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BBK, enciclopedia de baile

La undécima edición del festival arranca con un surtido de pop electrónico acompañado de lluvia fina
larazon

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La undécima edición del festival arranca con un surtido de pop electrónico acompañado de lluvia fina
Bajo un persistente y refrescante "txirimiri"miles de personas bailaban los acordes de "Love Will Tear Us Apart"interpretada por New Order. No es que la lluvia fina de Bilbao molestase en absoluto a los 33.000 asistentes a la orienta sesión del Festival BBK Live de Bilbao, sino que bien al contrario, aumentó la épica y la celebración del momento. Eran más de las dice y los de Bernard Sumner hacían cumbre en la noche.
Antes, había habido mucho y bueno. Years & Years presentaron su pop bailable, simpatía y desprejuicio. Los de Olly Alexander son una banda coreable y facilona, pero vaya si arrastran pies y manos por el aire. En el horario más juvenil hicieron cantar y bailar al ritmo de "Shine", "Desire", y especialmente de "King", con la que cerraron la fiesta. Alexander apareció en el escenario con camiseta rosa sin mangas y cinta del pelo a juego y hasta recibió hasta osos de peluche. Todo muy sentimental.
Churches son una de las bandas de moda en una modalidad de pop electrónico que más bien parecen la lectura británica de Camela. Una dúo, ella cantante y él al mando de las programaciones y sintetizadores. Sin deje flamenco y sin apostura racial (y sin leyenda de gasolinera) pero en el fondo un sonido tan básico como eso. Sin embargo, su optimismo consiguió activar aire en el arranque del jueves, también cuando Lauren Mayberry, una de las representantes de los muchos británicos que han venido como público este año al festival, pidió perdón por el resultado del referéndum del Brexit.
Fantástico fue en cambio el concierto de M-83. Anthony González no es un dechado de simpatía, pero el jueves logró conectar con el público incluso a pesar de su discutido último disco, "Junk". Pop electrónico de garantías en lo que era la tercera actuación de este estilo, y aún quedaban las estrellas de la noche, los míticos New Order hacían su aparición en un escenario abarrotado. Se respiraba un ambiente de momento especial en el escenario Heineken, y es que el pequeño descenso de la asistencia de este año no se comprende bien a la vista de la solidez del cartel artístico, pero, desde luego, tampoco se ha dejado sentir en el ambiente de en un recinto en constante agitación. Los de Manchester tuvieron varios momentos álgidos, entre ellos "Bizarre Love Triangle", mientras Bernard Sumner disfrutaba de lo que a todas luces parecía un "txakolí", por no hablar de "Blue Monday"y "Temptations".
Arcade Fire, sin embargo, han perdido mucha de su emblemática energía. Casi como si se tratase de una rutina (tan molesta como la que empieza a ser su costumbre de falta de volumen) ofrecieron su cara más "mainstream"y pocos de los saltos mortales de antaño. Sus canciones siguen siendo igual de buenas pero la interpretación está bastantes quilates empobrecida. A pesar de todo, siguen siendo mejores que la mayor parte de las bandas de hoy, pero parecen faltos de fuelle, motivación, o incómodos con su propio éxito.
Una de las mejores noticias del festival de este año es el escenario Basoa, donde se programa electrónica hasta el amanecer y las hojas de los árboles hacen de techumbre iluminada de focos de colores. También lo es Bereziak, unos conciertos en el centro de la ciudad por iniciativa de la campaña Live Your Music, de Heineken, patrocinador del evento desde hace cuatro años. Grupos como Juventud Juché o Leon Benavente pasarán por varios escenarios instalados en diferentes puntos de la capital vizcaína. Los conciertos, gratuitos, buscan llevar la experiencia de la música en directo fuera del festival y permite a los asistentes disfrutar de un grupo a pesar de los siempre incómodas contraprogramaciones. Eso sí, siempre que la lluvia respete las actuaciones y no haya que huir a refugiarse a una de las carpas de electrónica maquinera.

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