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Ana Fernández-Villaverde: «Me ha influido la mística de Santa Teresa»

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Hace seis años revolucionaron la escena indie nacional con «Romancero», uno de los mejores debuts de la historia reciente del pop en castellano, y ahora están de vuelta con un nuevo disco en tres entregas. La Bien Querida presenta en directo las canciones de «Premeditación, Nocturnidad y Alevosía», álbum que muestra al dúo en plena forma y con un discurso renovado. Ana Fernández-Villaverde, factótum del grupo, desgrana las claves de su nuevo trabajo que presentan en Madrid dentro del ciclo SON Estrella Galicia.
–El giro electrónico que tomaron en «Ceremonia» sigue presente. ¿Ha cambiado su forma de componer?
–No, lo sigo haciendo con la guitarra acústica. Ahora tengo más recursos y hay canciones que he sacado a partir de una línea de bajo o de la letra, pero siempre parto de alguna idea escrita. Voy tomando notas y apuntes y cuando me siento a componer tiro de todo lo que guardo. Soy metódica. Una vez que tengo las canciones, melodía y letra, David se encarga de los arreglos.
–Las canciones tipo «ajuste de cuentas» ya son marca de la casa y llegan a un nuevo nivel de crudeza. En «Ojalá pudiera verte muerto» llegan a decir «quiero descuartizarte». ¿Qué tiene el desamor?
–Bueno, ahí creo que me pasé un poco (risas) y en el directo esa frase no la digo... no es necesario. Sí, claro, el desamor da mucho juego para componer, cuando has amado locamente, luego el desamor también es muy loco y se me ocurren cosas chaladas. Es una forma enferma de amar. Y además, cabe una parte de fantasía.
–En sus canciones, videoclips, portadas y fotos cultivan lo telúrico, las fuerzas oscuras de la naturaleza y el más allá. ¿De dónde proviene esa fascinación por lo oculto?
–Siempre me han interesado más los grupos siniestros que los poperos. En la pintura, igual, Friedrich, por ejemplo, del romanticismo. Las connotaciones misteriosas que evocan los bosques me inspiraban muchas cosas, por eso decidí hacer este cuadro para las portadas. Al final, aparece una figura geométrica imposible relacionada con las fantasías que nos encontramos y nos creamos en nuestro paso por la vida.
–Hablando de contrastes, ha escrito imágenes con animales, ¿de dónde surgen?
–De la mitología. La literatura mística religiosa también me ha influido mucho, como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz. Del subconsciente también, seguro. «Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero. Vivo ya fuera de mí, después que muero de amor, porque vivo en el Señor, que me quiso para sí...», este poema de Santa Teresa es fantástico, un referente del amor.
–¿Por qué han dividido el disco en tres entregas?
–Fueron un montón de ideas que fuimos uniendo y encadenando hasta llegar al conjunto. Quería hacer una obra de arte total que uniera música, pintura y cine. Cada EP tenía que tener autonomía propia, con su portada y su videoclip, y que al juntar los tres formaran un todo. Un disco, un cuadro y una película. «Premeditación» sería la introducción, sonido electropop, «Nocturnidad» el nudo, oscuro, con picos del nuevo gótico y «Alevosía» el desenlace, aires épicos.
–En su última gira apostaron por el formato electrónico y fue un éxito. ¿Siguen?
–Continuamos como trío electrónico con Frank Rudow, que nos ayuda con las programaciones y las baterías. Para esta gira llevaremos una coreografía de luces para cada canción y está quedando un directo impresionante.
–El disco que les dio a conocer, el excelente «Romancero», apostaba por un sonido pop más acústico y orgánico. ¿Descartan volver a esa fórmula? ¿Hacia dónde va el futuro de su música?
–No descarto nada en la vida. Ahora mismo mi presente está en «Premeditación, Nocturnidad y Alevosía». Cuando empecé, jamás pensé que acabaría haciendo esto ni que ¡llegaría a sacar cuatro discos! Está bien dejarse llevar y que la vida te vaya sorprendiendo con las decisiones que tomas cada día. Me angustia mucho pensar en el futuro, trato de vivir el momento, el día a día.

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