Nueva York

Magazzino Italian Art, el primer espacio de arte en Nueva York diseñado por un arquitecto español, Miguel Quismondo

En el valle del río Hudson, se inaugurará a finales de junio con una exposición dedicada a Margherita Stein, pionera del movimiento Arte Povera. “La luz juega un papel importantísimo en cualquier espacio, lo humaniza”, explica el arquitecto

Christian Stein en la casa-galería de la plaza de San Carlo, en Turín.
Christian Stein en la casa-galería de la plaza de San Carlo, en Turín.larazon

Tenían delante una antigua fábrica de lácteos en Cold Spring (Nueva York). Pero, Nancy Olnick y Giorgio Spanu veían un espacio para el arte. Y le pidieron al arquitecto español Miguel Quismondo que acondicionase el edificio existente para su colección de arte italiano de posguerra y contemporáneo, en la que destacan las piezas de autores de Arte Povera.

El punto de partida era sencillo tanto para el arquitecto como para los fundadores: un edificio en L que pudiera cerrarse en un rectángulo dejando un patio en el centro. “Con esa idea generé los primeros croquis, que proponían una pieza independiente paralela al tramo largo del edificio existente y que se conectaba mediante dos piezas ligeras (concebidas en vidrio, para acentuar esa ligereza). De esta manera, se establece un diálogo entre el edificio existente y la ampliación”, destaca el arquitecto Miguel Quismondo de este proyecto en el que ha trabajado también con el español Jesús Aparicio Alfaro.

En el patio interior, que Quismondo considera una extensión del vestíbulo, “se introduce una lámina de agua para regularizar la geometría del mismo y facilitar la transición en la conexión entre el edifico existente y la ampliación. La citada lámina de agua refleja el cielo y ayuda a descansar la vista después de haber absorbido gran cantidad de información en las primeras salas de exposición”, explica Quismondo del que se puede considerar el corazón de Magazzino, cuya estructura existente fue construida en 1964.

Con una extensión de 1.900 metros cuadrados, en total Magazzino se divide en ocho salas, cuyas alturas más altas llegan a los seis metros. Al trabajar los artistas con elementos considerados pobres o de fácil obtención, Quismondo ha querido seguir con esta filosofía utilizando componentes sencillos y técnicas constructivas simples. “El hormigón encofrado con paneles fenólicos (paneles de madera tratados) constituye la piel del nuevo contenedor, y el tejado se soluciona con una sencilla estructura de cerchas (estructuras metálica triangulada) a dos aguas. Las paredes blancas en el interior del edificio crean un fondo neutro para disfrutar del arte”, destaca el arquitecto, el cual no ha perdido de vista a los diferentes inquilinos, los fundadores de Magazzino Nancy Olnick y Giorgio Spanu, las obras que integran su colección de arte italiano de posguerra y contemporáneo y el visitante de la misma.

Con más de 400 trabajos de arte italiano que recorre desde los años 50 hasta la actualidad, los artistas destacados de la Olnick Spanu Collection incluyen Giovanni Anselmo, Alighiero Boetti, Pier Paolo Calzolari, Luciano Fabro, Jannis Kounellis, Mario Merz, Marisa Merz, Giulio Paolini, Giuseppe Penone, Michelangelo Pistoletto y Gilberto Zorio, entre otros.

El nuevo espacio de arte, que se inaugurará a finales de junio, abrirá con una exposición homenaja a Margherita Stein, fundadora de la histórica Galleria Christian Stein en Turín (Italia), una de las pioneras del movimiento Arte Povera. Dicha muestra presenta una selección de obras de artistas, a los que forjó Stein. Nacida y afincada en Turín, adoptó el alias de “Christian Stein”, el nombre de su marido, con el objetivo de conseguir el apoyo necesario en su carrera como galerista. Más tarde, se convirtió en una de las líderes italianas en este campo de aquella época. Entre 1966, fecha en la que se abrió la galería, y 1999, Stein trabajó con artistas relacionados con el spazialismo, el grupo Zero y, sobre todo, el Arte Povera. De esta forma, consiguió que se reconociese el último movimiento citado, primero en Italia, después en Europa, y más tarde en Estados Unidos. Así las cosas, la inauguración de Magazzino y su programación persiguen continuar su misión y fomentar el diálogo e investigación sobre arte italiano, del presente y pasado.

De esta forma, Quismondo se ha puesto al servicio de todos: los fundadores de la colección, los autores que la integran y los visitantes. Su gran aliado para satisfacerlos a todos, en este caso, ha sido la luz natural. “En primer lugar, porque juega un papel importantísimo en cualquier espacio, lo humaniza. En nuestro caso, además nos ayuda a enfatizar el diálogo entre los dos edificios: el existente trabaja con una luz solida puntual, con lucernarios alineados con los ejes de circulación, mientras que la ampliación propone una luz uniforme y tenue. En ambos espacios, hemos intentado maximizar la flexibilidad de la luz artificial mediante rieles de luz que recorren los cordones inferiores de la estructura”, reconoce el arquitecto español, que considera la Arquitectura es una manera de ver el mundo. “Ser arquitecto no es simplemente una profesión que se practica de 9 a 6 de la tarde. Es un trabajo a tiempo completo, en el que estamos siempre procesando y juzgando todo lo que nos rodea. Desde el pequeño objeto de diseño a cualquier espacio en el que estemos. Es agotador pero muy emocionante poder relacionarse con el entorno desde un punto de vista estético y funcional”, apunta el arquitecto español que nació y creció en Madrid.

Y su contrincante: el continuo tránsito de automóviles y camiones de la carretera estatal, Ruta 9, junto donde se encuentra la ladera en la que se asienta Magazzino. “Por ello, la primera consideración fue darle la espalda a la vía. De nuevo, recurrimos al diálogo entre lo existente y lo nuevo, ya que el edificio existente se abre hacia un sosegado patio interior, mientras la ampliación sólo permite una ventana. En esta ocasión, hacia el paisaje con un huerto frutícola de manzanos y perales, plantado por los fundadores de Magazzino, el cual se sitúa en la zona protegida de humedales”, recuerda el español, que ante todo desea que el visitante tenga la sensación de que el edificio en sí mismo le invita a entrar.