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Burning: «Cuando tocamos en Madrid yo me pongo muy raro»

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Burning presenta en La Riviera un formato de conciertos con “big band” con todo su repertorio, que además editan en un DVD, grabado en el Palacio de los Deportes de Madrid
La leyenda de Burning es imborrable. Pioneros del rock & roll en España, hablamos de un puñado de chicos de barrio que en los ochenta fueron autores de al menos una decena de temas inolvidables y una actitud que no se puede fingir. Surgidos del barrio de La Elipa (Madrid), su trayectoria está tan tocada por el malditismo como por el suficiente fracaso comercial para entrar directos al panteón de la música popular en España.
Como superviviente único del mítico grupo, Johnny Cifuentes publicó este año “Pura Sangre” bajo el nombre de la banda y recientemente apareció “Vivo y salvaje”, un DVD que recoge su concierto en el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid, testigo de que la llama sigue viva. para los que se perdieron esa noche, el grupo madrileño vuelve a actuar esta noche, 12 de diciembre, en La Riviera, dentro de una gira de gran formato que continúa en Úbeda (Jaén) y que sigue por Barcelona (6 de febrero), Sevilla (20 de febrero) y Bilbao (5 de marzo).
-La de Madrid fue una noche especial
-Muy potente. Con una buena producción y muchos invitados, porque el teléfono no paró de sonar. pero no queríamos que fuera un álbum de duetos. Se grabaron 27 canciones con 8 amigos. Otros no están, porque ya habíamos hecho directos antes con ellos. Y celebrándolo, porque el concierto es un cumpleaños para la banda, después de cuatro décadas de rock. También hemos convertido en realidad un sueño que teníamos, por saber cómo podían sonar los temas de Burning de toda la vida con metales, con coros y una banda de 12 personas en el escenario.
-Pasarían muchas cosas por su cabeza.
-Todo empieza a suceder seis meses antes cuando se plantea la idea del Palacio y el tiempo va pasando. Pero cuando queda una semana yo me voy transformando en otra persona, un tipo más raro, un antisocial que no duerme bien. Me convierto en otro personaje que vive entre el “cague” y la responsabilidad. Cuando tocamos en Madrid yo me pongo muy raro. Será porque es mi ciudad o algo. También pienso que la gente paga por pasar un trato exquisito y lo merece. Hasta que subes las escaleras y suenan los primeros acordes y te metes en una película diferente.
-La película de aquella noche se rodó un 9 de mayo, día fatídico en la historia de Burning.
-Pues tienes razón, pero no estaba preparado. Me llamaron los productores con dos fechas: una en julio y otra en mayo. Y claro, en Julio todos los madrileños hemos salido zumbando. Así que preferimos en mayo. Me dijeron que el día 9. ¿Eh, cómo? Se lo tuve que explicar, fue una cuestión de azar. Soy escéptico con esas cosas, pero será que es algo porque el día 9 para que lo sepa todo el mundo es el día que murieron, en años diferentes, Pepe Risi y Toño. Me inclino porque aquel fue un guiño de la vida o del más allá, y nos hizo sentir su presencia, nos hizo sentir a todos juntos.
-¿Cómo eran Toño y Pepe?
-Hace años que se fueron y la esencia y la huella perdurarán toda la vida. Hace tiempo que les quiero dejar en paz y quiero aclarar que se fueron antes, pero llenos de cosas. No pasaron por esta vida siendo un número ni hombres grises. Disfrutaron y comieron del pastel tan rico que es la vida como todo el mundo. Toda la tristeza del mundo pero también la alegría porque se llevaron un buen bocado.
-Con estos lanzamientos parece que ha habido un relevo generacional del seguidor de Burning.
-Yo lo he sentido. La gente joven está abierta a todos tipos de música y de estilos, pero también a la de sus padres y hermanos mayores. Muchos jóvenes comienzan por los estilos más fáciles o más cómodos y terminan en el Rythm & Blues o el Rock & Roll, que son los que hacen humanos, no máquinas. Y nuestros seguidores más veteranos enseñan a los nuevos que Burning fue de los primeros grupos en este país que lo hicieron así.
-Burning es un mito, para mucha gente ¿Se siente un mito?
-Para nada, tío. Yo soy un tipo de barrio hijo de un taxista, de Carabanchel. Un día alguien llamó a mi puerta porque los vecinos hacen un grupo y a mi me oían dar berridos en la habitación cantando canciones de los Stones. (Toca la mesa de madera tres veces, como si llamaran a la puerta) “Oye, ¿quieres ser cantante?” Y yo dije sí a la primera. No dudé un segundo. Ahí empezó todo y sigo disfrutando de lo mismo. Mi cuerpo tiembla cuando escribo un verso que funciona o me encuentro un buen acorde. Nada de mitos ni de leyendas, nada de culto, por favor, somos gente del día a día. En mi vida he dado con lo que más me gusta y estoy muy orgulloso.
-Ha mencionado a los Rolling Stones, que siguen en activo. Tampoco usted se retira.
-Dicen que soy más duro que Keith Richards. Su último disco me encantó y lo compré con emoción. Y parece ser que graban nuevo material. Puede que volvamos a tener la ocasión de verles. Es una fiesta, porque es acto religioso. Ellos sí que son nuestros dioses, tus seres queridos.
-¿Y de Burning habrá material nuevo?
-(Risas) Aprovechando la jugada... Sí. Después de “Pura Sangre”, que tuvo mucho reconocimiento, tengo ganas. Estamos grabando. Y en primavera puede que tenga trabajo terminado. Pero antes tenemos que sacar a pasear la banda para que nos vean los “burnianos” de toda España.