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Mónica Ridruejo: «Si enseñáramos arte a los niños tendríamos mejores líderes»

Presenta la exposición Happy Dessert!, que define como «una explosión para los sentidos»
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Presenta la exposición Happy Dessert!, que define como «una explosión para los sentidos»
Nació en San Francisco (Estados Unidos), cuna del emprendimiento, donde mamó una innovación que aplica a cada una de sus obras. Al margen de su dilatada trayectoria profesional en el mundo empresarial, Mónica Ridruejo presentará en la galería de arte David Bardía, a partir del 18 de febrero, «Happy Dessert!». Suena un saxo mientras hablamos. Le inspira la música jazz, con la que agrada al oído. Entre pregunta y respuesta nos descubre algunas de sus joyas pictóricas con las que paladeamos la visión.
–¿Es Happy Dessert! una explosión de los sentidos como dice?
–Sí, a través del color y de los trazos se pueden estimular los sentidos, refrescar la memoria que tienes en el sabor y que asocias con ciertas experiencias.
–El título es dulce y sugestivo.
–He procurado que sea divertido. Me lo he pasado muy bien preparando la muestra.
–¿Con alusiones a postres?
–Sí. Algunos son reales y otros tienen ingredientes inventados. Los títulos de ciertos cuadros son imaginarios, de ambientes.
–¿Para rememorar sabores y olores?
–Se establece una conexión entre las sensaciones visuales y un mundo de recuerdos que quedan en tu memoria tras degustar un postre que te ha gustado. A través de estos cuadros quiero refrescar dicho recuerdo. El que se comió un pastel de limón buenísimo lo relacionará con alguna obra.
–Me está entrando apetito.
–(risas) No te preocupes. Los asistentes podrán disfrutar de un cóctel conmemorativo con motivo de la inauguración.
–Habla de una original muestra de sabores visuales. ¿Se puede degustar lo que vemos?
–Se puede degustar visualmente, y en la memoria.
–Es una colección con personalidad propia.
–Nunca se han visto ni la técnica ni las imágenes que aparecen en esta exposición. Será una obra difícil de encuadrar en un tipo de movimiento anterior.
–Dicen que es una creadora inquieta y singular.
–Soy una persona tranquila, pero inquieta en el sentido de que me gusta innovar. Ir probando, hacer cosas diferentes. El color para mí es muy importante, te da la vida y te crea sensaciones. Somos personas con experiencias, y los colores nos afectan mucho más de lo que pensamos.
–¿Sin miedos?
–A la hora de crear, ninguno. Al contrario. Cada vez que me pongo a hacer una obra me entra muchísimo entusiasmo. Para mí la creación es vitamínica, me da energía. A la hora de ejecutar una idea que te ronda por la cabeza le tienes que dejar libertad y no pensar que la harás exactamente como la pensaste al principio. Lo bonito es vivir la transición con esa obra. Hay que dejar que la ejecución te hable, que la pieza te hable y te permita elaborar según la vas haciendo. Existe una comunicación entre el autor y su creación.
–¿Hay que innovar en el mundo del arte?
–El mundo del arte está en constante evolución, aunque no todos los artistas innovan diariamente. Hoy en día tenemos muchos soportes que antes no existían. Hay que ser valientes, lo que no quiere decir que no haya una cierta inconsciencia. Muchos son inconscientes y grandes artistas. El artista es artista por hacer cosas diferentes. La única limitación que tenemos es el material con el que trabajamos. El arte es expresión y libertad.
–Sus primeros pasos profesionales los dio en el mundo financiero. ¿No está tan alejado del artístico?
–De mis dos profesiones he aprendido mucho. En el mundo empresarial se aprende una disciplina que si eres capaz de aplicarla al arte te facilita la vida. A algunos artistas caóticos les va muy bien, pero si son organizados luego no hay que hacer esfuerzos adicionales. En mi actividad financiera he ayudado a crear empresas y a desarrollar productos, lo que es creativo. Y pintar un cuadro te da energía para pensar cómo puedes mejorar algo en una empresa. Son campos totalmente diferentes, pero complementarios.
–¿Puede elegirse ser artista?
–Algunos nacen más artistas que otros, aunque se puede aprender. A una persona muy creativa le matas la creatividad si no les das ciertas facilidades. Y a las personas poco creativas las puedes ayudar a expresarse.
–En su obra hay pintura, escultura, fotografía... ¿pero cuál es su faceta preferida?
–Ahora estoy haciendo acuarelas en el iPad y lo combino con fotografía. Lo mío es la pintura.
–Fue directora general de Radiotelevisión Española (RTVE). ¿Tiene el arte buena prensa?
–No, tiene una prensa difícil. En España hay poca cultura del arte, aunque está a nuestro alrededor constantemente. Si enseñáramos arte a los niños tendríamos mejores líderes y gente más creativa. Siempre hemos contado con buenos artistas. Las noticias de arte interesan, pero la clave está en cómo se cuentan. Si las orientamos hacia un público muy especializado y segmentado dejamos fuera a mucha gente. Pero si contamos historias bonitas y entretenidas...
–¿El arte comunica?
–Mucho. Si no comunica, algo falla. Debe hacer sentir.
–También fue diputada en el Parlamento Europeo. ¿Echa de menos la política?
–No. La vivo porque a todos nos interesa lo que está pasando, pero ya puse mi granito de arena. Yo lo consideraba un servicio público. Fue una etapa que ya pasó.
–¿Qué trato recibe el arte desde la esfera política?
–En Europa se le da muchísima importancia. En España deberíamos tomar ejemplo. El arte transmite elementos de nuestra cultura, comunica de una manera amable y fácil de entender, permite expandirse, expresarse...
–¿Y si le pregunto por el IVA cultural?
–Es un gran freno. Pensar que el 21% de la creatividad va en impuestos cuando hay tan pocas transacciones... Otra cosa es la transacción de bienes culturales de segundo mercado. Un 21% sobre entradas u obras nuevas es un porcentaje altísimo que perjudica muy seriamente tanto a las transacciones como a la propia cultura. En España es muy difícil vivir del arte, pero en otros países de Europa es posible.
–¿Cómo sería su cuadro sobre el actual escenario político?
–Es un momento grave en nuestra trayectoria de los últimos 40 años. No se están tomando suficientemente en serio las necesidades. Este impasse nos perjudica mucho. No somos un país rico como para permitirnos permanecer en «stand-by». El cuadro pictórico no sería de gran colorido ni transparencias. Más bien de grises oscuros. El gris es la indefinición.