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Dcode contra la depresión

La cita madrileña, con todas las entradas vendidas, supera la baja de última hora de Sam Smith gracias a The Vaccines, Suede y Crystal Fighters
larazon

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La cita madrileña, con todas las entradas vendidas, supera la baja de última hora de Sam Smith gracias a The Vaccines, Suede y Crystal Fighters
Si organizas un festival para el que has vendido todas las entradas, 26.000 nada menos, y con la jornada en curso tienes que anunciar la cancelación de uno de tus cabezas de cartel, ya puedes cruzar los dedos. Así saltaron las alarmas en la quinta edición del Dcode de Madrid, cuando se conoció que Sam Smith seguiría sin debutar en la capital debido a una afección respiratoria. Su ausencia, en todo caso, no empañó el excelente balance de un evento que empieza a hacerse un hueco en las agendas emocionales de los aficionados a la música. Y no pasó nada por dos razones: la primera es que Dcode presentaba, concentrada en una sola jornada, una sólida oferta capaz de contentar a todos esos millares de asistentes. La segunda es el público de Madrid que, a pesar de sufrir olvidos y desdenes, siempre responde.
El de Sam Smith no fue el único sobresalto de la tarde, que se suponía iba a ser inaugurada por Hinds. Las madrileñas sufrieron el retraso de un vuelo previo y la organización les buscó un hueco más tarde. Ellas se justificaron con su ingenuidad característica («hemos venido folladas del aeropuerto», dijeron) y desplegaron su estilo rabioso y «amateur» en el que el sonido no es lo más importante y que les han convertido en sensación. Neuman merecen el año de gloria que han vivido tocando rock con los dientes apretados, aunque lo suyo ha sido el camino largo. Y, como no hay mal que por bien no venga, los agraciados por la baja de Smith (tampoco fue tan lamentada) fueron los mallorquines L.A., que salieron en horario estelar. Los de Luis Albert Segura fabrican grandes canciones sencillas, aunque en ese momento el público esperaba cualquier excusa para seguir bailando como lo acababan de hacer con The Vaccines, y ésa no es su especialidad. En cambio, los británicos fueron una de las grandes actuaciones de la noche gracias a una presencia escénica arrolladora.
Algo les pasa a Supersubmarina, que en directo no son capaces de plasmar la intensidad de sus canciones grabadas. Con mucho menos apocamiento que hace unos años, eso sí, los de Baeza jugaban en casa y tenían en el bolsillo al público más joven, pero no dan con la energía. Y, a pesar de todo, eran unos de los grandes reclamos para la venta de tickets junto con Izal. Mucha menos gente iba a ver a Suede, pero el Dcode de este año también jugaba a la baza de la nostalgia con los de Brett Anderson, que pasaron algo desapercibidos. El gran misterio de la noche fue la actitud de Foals. Como si quisieran huir de su propio éxito, interpretaron «My Number», su rompepistas, en segundo lugar, deliberadamente ralentizada y con notable desgana. Estrenaron «What Went Down», pero la sensación de autoboicot flotó en el aire hasta el final de su concierto. Menos mal que estaban allí Crystal Fighters cuando la noche ya era madrugada. Su concierto fue una fiesta, lanzaron cientos de balones de playa, y todos pensaban que el verano estaba empezando otra vez. Fueron más de 20 actuaciones en un solo día, y, a pesar de los sustos, todas las fibrilaciones valieron la pena.