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Extraordinaria «Alcina» de DiDonato

«Alcina de Haendel». J.DiDonato, A.Cote, C.Rice, A.Christy, A.Devin, B.Johnson, W.Gielarch. The English Concert. H.Bicket, director. Auditorio Nacional. Madrid, 14 de octubre.
La Razón

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Sin duda había expectación, pero no tanta como para llenar el Auditorio Nacional, que registró una entrada de alrededor del 70-80 por ciento para uno de los mejores Haendel, como lo es «Alcina», a cargo de un plantel de reputadísimos intérpretes. Al frente de ellos estaba Harry Bicket, que planteó una lectura en la que todo estaba en su sitio, compacta, delicada y, quizá también, con un punto menor de chispa e imaginación para alcanzar el ideal. Contó con el estupendo conjunto de instrumentos originales The English Concert, del que se fueron luciendo uno a uno los primeros atriles en los muy variados acompañamientos a tantas y diferentes arias como contiene una partitura extensa. Así el chelo en el aria de Ruggero del primer acto o el primer violín en el de Morgana del segundo. El concierto tuvo una duración musical de casi tres horas y media más dos descansos. Mucho tiempo si no hubiera sido por la excelente versión ofrecida.
Joyce DiDonato es una gran artista, que no sólo posee una voz bella y bien proyectada de mezzo que puede con papeles de soprano, con total facilidad para las coloraturas, sino que a ella añade el don de la expresividad, al igual que Caterina Antonacci en su reciente recital. Alcina tenía cinco arias y sería imposible destacar una de ellas, desde la alegre «Di, cor mio» inicial a las más desesperadas «Ombre pallide, lo so, mi udite» o «Ma quando tornerai», pasando por una inolvidable «Sí, son quella». Hay pocas artistas de tal categoría. A su lado empalidece cualquiera, pero se vio rodeada de un cast homogéneo y consistente. En él habría que destacar también el Ruggero –un papel tan importante como el de Alcina– de Alice Coote, que no es exactamente una contralto pero cuyo fraseo fue loable. La mezzo Christine Rice y las dos sopranos Anna Christy y Anna Devin defendieron bien sus partes, mientras que un punto por debajo quedó el bajo Wojtek Gierlach y dos el tenor Ben Johnson. El único problema de la versión fue la falta de contraste entre las diferentes voces femeninas, al no haber una verdadera contralto y ser Alcina una mezzo y no soprano. La Ópera de Roma ha despedido coro y orquesta para dedicarse a invitar eventos como el presente, que pasará por Londres, Pamplona, Madrid, Viena, París y Nueva York. Sinceramente, escuchamos mucha más calidad musical en este concierto –45 euros€la entrada más cara– que en la mayoría de óperas de nuestros teatros y el público se dio perfecta cuenta con sus entusiastas ovaciones.