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Luis Goytisolo: «La literatura está al margen de las nacionalidades»

El escritor gana el Nacional de las Letras Españolas

El escritor Luis Goytisolo
El escritor Luis Goytisololarazon

Llegó para hablar de un galardón y terminó hablando de todo. Luis Goytisolo recibió ayer el Premio Nacional de las Letras, una distinción que aprovechó para matizar algunas cuestiones y puntualizar otras. Desde 1995 ocupa el sillón C de la Real Academia Española. Ingresó en esta institución con un discurso que tituló «El impacto de la imagen en la narrativa española contemporánea». Un texto en el que confiesa el ánimo que siempre ha guiado su literatura: «Nunca he buscado con mi escritura otra recompensa que el logro de la palabra justa línea a línea y que el impulso creador encuentre fiel reflejo en la obra acabada como semilla convertida en árbol». Y él, que ha afirmado que jamás ha perseguido la gloria de los reconocimientos, ve ahora respaldada una labor de años; una vocación que comenzó temprano y sin necesidad de buscarla en la calles, porque se la encontró en casa, en el seno de esa familia de escritores en la que nació y creció.

«Escritor barcelonés»

Su biblioteca personal, la que ha emergido de su talento creativo, está salpicada de diversos títulos, como «Estatua de palomos», «El porvenir de la ficción», «Liberación» o el reciente ensayo «Naturaleza de la novela». Pero, como en todo novelista, existe una obra que le identifica con claridad y que es capital dentro de su trayectoria. En este caso es «Antagonía», una de las magistrales obras que se han escrito en la segunda mitad del siglo XX y que hace poco se ha recogido en un único volumen –está compuesta por «Reencuentro (1973), «Los verdes de mayo hasta el mar» (1976), «La cólera de Aquiles» (1979) y «Teoría del conocimiento» (1981). «Estoy muy contento», admitió. Y acto seguido reconoció, según informa Efe, que sería más acertado que este premio se llamara «Nacional de las Letras de España» para evotar «confusión territorial y lingüística». Pero no fue el único aspecto sobre el que se pronunció, y criticó a aquellos que le han llamado «escritor catalán» aunque él se considera «barcelonés». Un punto importante porque, como él mismo señala, «me siento un novelista español porque es el idioma en el que escribo, en el que me siento cómodo. Lo que sí me siento es barcelonés. Decir que soy un escritor catalán sería ofender a los escritores catalanes. Yo no sé ortografía catalana», informa Ep. La conversación derivó hacia la actualidad con rapidez: «Vivo bastante lejos de las demandas independentistas. Son burbujas que aparecen y que luego se pinchan. Hay una base real de nacionalismo, pero creo que en el fondo es algo minoritario, como sucede en el País Vasco o en Cataluña». Para él, no obstante, existe una diferencia con otros episodios similares del pasado. «Éste es más intenso, quizá porque la situación económica no se puede comparar. Creo que si se celebrara un referéndum en Cataluña, lo perderían los independentistas. Por eso no sé si existe tanto interés en que se celebre», señala. Después, con énfasis, apunta: «La literatura está al margen de las nacionalidades. Hay una interrelación por encima del idioma».

Con ironía, el novelista mira hacia el pasado, hacia su propio origen como escritor. Tres hermanos, los tres escritores, y los tres con una apuesta literaria radicalmente diferente. «No nos parecemos en nada –subraya con humor–. Cada uno tiene presupuestos distintos y la edad era irrelevante. Nunca hubo una influencia mutua. Yo creo que es una cuestión genética. De verdad. Una hermana de mi madre era una poeta fabulosa; una bisabuela, también por el lado materno, escribía novelas a finales del siglo XIX. A veces aparecen los mismos rasgos en una misma familia. En ocasiones tardan en reaparecer, pero están ahí. Pero entre nosotros, los registros han sido muy distintos».

Entre todas las novelas que ha escrito, un lugar especial lo ocupa «Antagonía», un libro único, se apresura a remarcar, y no cuatro diferentes. Y se refiere al volumen que recoge esta obra de una manera total y definitiva; un libro donde es fácil apreciar la unidad total de este empresa literaria. «Es la más importante que he escrito y es una sola novela. Es un planteamiento opuesto al de, por ejemplo, Proust, que cuenta con diferentes tomos y tiene un título general. Aquello fue una decisión editorial que intentó poner el énfasis en cada una de las partes». El escritor habla con entusiasmo de la nueva edición y celebra, casi se diría con asombro, que una crítica norteamericana entendiera tan bien este libro, «Las reseñas siempre han sido buenas, generosas con este libro. Antes y después. Hace unos meses, una crítica en EE UU la comentó de una manera amplia y me resultó muy grato la alta comprensión que tuvo del libro. Me sorprendió que pudiera entender perfectamente lo que un escritor barcelonés intenta explicar». A lo largo de su carrera, como él mismo reconoce, hubo una frontera. Fueron los años en los que trabajó para la televisión. Un periodo temporal en el que terminó algunos libros pero llevado por un afán distinto, como él mismo admite. Antes y después se abren dos constelaciones literarias, pero, siempre, enmarcadas en el mismo universo. «La evolución de un narrador proviene de la propia actividad de escribir. El gran paréntesis fue el de los noventa. Aquellas obras están fechadas en lugares exóticos. No me podía concentrar y escribía novelas por entretenimiento», dice.

Hay textos que están ligados como ataduras a las experiencias personales, a las razones de la existencia. Es el caso de Luis Goytisolo, que, durante 1960, pasó cuatro meses encerrado en la cárcel madrileña de Carabanchel por su militancia política. «Representó una de las experiencias más importantes de mi vida, aunque también fue muy duro». Después, con ironía, dice: «Ese aislamiento produce una concentración muy creativa. Algunos de los que estuvimos allí propusimos que lo repitiéramos, aunque fuera en un hotel, pero no sería lo mismo...».