Buscar Iniciar sesión

Álvaro de Luna, el último bandolero

El artista, a cuya piel se pegó el personaje de el Algarrobo, falleció ayer en Madrid. Tenía 83 años. Y la fuerza, intacta
larazon
  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

Creada:

Última actualización:

El artista, a cuya piel se pegó el personaje de el Algarrobo, falleció ayer en Madrid. Tenía 83 años. Y la fuerza, intacta.
Hay papeles que se adhieren al actor como una segunda piel. Les pasó a Antonio Ferrandis con Chanquete, de «Verano azul» (1981), y a Álvaro de Luna con «El Algarrobo», de «Curro Jiménez» (1976). Tal fue la popularidad de la serie del bandolero generoso de Serranía de Ronda, que tanto Sancho Gracia como Pepe Sancho fueron incapaces de superar sus papeles de Curro Jiménez y el Estudiante. El caso de Álvaro de Luna fue inesperado. Era un «especialista», el doble de acción en la películas del oeste. Trabajaba en Francia con los mejores «cascadeurs» y acabó doblando en Italia a Kirk Douglas, Tony Curtis y Anthony Quinn cuando Europa era el plató de Spaghetti Westerns hispano-franco-italo-germanos, de la mano de Dino de Laurentiis, que había hecho fortuna rodando espectaculares «péplum». Rodar con los más grandes, Stanley Kubrick («Espartaco», 1960); Sergio Leone («El coloso de Rodas» (1961) y «Por un puñado de dólares» (1964); Richard Fleisher, («Barrabás»,1961); Christian-Jaque («El tulipán negro», 1964), aunque fuera como especialista o actor sin acreditar le permitió ser el sargento Black en «Dos caraduras en Texas» (1965), y Fausto en «Megatón Ye-Ye» (1965), junto a Micky y los Tonys.
En los años 60, en paralelo al desarrollismo español, Álvaro de Luna va de «uncredited» a «uncredited», aunque también se le conocía como «henchman» (esbirro), en películas de vaqueros rodadas en Almería, con títulos tan expresivos como «Arizona Colt» (1966); «Joe, el implacable» (1966) y «Fedra West» (1968), muchas de ellas dirigidas por Romero Marchent, quien le daría la oportunidad de demostrar su valía en «Curro Jiménez» (1970). Su Algarrobo rom-pió moldes y consiguió tal popularidad que rebasó las expectativas televisivas. Una proeza que convierte a un actor desconocido en una celebridad. Alguien querido por los telespectadores y respetado por su carácter tenaz, símbolo de la España del milagro económico que superó como él su invisibilidad a base de trabajo y tesón. Ser el Algarrobo no es baladí. Consecuencia del físico del actor trató de abrirse camino en el cine internacional al tiempo que competía con actores tan guapos y apolíneos como Clint Eastwood, Franco Nero, Tomas Milian y Giuliano Gemma. Él consiguió ser el amigo del chico, su contrapunto.
Una carrera frenética
Mientras tentaba la suerte en Almería, jugándose la vida en las escenas de riesgo interpretó papeles de enjundia en espacios televisivos populares: «Primera Fila» y «Teatro de siempre», donde redondeaba al Tío Trabuco en «Don Álvaro o la fuerza del sino» (1967). Y consiguió un papel en «Los camioneros» (1973), DEMario Camus, donde coincidió con Sancho Gracia. A partir de ese momento se suceden los papeles de característico, junto a Arturo Fernández y Amelia de la Torre en «Dulce pájaro de juventud», dirigida en 1974 por Gustavo Pérez Puig en «Noches de Teatro» y en «Estudio 1» participó en 27 obras entre 1965 y 1976. Le siguió el siniestro personaje de Pedro Tournemine en la serie «Los misterios de París XV» (1976), de Eugenio Sué. Su oportunidad se la dio Rafael Romero Marchent, que trasladó el lejano oeste a la serranía de Ronda y mitificó al bandolero Curro Jiménez y su cuadrilla haciendo famosos a sus protagonistas.
Álvaro de Luna conoció la popularidad que solo concede el público al actor que encarna con autenticidad un personaje y lo trasciende. Sostenía que «el actor que se deja marcar por el personaje no es bueno». Convertido en una estrella de televisión protagonizó la serie de «La barraca» (1979), basada en la novela de Blasco Ibáñez, en la que destacó su dramática interpretación del labrador Batiste Borrull. Además bordó papeles como el de Tío Pepe en «Dulces horas» (1980), de Carlos Saura. Desde entonces trabajó sin parar en el cine y la televisión, donde se recuerda su papel en «Teo, el pelirrojo» (1986) y «Farmacia de guardia» (1992-1994). En sus últimos años colaboró en «Hospital central» (2008); «Águila Roja» (2012); «Olmos y Robles» (2015) y «Sé quien eres» (2017).
De Luna comenzó Medicina y era un asiduo de las tertulias del café Gijón. Acudía a las reuniones en casa de Fernando Fernán Gómez y Emma Cohen, junto a Manuel Aleixandre y Haro Tecglen. Él era un firme defensor de Zapatero. Un izquierdista dialogante. En 2014, a los 80 años, revalidó su talento en la versión teatral de «El hijo de la novia», broche final para un actor que coronó sus días interpretando de forma magistral al viejo marido que convive con su mujer enferma de Alzheimer.