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Bebo Valdés, el piano de Cuba que murió en el frío

El músico de jazz, exiliado de la isla, fallece a los 94 años en Suecia

Bebo tocó en 2008 en el Teatro Real
Bebo tocó en 2008 en el Teatro Reallarazon

El artista cubano Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, conocido mundialmente como Bebo Valdés, ha fallecido a los 94 años de edad.

En Suecia, su país de adopción y exilio, falleció ayer a los 94 años el pianista, compositor y arreglista cubano Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, conocido para la historia como Bebo Valdés. Su dilatada carrera musical le llevó a vivir tres vidas: desde los albores del jazz afrocubano en la isla, su semiretiro por tres décadas en Estocolmo y su relanzamiento cuando contaba 76 años en el que mucho tuvieron que ver su colega y paisano Paquito D'Rivera y el cineasta español Fernando Trueba. Su mayor difusión en España se la dio el álbum «Lágrimas Negras», junto al cantaor Diego «El Cigala», que obtuvo un premio Grammy en Estados Unidos y aquí tres discos de platino. Con él se va el sabor añejo de un piano difícil de igualar; el «arte del sabor», como el título de su disco junto al contrabajista Cachao y el percusionista Patato Valdez.

Jazz afrocubano

Bebo Valdés nace en la villa de Quivicán en octubre de 1918 y da sus primeros pasos en la escena musical de la isla en la década de los cuarenta. Pronto se incorpora a una de las orquestas punteras, la del trompetista Julio Cueva, y más tarde a la de Armando Romeu, rey de las noches del célebre cabaré Tropicana. También en esos años de estancia en la isla Bebo Valdés graba las primeras «descargas» del jazz afrocubano fuera de Nueva York para el productor estadounidense Norman Granz, creador del sello Verve (y de tantos más).

Con el triunfo de la revolución cubana, Bebo Valdés coge las maletas y tras un paso fugaz por México y Estados Unidos, inicia una gira europea que le lleva hasta Estocolmo, donde recala por causa de un amor que fue para toda la vida. Se asienta, pues, en las frías tierras del Norte y el hombre que había sido verdaderamente popular en Cuba, de continua presencia radiofónica, toca regularmente en bares de hoteles de la capital sueca. Hasta 1994, a sus 76 años, cuando su compatriota el saxofonista y clarinetista Paquito D'Rivera le convence de grabar un disco para el sello alemán especializado en música latina Messidor. Llevará el título de «Bebo Rides Again» y con él empieza su tercera vida de Bebo Valdés que resulta una sucesión de éxitos.

En su película del año 2000 «Calle 54», Fernando Trueba reconstruye el reencuentro del maestro Bebo con su hijo Chucho, también pianista, y descomunal, que había permanecido en Cuba y profesaba querencia al régimen. Trueba también alentaría nuevas grabaciones como «El arte del sabor» y «Bebo de Cuba» y en una segunda película musical, «El milagro de Candeal», el pianista ocuparía el lugar central con su visita a Salvador de Bahía y el encuentro, entre otros, con Carlinhos Brown. Pero el gran bombazo se había producido en 2002 con «Lágrimas Negras», con su piano junto a la voz de Diego «El Cigala» y el contrabajo del navarro Javier Colina, de éxito mundial, en un repaso de estándares de la canción latina abierto a toda influencia.

Caballero impecable

También con Javier Colina grabó un disco a dúo, registrado en directo en el club Village Vanguard de Nueva York, que fue editado por el sello Blue Note. También grabaría en dúo, unos años después, junto a su hijo Chucho, padre, a su vez, de Chuchito Valdés, tercer eslabón de esta saga de pianistas.

Caballero de impecables modales, hacía de cada entrevista una continua catarata de anécdotas en las que recordaba mil detalles de su rica y prolongada vida. Así, podía recordar con toda exactitud en qué hotel cercano a la Gran Vía madrileña se había alojado cincuenta años atrás. Una vida plena de la que nos queda su sabor inconfundible.

«Lágrimas negras» y mucho color

Bebo Valdés tuvo varias vidas y la última en algo se la debe a «Lágrimas negras», disco en colaboración con Diego el Cigala y que produjo en 2001 Fernando Trueba. A éste le siguió el que hizo con el violinista uruguayo Federico Britos. En «Bebo de Cuba» (2004) reunió en un doble album su «Suite Cuba», que compuso en Estocolmo. Ahí aparece Paquito d'Rivera, O'Farrill, Tito Puente... Con «Bebo» (2006) da vía libre a los temas más nostálgicos de su amplísimo repertorio. En 2007 aparece la grabación de su concierto con el contrabajista Javier Colina en el Village Vanguard de Nueva York en 2005. Con su hijo Chucho produce «Juntos para siempre» (2008).