Los patrocinadores huyen de los Goya
La ceremonia, con un presupuesto cercano a los 600.000 euros, no ha encontrado patrocinador principal, sino un grupo de secundarios. Algunos en la Academia temen las consecuencias de la politización: «Ya sufrimos muchos años el efecto del ''No a la guerra''», aseguran.
Si sumamos a la buena cosecha de la industria cinematográfica nacional en 2012, a previsión de una ceremonia con cuatro grandes favoritas casi empatadas a nominaciones, cualquiera podría pensar en un mayor interés del público por la gala de los Goya que se celebra mañana que en otras ocasiones.
Si sumamos a la buena cosecha de la industria cinematográfica nacional en 2012 (con los mejores resultados de taquilla del último cuarto de siglo) la previsión de una ceremonia con cuatro grandes favoritas casi empatadas a nominaciones, cualquiera podría pensar en un mayor interés del público por la gala de los Goya que se celebra mañana que en otras ocasiones. Sin embargo, parece que los patrocinadores no lo han visto así, o al menos, no lo suficiente como para comprometer buena parte del presupuesto para patrocinio en una sola velada, aunque sea la gran noche del cine español. «Nos interesa mucho el evento, pero piden demasiado dinero», confirma a este diario el departamento de patrocinio de una de las grandes compañías españolas, que, finalmente se ha quedado fuera del evento.
Hasta el último momento
Bien es cierto que la crisis económica aprieta fuerte y cuesta mucho más que en ocasiones anteriores comprometer a una firma. También hay que tener en cuenta que durante los últimos años la marca que más dinero aportaba a la gala era una institucional, Loterías y Apuestas del Estado, que se descolgó como patrocinador principal de la entrega de premios apenas hace unos meses tras el relevo en su cúpula con el cambio de Gobierno. Las quinielas y las loterías habían sustituido con su llegada a una marca de whiskey irlandés que, por cuestión de imagen, consiguió incluso teñir la alfombra roja de verde.
Según confirman desde la organización, ha habido que negociar hasta el último momento para recaudar el dinero suficiente para celebrar la fiesta, que, aun así, cuenta con un presupuesto cercano a los 600.000 euros, cifra que se alcanzó en citas anteriores, excepto la que se celebró en el Teatro Real, en la que, según varias fuentes consultadas, la Academia de Cine tiró la casa por la ventana para lograr el deseo del entonces presidente, Álex de la Iglesia, de invadir el centro de Madrid.
«Ha habido que rebajar las exigencias de patrocinio bastante en las últimas semanas para lograr el objetivo», confiesan personas cercanas a la organización. Pero el trabajo de incorporación de marcas no ha dado frutos con un nombre que se asocie a la imagen de la ceremonia. Y eso que contaban con el aval de patrocinadores secundarios como una conocida marca de champú francés, que había suscrito un patrocinio por tres años en 2011, por lo que seguía atada por contrato para la presente edición. Siguen en ese grupo de marcas que aportan una pequeña cantidad un fabricante de champán, una compañía hotelera, una casa de refrescos, un productor de automóviles y alguna de productos de cosmética. Aunque la nómina de empresas parece larga, lo que aportan estas marcas es apenas una décima parte de lo que cuesta poner en marcha un programa televisivo de esta envergadura.
El cierre temporal del Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid ha posibilitado además poder negociar a la baja el coste del espacio donde se celebra la entrega, pues la tarifa del espacio municipal era mucho más difícil de reducir que el de una institución privada en la que pesa la promoción que le pueda dar el acto al hotel en el que se encuentra el auditorio en que se reunirán los académicos.
Entre los que pasean tras las bambalinas de la ceremonia año tras año persiste el mito del alto caché de Buenafuente como presentador. Aunque desde la organización aseguran que, como el anfitrión viene con todo el equipo, no se paga a la voz cantante, sino al «pack» completo, que, sin embargo, se come buena parte del presupuesto: «Esta partida es la más importante de todo; incluye, además del presentador, a su equipo, el guión, montaje y realización, entre otras cosas. La pasada edición estuvo producida por Globomedia; las dos anteriores, por El Terrat. Esta vez la producción corre por parte de la misma Academia, lo que supone un ahorro», declara una persona de la organización.
Politización, otro problema
«El año que viene tendremos que empezar antes la búsqueda de patrocinios» es la consigna en el núcleo duro de la misma. Aun así, también hay quien lamenta que la tarea todavía sea más difícil si, como presume la Unión de Actores, la gala se vuelve a convertir en una ceremonia política. El presidente de la Academia ha llamado en público y en privado a celebrar el cine y no otras ideas.
«No somos un sindicato», insiste la Academia. Si este año ha costado lograr los fondos para la gala, la próxima edición podría ponerse en peligro si los patrocinadores más que glamour ven en los Goya una concentración de pancartas verbales; es la opinión generalizada de la junta directa, que ha llamado a la calma, y, sobre todo, de las personas que directamente negocian con las marcas. «Sufrimos durante mucho tiempo el efecto del ''No a la Guerra''. No quiero pensar en qué pueda pasar el año que viene si esto se desmadra el domingo», comenta alguien próximo a la organización.
Una noche difícil de rentabilizar sin ayudas
A pesar de que la retransmisión suele tener buena audiencia –el año pasado alcanzó una cuota de pantalla del 23,3% y sumó más de cuatro millones de espectadores frente al televisor–, no resulta fácil rentabilizar la gala de los Goya por los elevados presupuestos que maneja. Según fuentes cercanas a RTVE, la edición del año pasado costó 750.000 euros, aunque se prevé que en ésta se reduzca la partida de forma considerable: el gasto de producción ascendería a 400.000 y el de decorados, a unos 100.000. Para la organización del evento, la Academia contará, como ya es habitual, con una ayuda del Ministerio de Cultura que este año será de 85.000 euros (lo que supone una reducción de 5.000 euros respecto a la anterior edición).