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Eurovisión con gaita

larazon

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La quinta canción, de veintiséis. Es el puesto en el que El Sueño de Morfeo actuará esta noche en la final del Festival de Eurovisión que se celebrará en Malmoe. Una posición con pocas posibilidades de triunfo si se echa mano de las estadísticas, más teniendo en cuenta que Raquel del Rosario, David Feito y Juan Luis Suárez saltarán al escenario inmediatamente después de la polémica finesa, que cierra su canción con un beso lésbico, lo que ha propiciado, por ejemplo, que Turquía se niegue a emitir el certamen. «No nos queremos contaminar con lo que dicen de unos y otros. Preferimos la discreción y la humildad con la que trabajamos siempre», explica Del Rosario a LA RAZÓN horas antes de enfrentarse a los 120 millones de espectadores potenciales del concurso que, según todos los pronósticos, se dejarán seducir por Dinamarca, Azerbaiyán y Noruega cuando toque votar.
Un gaitero, humo, fuegos artificiales y unas lámparas que se elevan con un toque mágico de Raquel son algunas de las bazas con las que juega «Contigo hasta el final», la canción que arranca como balada pero que defiende la esencia pop-celta de «El Sueño de Morfeo». Con estos ingredientes, ¿por qué un ciudadano de Helsinki tiene que votar a España? «Nuestra canción puede atraer porque es muy progresiva, va creciendo y te va atrayendo poco a poco», detalla David.
Un año más, la candidatura «made in Spain» no acaba de arrancar en las casas de apuestas. Y si uno se deja llevar por las supersticiones, se cumplen 30 años del cero de Remedios Amaya y su barca. En los ensayos se ha visto a Raquel descalza, por lo que habrá que confiar en que esta coincidencia no se traslade a las puntuaciones. «No voy a ir del todo descalza. No me da miedo que quedemos los últimos, eso no quiere decir que seamos los peores. El hecho de que tu país haya confiado en ti ya te hace grande», apunta. «Todo puede pasar, cualquier artista de los que estamos podemos quedar bien o mal. El trabajo está hecho y alguien tiene que quedar último», deja caer Juan, que no se ha llevado hasta Suecia ningún talismán para esquivar el mal fario o para contrarrestar la ausencia de Portugal –la crisis obliga–, que nos regabalaba siempre sus «twelve points» sin miramientos.

Ahorro eurovisivo

Una semana de ensayos les ha permitido valorar cómo es en realidad Eurovisión, un espectáculo algo más austero que le costará a la televisión sueca unos 14 millones de euros, una minucia frente a los cien millones desembolsados en 2012 por el Gobierno azerí. «La mala prensa que tiene el festival en nuestro país no está justificada. Los artistas son grandes profesionales, la realización televisiva es impresionante... En definitiva, Eurovisión es muy grande», explica Raquel. «Se me ha caído el mito del ''frikismo'' eurovisivo. Cada país aporta a un gran artista. No hay más que ver a Bonnie Tyler, la voz de la intérprete francesa... O la danesa, que tiene una canción y una puesta en escena muy buenas», comenta Juan.
A pesar de ello, David, el perfeccionista del grupo, cree que todo es mejorable, al menos, en lo que a su actuación se refiere. «Hasta el último ensayo hay que estar pendientes, porque cada pequeño detalle suma. A lo mejor son chorradas casi imperceptibles, pero hay que mejorar algunos planos, cómo compactar las voces de los coros para que se escuche con más unidad...».

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