecto. Tras una semana de copas, paseos, citas, trabajo en exceso y eventos de todo tipo «ojo avizor», llega el fin de semana y la falta de planes las entierra bajo el edredón nórdico, con la única compañía del mando a distancia... Las denominan vulgarmente «neuróticas contemporáneas» y su condena es la imposibilidad para encontrar pareja. Lo intentan sin saber que temen al compromiso y algunas, incluso rayan la misandromía..

- De monja a reina

En la vida de las mujeres se puede y se debe abordar este problema desde muchos ángulos, y de ello da buena cuenta Clarisa Hernández en el libro. Uno de los más sorprendentes es la faceta histórica, por ello resulta esclarecedor analizar los conflictos de las féminas para con un destino que les era dictado así como con el ideal amoroso de cada época. Algunas como Sor Juana Inés de la Cruz, se vio obligada a tomar los votos y recluirse para poder dedicarse al estudio y otras como Juana la Loca, excluida de cualquier posibilidad de sentarse en un trono que le pertenecía se rindió ante el hombre que la utilizaba para sus propios fines. Ellas no son ejemplos emocionales tan alejados de esta centuria: los imperativos culturales les dictaban normas que aun anidan en nuestro inconsciente. Porque, a decir de la terapeuta, las mujeres hemos avanzado mucho pero seguimos sintiéndonos divididas entre el deseo de cuidarnos y la obligación de cuidar a los demás. Entre la obligación y la satisfacción, sin estar realmente seguras de para qué o para quien hacemos las cosas. Y es que las mujeres aman demasiado pero mal, como «La mujer ONG», por ejemplo, se vuelca en el cuidado de su pareja hasta que se da por finiquitado el problema que originó tales cuidados; la mujer patera, que es fuerte, se enfrenta a las injusticias y busca parejas desahuciadas en el terreno del amor para enseñarles todo de nuevo; «La besadora de sapos», que cree aun en el mito de considerar que sólo el amor logrará hacer cambiar a su pareja. Y la lista es interminable. Prácticamente una, por mujer que ha perdido su brújula amatoria.
«El libro del buen amar»
C. Hernández/Libros del Olivo. 15 euros / 173 páginas

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