Marañón: «No soy un “work alcoholic”»
Renueva como presidente del Patronato hasta 2021, cargo que ostenta desde 2007, y afrontará la celebración del Bicentenario y de las dos décadas de reapertura del coliseo.
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Renueva como presidente del Patronato hasta 2021, cargo que ostenta desde 2007, y afrontará la celebración del Bicentenario y de las dos décadas de reapertura del coliseo.
Se lo pensó un par de veces. Le dio las vueltas justas, no muchas, y decidió aceptar la renovación al frente del patronato del Teatro Real, que se produjo ayer. En la misma reunión fueron asimismo renovados co-mo patronos Mario Vargas Llosa, Javier Gomá y Pilar Platero y se aprobó un presupuesto para 2017 de 50.881.388 euros. Se incorporaron a la institución Marta Rivera, presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, y José Canal, subsecretario del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. «Estoy satisfecho», declara Gregorio Marañón con optimismo, un hombre que exprime las 24 horas que tiene el día como si se tratara de un limón de piel delgada, de esos que tienen bastante zumo. ¿De dónde saca el tiempo? «Los que nos dedicamos a muchas cosas tenemos la capacidad de ensanchar su disponibilidad», comenta al hacernos partícipes de la fórmula. La anotamos.
Un buen análisis
«No soy un “work alcoholic” y no renuncio a las cosas que verdaderamente me interesan, como son mi familia y mis amigos, pero sí a la vida social», confiesa. En esta década al frente del patronato ha vivido siete de crisis económica y «tres en los que hemos empezado a vertebrar y consolidar el proyecto. Hemos salido reforzados porque un buen análisis de la situación y puesto en marcha un modelo eficiente en costes con el que se han reducido un 48 por ciento los gastos generales del Teatro Real e incrementado notablemente el patrocinio». Por tercer año consecutivo las cuentas del coliseo arrojarán resultados positivos, «con una estructura de ingresos que es única en los teatros de Europa: un 47 por ciento de ellos son propios, un 27 por ciento aportados por las administraciones públicas y un 26 per-tenecen al patrocinio privado, y en otros de Europa no hallamos ninguno con menos del 50 por ciento de aportaciones públicas. Nos hemos convertido en una referencia y un modelo para otros coliseos de ópera», asegura con orgullo. No quiere olvidar en esta «remontada» la importancia que han tenido Gerard Mortier y su actual director artístico, Joan Matabosch (a quien se ha renovado contrato tres años antes de que éste venciera), además de la consolidación del Coro y la Orquesta, dos formaciones básicas para el buen funcionamiento del Real. «Hemos pasado de la irrelevancia a estar situados en el ámbito artístico en una posición de vanguardia». Y añade un dato más: en la temporada 2016-2017 se conseguirá una cifra récord con 20.000 abonados, un dato que le hace sentirse feliz.
Un nuevo horizonte
Pero no quiere Marañón echar las campanas al vuelo, sino consolidar la labor que ha venido llevando a cabo desde enero de 2007 (no olvida que es un trabajo de equipo) y que se prolongará hasta 2021, que ahora, a cinco años vista, se nos antoja lejano. En el camino, la fecha clave del Bicentenario (la primera piedra se colocó en 1818 impulsado por Fernando VII) y de los veinte años de reinauguración del coliseo, «un año único y muy importante», subraya. Poca gente sabe que el Teatro Real fue dos veces sede del Congreso de los Diputados, un hecho que se conmemorará de manera destacada. La primera vez fue en 1814, durante las sesiones de las Cortes Constituyentes de Cádiz, tras su traslado a Madrid desde la localidad gaditana de San Fernando y hasta su instalación, el 2 de mayo del mismo año, en el Monasterio de Doña María de Aragón (lo que es el actual Palacio del Senado), y la segunda en la década de 1841 a 1850.
En el horizonte queda mucho trabajo por hacer y un próximo título de ópera, «El holandés errante», de Wagner, que subirá a escena el sábado con dirección artística de Álex Ollé y musical de Pablo Heras-Casado y un buen doble reparto vocal. Será la tercera vez que se vea en Madrid y la puesta en escena, espectacular, hace presagiar grandes tardes.