Más literatura que independencia
Buenas ventas en Sant Jordi, que se mantuvieron con respecto al pasado año. La novela histórica fue el género que se impuso con fuerza entre los más vendidos
Para triunfar en Sant Jordi no hace falta firmar. Eso es lo que debió de pensar el escritor Albert Sánchez Piñol (Barcelona, 1965), cuya obra «Victus», una novela histórica alrededor de los hechos de 1714 (los que sucedieron durante el sitio de Barcelona en la guerra de sucesión), fue el título más vendido este año tanto en catalán como en castellano, hasta el punto de agotar las existencias en muchas librerías. Su primera novela, «La piel fría», también supuso un éxito de ventas. La política dejó por un lado de ser la obsesión de muchos. En la lista de los títulos más vendidos facilitada por el Gremio de Libreros de Cataluña no había prácticamente espacio para las reivindicaciones soberanistas. Los lectores buscaron ayer la novela histórica, el género literario triunfador de Sant Jordi.
Como todos los años, aunque tal vez de una manera más masiva, los lectores salieron a las calles catalanas para poder cumplir con la tradición del libro y la rosa, buscando a sus autores favoritos para conseguir la ansiada dedicatoria. Eso es lo que debieron de pensar aquellos que desde las siete de la mañana empezaron a hacer cola para poder lograr el autógrafo de Carlos Ruiz Zafón, quien, pese a no tener una novedad editorial este año, demostró que sigue ejerciendo un poder de atracción con sus lectores. El autor se lo tomaba con buen humor y afirmaba a este diario que «aquí estoy trabajando. A mí me encanta estar aquí y ver que la gente viene con su libro».
Fenómeno de masas también lo fue en exceso Albert Espinosa con sus «Brújulas que buscan sonrisas perdidas». Muchos adolescentes, en su mayoría seguidores de la serie «Polseres vermelles», se avalanzaron hacia la mesa de un autor que firmaba una media de un libro cada diez segundos, además de hacer un rápido posado con sus fans. «Es un día para gozar. El día de Sant Jordi me amputaron la pierna, así que siempre ha sido un día especial para mí», afirmó Espinosa.
Sant Jordi ya no se limita a buscar la rúbrica del escritor, sino que una importante mayoría desea fotografiarse con estos autores. A la sueca Asa Larsson, una de las maestras de la novela policiaca venida del frío norte de Europa, le sorprendió la jornada, la primera a la que asistía. «Me parece una locura. Nunca pude imaginarme que existiera una fiesta de estas características. Incluso hice pesas», comentó entre risas.
Escritores extranjeros
Muchos eran los escritores extranjeros que estuvieron en Barcelona. Una de las que no paró de firmar en todo el día fue Kate Morton, un fenómeno imparable. «Es algo brutal, es el día más extraño que he vivido en mucho tiempo», afirmó. Sarah Lark, que repetía después del éxito del año pasado, no dejaba de sonreír. «Vienen los lectores, te hablan de tus novelas, de sus personajes, y es como si hablases con gente de tu familia», señaló.
Pero el optimismo era compartido por todos. Javier Cercas aplaudía el movimiento continuo de gente porque «Sant Jordi es el mejor invento del mundo. Creo que es mucho mejor que el pan con tomate. Para mí seguirá siendo algo muy especial e increíble». A pocos metros, el editor de Cercas, Claudio López Lamadrid, también compartía el optimismo porque «la gente se está animando a salir a la calle». Por su parte Xavier Mallafré, director general del Grup 62, subrayaba que «hoy tenemos el clima y el ambiente para que la gente salga a la calle. Solamente nos lloverá, por decirlo de alguna manera, cuando la gente se vaya a ver el partido del Barça». La editora de Seix Barral, Elena Ramírez, definía el día de Sant Jordi como «admirable. Nunca había visto una primera hora tan rabiosa como la de este año». A su lado, Enrique Vila-Matas decía irónicamente que se sentía «como Frank de la Jungla. Por cierto, ¿quién es Frank de la Jungla?». Los mediáticos también se dejaron ver y mucho, como Jorge Javier Vázquez, Vicky Martín Berrocal, a quien pasaban el móvil para que saludara a un familiar y a Risto Mejide. «Tú sí que vales» le gritaban. A los escritores no les gusta la farándula, pero desde luego ponen la nota de color a una jornada ya de por sí muy encarnada.
Los libreros ven un año positivo
Todavía no hay datos concretos, pero según el gremio de libreros de Cataluña, ayer fue un día para sonreír después de unos meses sin demasiadas buenas noticias. Las primeras estimaciones hablan de una ventas globales iguales que en 2012, con una tendencia al alza y con una participación ciudadana en las calles superior a otros años. «Estamos muy satisfechos de la respuesta de la gente. Parece que han hecho caso a nuestra recomendación de salir a la calle», afirmó ayer Antoni Daura, presidente del gremio. La tradición de comprar un libro y regalarlo se ha visto este año como un gesto reivindicativo en apoyo de la cultura, tan castigada por los recortes y la subida del IVA. Las calles se han llenado de gente desde primera hora de la mañana. Según el gremio, el hecho de que la diada coincidiese con día laborable también ha ayudado a inundar las calles de gente. «Victus», de Albert Sánchez Piñol puede haber sido el gran triunfador, pero la gran victoria ha sido global.