Jamie Cullum: «He madurado, pero me gusta ser un irresponsable»
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Estamos en un hotel cinco estrellas de Madrid. Jamie Cullum lleva cuatro días levantándose de madrugada para subirse a aviones y actuando en galas y programas de televisión hasta las tantas. El personal de la discográfica está agotado, y eso que mañana no tiene que irse a París a las siete de la mañana. Cullum, sí. Entra en la habitación. Es menudo, está despeinado, y bromea con la alergia que le tiene a la «promo» de su nuevo disco, «Momentum» (Universal), que presenta en el Starlite Festival de Marbella (27 de julio), Gerona (28 de julio) y, tras el verano, en Madrid (27 de noviembre) y Barcelona (28).
-He leído que es un disco sobre madurar. ¿Ha hecho una reflexión sobre su vida escribiendo?
-Me he puesto a mí mismo bajo el foco, porque trata de eso, de tener nuevas responsabilidades, y de qué cosas en realidad significan algo. Porque me pasé mis década de los veinte huyendo de lo que podría importar algo y preocupándome de buscar otra fiesta, porque no estaba preparado para las cosas importantes. Ahora he aceptado responsabilidades, como tener un hijo. Así que se trata de hacer un equilibrio entre la persona que tienes que ser y lo que me gusta ser: un irresponsable.
-¿Ha encontrado más cosas para estar orgulloso o para arrepentirse?
-Creo que para estar orgulloso, y eso que los arrepentimientos son un subtítulo de las cosas que has aprendido y que te hacen quien eres. Las malas experiencias te siguen y te moldean como persona. Hay muchas cosas de las que me arrepiento y en este álbum he utilizado un nivel de honestidad emocional al que nunca antes me había acercado.
-Como decía antes, usted tuvo éxito muy joven, con apenas 20 años, ¿eso ha influido para que necesitase hacer un álbum de recapitulación?
-En realidad nunca escucho mis discos anteriores y no es sólo que haya madurado, es que soy otra persona. ¿Te acuerdas de cómo eras con 20?
-No, la verdad.
-A eso me refiero, que no sé cómo era ni quién era esa persona. Así que no es que ahora sea maduro, es que soy completamente diferente. Siempre me he sentido en el proceso de estar a punto de convertirme en alguien. Así que llegué a pensar que nunca me convertiría en nada.
-¿Así que la canción del disco «When I Get Famous» no es autobiográfica?
-Bueno... te dejo que lo decidas tú. Veamos... Siempre he sido ignorado por las chicas en la escuela, de eso no hay duda, así que... podría encajar. Lo de ser famoso... no exactamente. Sí que soñaba con ser alguien, pero creo que me conformaba con ser un buen jugador de fútbol. El concepto que tenía de la fama es como algo que todo el mundo quiere, pero nadie sabe en qué consiste ni si vale la pena. Me gustaba mucho la idea de ese chico que le canta «jódete» a la chica que no le quiso besar y que, ahora que es famoso, le gustaría.
-Éste es el disco en el que ha escrito más canciones, ¿se hace más fácil?
-No. Odio el momento de escribir. Camino en círculos sintiéndome enfadado conmigo mismo porque lo que hago no es suficientemente bueno. Escribir tiene que ver con mantener la autoestima.
-¿Qué dice si le preguntan si toca jazz?
-Pues que es cierto que mucho de lo que hay dentro de mí viene del jazz. Pero empecé haciendo heavy metal, y luego pop, y hip hop y grunge. No llegué al jazz hasta más tarde y siempre me ha parecido pretencioso decir que hago jazz.
-Lo que se puede decir es que se ha convertido en mejor cantante.
-De verdad te lo agradezco. ¿Sabes? A veces es terrible si te dicen: «Hey, me encantó tu primer disco». Porque piensas: «Joder, ¡he hecho otros diez después!». Y esa frescura nunca la puedes recuperar.