Fito Cabrales: «Tocar en directo te expone, sientes el terror»
A sus 51 cumplidos, gira con los Fitipaldis por 20 ciudades españolas. Con mujer, hija y triciclo, otras maneras de vivir el rock.
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A sus 51 cumplidos, gira con los Fitipaldis por 20 ciudades españolas. Con mujer, hija y triciclo, otras maneras de vivir el rock.
Fito habla de su pasado con sentido del humor, y eso que se asomó al abismo. Seguramente por eso lo hace el menudo cantante bilbaíno. «En este oficio hay dos caras: la que expones y la que escondes. Y es atractivo a veces ser un ermitaño y no querer salir para escribir. Lo que ya te digo que no es bueno prolongarlo demasiado tiempo, ¿eh? Eso por propia experiencia te aseguro que mejor que no...», comenta al respecto de alguna de sus crisis. Hoy, Fito tiene el equilibrio entre el rock y la familia, entre el ermitaño y el nómada. Su gira llega, entre otras ciudades, a Barcelona (hoy y mañana), Valladolid (18), Pamplona (19), Granada (25), Málaga (26), Córdoba (1 de junio), Madrid (2), Valencia (16), Badajoz (22), Sevilla (23), Madrid de nuevo (25 y 26) y Londres, en el Royal Albert Hall (16 de septiembre).
–¿Está en un buen momento vital?
–Los rockeros con el tiempo nos vamos partiendo, pero todos los días me autoconvenzo de que sí. Me dedico a pensar que es una maravilla tener la oportunidad de seguir. Que no hay que perder la perspectiva ni acomodarse ni nada porque no siempre ha habido buenos tiempos.
–¿Con qué soñaba cuando empezó a hacer música?
–Es que ni te cabe en la cabeza, no sabes ni que existe una vida de músico. La noción de éxito que tenía era la de tocar en un bar en mi pueblo y llenarlo. Pero ni se te ocurre grabar discos y hacer giras durante años. No te lo puedes ni imaginar.
–¿Ahora da por sentado al público o le da miedo sacar un disco o una gira y que no vaya nadie?
–(Risas). Pues no le tengo tanto miedo a eso, sino a incrementar el pánico escénico. Tocar en directo, que es el motor de la música, te expone y sientes el terror. Muchas veces siento, cuando voy a empezar un concierto, que si viera pasar un autobús que tirase para mi casa, lo cogía.
–No me diga que le tiemblan las rodillas.
–Jo, las rodilas lo primero y luego lo demás. Mira, pero que no es extraordinario. Hace poco estaba con Leiva en el camerino para salir a tocar con Rulo de invitados y dijo: «Está bien esto de sentir el respeto». Pero en realidad tambien lo puedes llamar «cague» y no pasa nada. Lo que estaría bien es que no fuera acrecentándose esto. Pero tiene que ser así, porque si no, tendríamos que hacer otra cosa. Cuando oyes un pabellón gritar...
–¿No disfruta las giras? Hace ahora 20 ciudades, 20 años.
–En esta lo tengo fácil, porque el equipo es una familia y es como irnos de fin de semana juntos. Y aparte es que esta vez estoy yendo con mi mujer y con mi hija pequeña. Y así es más fácil lo de salir de casa, que estar tanto tiempo fuera con la edad es cada vez peor. Con la familia es más llevadero y ves a la niña correr con el triciclo por el escenario.
–Le van a quedar a ella buenos recuerdos.
–Sí, la putada es que luego querrá ir a Disneylandia. Pero ¿qué Disneylandia? Si ya ha estado en una gira de 80 tíos... ¡es la más mimada del mundo! Es maravilloso.
–El rock tiene muchos clichés. Usted ha roto algunos.
–Es que la forma de entender el rock en España no ha sido fácil. Yo tengo 51 años y para mis padres mismo fue difícil de entender que me quisiera dedicar a tocar la guitarra y cantar. Es una profesión, pero hay clichés. Y se están rompiendo y normalizando. Eso de los tatuajes y la leyenda tiene un día a día y creo que es muy positivo que mi hija vaya a una gira. En muchos ámbitos las cosas tienen que cambiar. Es la cultura que nos apasiona y creo que es lo mejor que podemos hacer por ella.
–Llevar a la familia.
–Claro, es que quiero compartir con ellos lo mejor que me pasa.
–¿De qué está orgulloso?
–El orgullo es una sensación rara. En todo caso, de haber ayudado a alguien con una canción co mo me ayudaron a mí.
–Se lo habrán dicho.
–Claro. Hoy en día los conciertos son algo más que ir a verlos. Hay que hacer un gasto, la gente se coge días libres o se va de fin de semana a otra ciudad. Muchos viajan y quedan en cuadrilla. Son la excusa para otra cosa más importante: estar juntos.
–Cierra en el Albert Hall.
–(risas) Cuando estuve viendo a Eric Clapton ni soñé que eso podía pasar algún día.