Guy Laroche se abriga con materiales de lujo y Mabille con nuevas referencias
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El próximo otoño-invierno será abrigado y depurado para Guy Laroche y desenfadado con elegancia para Alexis Mabille, como demostraron sus colecciones de prêt-à-porter, que vieron hoy la luz en la Semana de la Moda de París.
Guy Laroche se ha jugado todo a los materiales. El cachemir, la zalea de cordero, la alpaca o el mohair encarnaron la imagen del lujo para Marcel Marongiu, director artístico de la firma, puesto que "aunque a primera vista no parezcan lujosos, tienen algo que se siente".
El modisto franco-sueco ha puesto en escena la discreción de lo exclusivo, al exteriorizar las costuras, como si la prenda estuviera al revés, en un intento por demostrar que en estas materias "el interior puede ser igual de bonito"que lo que suele estar a la vista.
La consistencia de la piel y la lana, unida a esta particular manera de unir las piezas, ha dado como resultado un "volumen un poco exagerado y redondo", como explicó Marongiu.
En contraposición, Guy Laroche introdujo faldas en muselina, tablas finas, volantes irregulares y cinturas estrechas, en una colección de otoño-invierno de colores militares, como el verde oliva y el marrón, así como brillantes turquesas, elegantes burdeos y negros.
Un nuevo "plumetti"apareció sobre la pasarela francesa: los lunares bordados con lentejuelas negras se asentaron sobre la transparencia en un corpiño, un vestido o el bajo de una falda.
Un único estampado estuvo presente en una pasarela de conjuntos en monocolor. Fueron las geometrías inspiradas en una foto de Andreas Gursky, como confesó el diseñador de la firma, que dieron un toque "sesentero"a unos diseños austeros.
El desenfado del lejano oeste se disfrazó de parisiense en las propuestas del diseñador francés Alexis Mabille, que se presentaron en sociedad bajo los rayos del sol que se filtraban por los enormes ventanales de los salones del Palacete Salomon de Rothschild, en las cercanías del Arco del Triunfo.
Las espaldas se cubrieron de volantes que brotaron de las levitas, los pies quedaron cubiertos por una larga falda de tafetán y los ponchos aterrizaron sobre diferentes modelos.
Los sombreros de ala ancha y los cuadros de las camisas de leñador ubicaron la colección en un imaginario que se sacudió el polvo de las travesías americanas para integrarse en un entorno urbano actual.
Mabille ha querido adaptar el corte del chándal a unas exigencias exclusivas. Así, ha aplicado bordados de lana y cristales Swarovski a una sudadera y ha decorado con incrustaciones en rutenio, metal emparentado con el platino, el tul de unos pantalones que se ajustan en el tobillo.
Los patrones rectangulares de los vestidos, la asimetría de los bajos de las camisas -más largas de un lado que de otro- y los lazos en la cintura fueron otras de las claves de su creación.
La colección de otoño-invierno de "Sonia by Sonia Rykiel", una línea paralela al prêt-à-porter de la casa de la octogenaria modista francesa, se presentó hoy en un decorado de flecos de papel, de diferentes colores que caían del techo, en una sala del céntrico barrio del Marais.
Se caracteriza por ser más asequible y estar dirigida a una clientela más joven, que, en este caso, disfruta con un invierno de colores primaverales, como el rosa chicle, el celeste, el Klein o el cereza.
El punto configura fajas externas que actúan como cinturón ancho, en el caso de un abrigo, o como corsé, en un vestido, pero también se atreve a tejer otras prendas, como una falda evasé.
Los cuadros y las rayas sonríen rejuvenecidos en jerséis y abrigos, mientras que los lunares negros yacen sobre un fondo rosa luminoso en unos divertidos botines.
El diseñador italiano Alessandro Dell'Acqua firmó hoy su primera colección para Rochas con unas prendas que brillaron por sus detalles, desde los bordados de pedrería hasta los guantes largos omnipresentes en contraste cromático, en la misma jornada en la que también desfiló el belga Dries Van Noten.