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Baile de máscaras en el Real

El sustituto de Gerard Mortier será designado hoy. Pedro Halffter asegura que Cultura le pidió un proyecto como director artístico, algo que niegan tajantemente desde el Ministerio
larazon

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Lejos de llegar las aguas a su cauce y calmarse, las del Teatro Real bajan más desbocadas. Durante el día de ayer las noticias se sucedían a ritmo de vértigo tras precipitarse la salida de Gerard Mortier. Hay quien aún lamenta que el lunes no se cortara de raíz una crisis que algunos tildan como ficticia y que otros ven como una de las más surrealistas que han amenazado al coliseo. Y ya van unas cuantas. Las voces más experimentadas llaman a la calma y hablan de dar el tiempo necesario para que las cosas sigan su curso. Con este panorama en el escenario todo apunta a que hoy se pondrá punto final cuando, una vez reunida la comisión ejecutiva (ayer también se convocó, pero no se llegó a acuerdo alguno), se nombre a Joan Matabosch como director artístico del coliseo y la noticia se comunique a los medios. Cuando ayer su inminente nombramiento se daba por hecho, entró en escena desde la distancia Pedro Halffter (pues estaba ensayando en Canarias la «Novena» de Mahler).
Su nombre estuvo desde el principio en la terna que barajaba el Ministerio de Cultura para suceder a Gerard Mortier. Junto a él, Antonio Moral, actual director del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), y quien con toda seguridad será el nuevo inquilino de la casa de la ópera, Matabosch. El director de orquesta, al frente del coso sevillano, estaba ayer bastante molesto por las informaciones que relacionaban su nombre con la dirección del Real, de ahí que decididera emitir un comunicado a última hora de la tarde en el que revelaba lo siguiente: que el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem) le encargó un proyecto artístico, que él nunca llegó a entregar, para ocupar la dirección artística del Real tras la marcha de Gerard Mortier. Se lo encargó a él y a otros profesionales. El batuta asegura que estuvo trabajando durante el verano, pero la operación finalmente quedó en barbecho. Desde su entorno, aseguran «no entender el lío que se ha formado, que no hemos querido ni propiciado en ningún momento». El comunicado arranca así: «Algunas informaciones aparecidas en los últimos días sobre mi posible candidatura a la dirección artística o musical del Teatro Real de Madrid se basan en datos erróneos, que en modo alguno responden a la realidad. Por ello deseo exponer brevemente la narrativa veraz de mi participación en el proceso de búsqueda del nuevo director/a del Teatro Real: Desde el Inaem se me sugiere la preparación de un proyecto artístico para el futuro del Teatro Real. Entiendo que ese proyecto (...) será objeto en su día de presentación, análisis y debate con el procedimiento y ante las personas que acuerde el patronato. Preparo el proyecto con la mayor ilusión, convencido, sobre la base de los logros del Teatro Real, de que hay un espacio de mejora tanto en lo que se refiere a acoger las plurales sensibilidades e intereses artísticos de nuestra sociedad, como en potenciar que ese emblemático teatro sea un espacio que, sin comprometer la calidad, esté especialmente abierto a nuestra amplia comunidad artística (...) La siguiente noticia de este proceso no procede ni del Teatro Real ni del INAEM, sino de los medios de comunicación en los que se me presenta erróneamente como asociado a una supuesta injerencia de la administración pública en la designación de quien, en su día, vaya a sustituir al actual Director Artístico. Este extremo falta enteramente a la verdad de los hechos. Lo único que he esperado ha sido la oportunidad de presentar el proyecto artístico y musical que se me animó a preparar bajo el supuesto de que en un proceso objetivado se pudieran valorar sus méritos y los de mi curriculum respecto a los de otros queridos colegas», reza el comunicado. La respuesta del Inaem fue inmediata: «Negamos tajantemente que se haya solicitado proyecto artístico alguno, ya que no es competencia de este organismo sino del Teatro Real». Así de claro y de tajante. Antes de enviar el comunicado, fuentes cercanas al batuta explicaban que «el único que no tiene intereses políticos ni de liderazgo alguno es Pedro Halffter. No tiene que pelear contra nadie. No tenemos nada que ocultar».
El poder en sus manos
Sin embargo, otras informaciones apuntan a que habría sido el propio Halffter quien presentó un ambicioso proyecto que incluía tanto el desempeño de la dirección artística como de la musical. ¿Dónde queda situado ahora el director de orquesta?, ¿Habrá que esperar a que pase la tormenta? ¿Le apeará este comunicado definitivamente de su carrera hacia el podido del Real? Desde el entorno del coso aseguran que se debe ir paso a paso: «Lo primero es el nombramiento de Joan Matabosch, y una vez que éste se produzca, ya veremos si él puede y quiere asumir las dos direcciones. Pero estaríamos hablando de una nueva y segunda etapa. Primero vamos a cerrar la primera». Desde el Ministerio de Cultura se asegura ante esta maraña de dimes y diretes que «no podemos entrar en esas competencias. Se está tratando de ensuciar un procedimiento de suyo claro y que ha de seguir sus lógicos cauces. Nosotros no hemos realizado ningún encargo a nadie porque no podemos hacerlo», son sus palabras.
Un barbero de armas tomar
Verdi podría haber sido el elegido para inaugurar la nueva temporada operística. Lástima que ya lo hiciera años atrás con «Un ballo in maschera» y que no sea uno de los títulos contemplados en la «era Mortier». A los nombres que ayer circulaban se unía de manera pintoresca uno más, el del regista Emilio Sagi, actual director del Teatro Arriaga de Bilbao y ex director artístico del coliseo. Él será quien inaugure con «El barbero de Sevilla» de Rossini (un montaje convertido ya en título de referencia en el coso; en la imagen, Juan Diego Flórez, que protagonizó las funciones), el año en curso.