Manolo Valdés: «Siempre elijo la figura de la mujer, es involuntario»
El escultor inaugura nueva muestra en su ciudad natal, Valencia. Un conjunto de seis obras monumentales, todas ellas bustos de mujer, y que serán emplazadas en la Ciudad de las Artes y las Ciencias hasta el 10 de diciembre.
El escultor inaugura nueva muestra en su ciudad natal, Valencia. Un conjunto de seis obras monumentales, todas ellas bustos de mujer, y que serán emplazadas en la Ciudad de las Artes y las Ciencias hasta el 10 de diciembre.
Tras dejar impregnada su huella en emblemáticos museos como el Metropolitan de Nueva York, el Pompidou de París, el Museo de Bellas Artes de Boston, el de Houston o el Guggenheim de Bilbao, Manolo Valdés regresa a su tierra natal y lo hace para quedarse. Con todo, no será su persona sino su arte.
Una escultura del emblemático artista valenciano será adquirida y destinada a la ciudad del Túria gracias a la Fundación Hortensia Herrero. De entre las seis piezas que componen la muestra y que permanecerá hasta el 10 de diciembre, tan solo una formará parte del patrimonio cultural de Valencia.
–¿Cuándo fue informado sobre el interés de la Fundación Hortensia Herrera de adquirir una obra de usted?
–Hace un año aproximadamente recibí la noticia de que Hortensia iba a comprar una escultura para regalarla a la ciudad. Lo cual es estupendo para mí, en primer lugar, pero también por la gente. He ido recibiendo gratas sorpresas a lo largo del tiempo. La última, que las esculturas iban a ser depositadas sobre el lago de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Una idea que solo puede surgir de una persona como Hortensia que cuida su proyecto.
–¿Cómo ha sido esta colaboración entre usted, la ciudad y la Fundación?
–Creo que es la exposición que menos dificultades he encontrado. La Fundación ha hecho que el trabajo sea sencillo.
–¿Cree que en ello influye que usted sea valenciano así como el cariño que le tienen?
–Me imagino. Siempre los artistas locales tenemos un «plus». Y es una ventaja que yo uso con mucho gusto. Es para mí un honor.
–En el arte pictórico el marco acompaña el cuadro, pero en este caso lo hace el entorno. ¿Considera que la ciudad, tanto por el ambiente, por su climatología y luminosidad son buenos compañeros de viaje?
–Para estructuras grandes el entorno es importantísimo, te ayuda a levantar las esculturas o te las destruye. Y aquí en este espacio, con una lamina neutral y sobre el agua todas han salido beneficiadas. Según el lugar tienen una vida propia, una vida que además no controlas. Y aquí el entorno no puede jugar más a favor.
–Es la primera vez que una muestra suya es expuesta sobre el agua.
–En el Jardín Botánico de Nueva York una de mis muestras fue expuesta sobre una fuente, pero el estanque era de un tamaño infinitamente menor. Es decir, prácticamente la escultura ocupaba todo el estanque. Este es un sitio único. Yo no he visto nunca una superficie de agua tan grande que albergue una escultura.
–Rescatando aquello que decía usted sobre que, «en función del espacio la escultura adquiere una vida u otra», en la Ciudad de las Artes y Las Ciencias, ¿qué ve?
–Lo primero que hay que destacar aquí es el reflejo. La escultura refleja en el agua, pero también recibe luces de ella. De alguna manera está más viva, dado que es como si tuviera a su alrededor espejos. El espacio es muy generoso no hay árboles ni elementos en medio que interrumpan.
–¿Qué le parece el hecho de que la escultura candidata a quedarse permanentemente sea por decisión popular?
–La gente no suele equivocarse y la van a ver ellos. Es bastante más acertada que sea el artista quien tome la decisión, puesto que va a introducir sus manías.
–Pero si dependiera de usted ¿tendría predilección por alguna?
–Si dependiera de mí seguro que me equivocaba. Y la verdad es que algunas de las que estaban en París que les tenía menos estima, aquí me gustan más y viceversa.
–Influye el espacio pero también el momento. ¿Considera que la muestra será mas espectacular durante la noche?
–Será distinto.
–¿Cómo será la iluminación escogida para alumbrar las seis obras cuando caiga el sol?
–Mediante colores. La idea es que vayan cambiando, lo cual les proporcionará dinamismo. A veces, los colores dotan de significado.
–Hablamos de figuras femeninas todas ellas, ¿se trata de un homenaje a la mujer?
–No suele gustar que haga bustos de hombre o, quizá, es mí me agrada menos. Es menos adecuado, menos dulce, tampoco tengo respuesta. Pero, de lo que no cabe duda es que la mujer ha estado siempre presente en la historia del arte. Y con una presencia muchas veces anónima, no como el varón. En mi trabajo, de manera involuntaria, creo que siempre escojo la figura de la mujer.