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Dvicio: «Las discográficas no te pisan la cabeza, firmas un convenio de dos»

Andrés, Luis, Nacho, Martín y Alberto se conocen desde la infancia, pero mucho ha cambiado desde las «fotos de preescolar en las que salimos juntos».
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Andrés, Luis, Nacho, Martín y Alberto se conocen desde la infancia, pero mucho ha cambiado desde las «fotos de preescolar en las que salimos juntos». Veinte años después saltaron a la fama con «Paraíso».
El 25 de septiembre sacaron su nuevo disco, «Justo ahora y siempre», con el que están haciendo las Américas de promoción, y que en España ya ha alcanzado los primeros puestos en la lista de los más vendidos.
–Eran Tiempo Límite, ¿por qué cambiar el nombre?
–Era todo a nivel amateur. Todavía no teníamos una plataforma de promoción ni nada por el estilo. Hacíamos un par de concursillos y poco más. Somos los mismos integrantes, los temas siguen siendo propios, pero dimos el salto. Al contactar con una compañía a través de nuestro manager cambiamos el nombre. Queríamos que fuera cortito, con gancho, y estuvimos seis meses decidiendo. Después grabamos el primer single. Ahora estamos aprovechando el hueco que han dejado grupos como El Canto del loco o Pignoise.
–Alguien puede pensar que Dvicio es un nombre prepotente...
–Seguro. La gente nos dice que estamos de vicio, pero se trata de que nuestro vicio es la música. Pero siempre hay quien te critica por donde lo mire.
–En ese sentido, la colaboración con Abraham Mateo fue un riesgo porque es un artista con un cierto sector del público en su contra.
–Lo fue, sí. Y sabíamos que él hace un estilo de música enfocada más a niñas más pequeñas, de 12 años, que a nosotros se nos escapan. A día de hoy sólo nos ha reportado cosas positivas porque a mucha gente que por prejuicio critica a Abraham Mateo, cuando escuchó el tema dijo que le gustaba y que las voces combinaban muy bien.
–Parecen una «boyband» formada de manera natural.
–Se ha puesto muy de moda reunir a cinco chicos que canten y se vean y bailen bien. Pero esa tendencia pasa y vuelve a desaparecer. Nosotros no somos eso ni lo queremos ser. La gente que no nos ha escuchado puede pensar que somos una banda más de ese tipo, pero lo que nosotros transmitimos músicalmente es un mensaje de tocar en directo como un grupo que se ha formado en un garaje, que fue lo que pasó realmente. Éramos amigos y primero empezaron Nacho, con la guitarra, y Luis, que se compró una batería. Después Alberto cogió una guitarra que tenía por casa y comenzó a probar. Nos juntábamos los fines de semana. Andrés y Martín estaban en otro grupo y se unieron. Tú puedes tocar sólo pero lo que mola es formar una banda y ver cómo coge forma. En nuestro caso ocurrió sin pensarlo y con ilusión. Y si cada uno te lo contara desde su punto de vista serían todos diferentes.
–Tienen, además, la suerte de ser amigos y llevar mejor algunos aspectos que se pierden por el precio de la fama.
–La amistad compensa el tener menos contacto con la familia y poder pasar juntos los fines de semana de trabajo. Al final, como cualquier empleado que empieza, tuvimos que sacrificar cosas. Pero este es nuestro sueño y creemos que tenemos el mejor trabajo del mundo y deseamos que se acaben las vacaciones para volver.
–Han vivido en la misma casa.
–Más bien en la misma habitación, con cinco camas y las guitarras debajo. Y con un baño. Al despertarse Martín, que tiene un complejo de perrillo, pasaba por encima de los demás.
–Son un grupo pop, sin embargo, España es muy «indie».
–Es así ahora. O como decía Fito que no iba a sonar en los 40 Principales y luego sí lo hizo. El «indie» se ha convertido en un concepto de música, no de comercialización, que era de lo que se trataba, no trabajar con un sello detrás.
–Gracias a McDonald el «single» «Paraíso» fue un éxito, le deben mucho a la compañía.
–Creemos que si ellos no hubieran hecho aquel vídeo también habría funcionado la canción. Ya estaba el tema en la radio. Sí que ayudó, sobre todo a fijar nuestra imagen, que estaba centrada en Andrés porque el resto no cantamos. También fue un arma de doble filo porque luego nos costó bastante quitarnos de encima lo de «los chicos de McDonald», y eso nos lastró durante por lo menos un año hasta que salió otro «single» y tuvimos más continuidad. Eso sí, nos pusimos a hamburguesas...
–Se les considera una revolución, ¿cómo definen ese concepto desde sus experiencias?
–Nos vemos a nosotros mismos como una exposición. Hacemos algo nuevo que ha llegado a la industria, no hemos copiado nada, y la gente nos empezó a conocer hace un año y medio, y desde entonces hemos sacado cuatro nuevos temas. Nada más.
–Además, ahora que han fichado por una discográfica importante se podrán asentar.
–Y nos aporta sobre todo contactos y promoción, apoya tu proyecto y te da a conocer. A pesar de que bastante gente es antidiscográficas y multinacionales, una opinión que depende de cada experiencia, alguno puede decir que te roban y a otros, como nosotros, nadie de un sello se lo ha demostrado. Tenemos cuatro singles en radio y si no tuviéramos un respaldo empresarial detrás no tendríamos ninguno. Al fin y al cabo aceptas unas condiciones y te dan un escaparate gigante a nivel mundial. Es un convenio de dos, no te están pisando la cabeza.

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