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Javier Martí: «La música clásica se podría bailar como el pop»

Presidente de la Fundación Excelentia. En la cuarta edición del Concierto de Año Nuevo en el Teatro Real se escucharán los valses más famosos de la familia Strauss.
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Será el 1 de enero, a las 20 horas, en el Teatro Real. Con el sonido de las doce campanadas todavía rimbombando en los oídos, muchos digerirán la última cena de 2016 en el Concierto de Año Nuevo. No habrá uvas, pero sí champán. Y más allá de los valses más famosos de la familia Strauss, la cuarta edición de esta cita referente para los amantes de la música clásica contará con un gran coro de ópera que interpretará algunas de las más célebres piezas de la historia musical. «El concierto resultará mucho más entretenido», asegura Javier Martí, presidente de la Fundación Excelentia, quien sueña con seguir celebrándolo durante muchos años más.
–¿Año nuevo, vida nueva?
–Siempre se intenta mejorar todo lo posible y hay mucho que corregir. El final del año suele aprovecharse para hacer nuevos propósitos y empezar con buen pie. Luego se va descafeinando según pasa el año, pero para eso llega el siguiente (risas).
–Pida un deseo.
–Continuar haciendo este concierto muchos años más.
–¿Cuál será la campanada del concierto del domingo?
–Además de los valses de Strauss, la guinda será nuestro coro de diez voces que interpretará grandes coros de ópera como «La Traviata» o «Nabucco».
–¿Habrá champán?
–Por supuesto.
–¿Y por qué deberíamos brindar?
–Lo primero, por haber vivido este año. Pero también por las esperanzas e ilusiones.
–¿Es el Teatro Real un buen lugar para comenzar el año?
–El mejor. Se trata de una institución cultural muy valorada y de una belleza increíble, en el centro de Madrid.
–¿Con música clásica?
–Sí, claro. Hay pocos días al año en los que un concierto de música clásica tenga tantos espectadores. Hay que aprovecharlo e incentivarlo.
–¿Nunca pasará de moda?
–La buena música nunca pasa de moda, pasen los años que pasen.
–¿Puede la música clásica ser moderna?
–Desde luego. Todo depende de quien la escuche.
–¿Cuándo una música empieza a ser clásica?
–(Piensa) La música popular es la expresión musical de un pueblo a través de sucesivas generaciones. La clásica es la ciencia musical llevada a su máxima expresión y se encuentra en constante evolución estética. Mira de forma detallada el tempo, la métrica, el ritmo... Es más sofisticada y tiene una compleja instrumentación. La popular, en cambio, va más hacia la improvisación. Pero la línea de distinción resulta estrecha. A veces la popular es clásica, y viceversa.
–Muchos empezarán el año bailando en festivales de techno...
–Eso va por gustos. No me parece mal, aunque yo prefiero empezarlo con un buen concierto de música clásica.
–A los jóvenes les parece aburrida.
–Eso es cierto. Pero la música clásica puede resultar apasionante, en función de cómo se enseñe y de la formación que tenga esa persona.
–¿Oímos mucha incultura?
–La verdad es que sí. Y la clave está en la formación. Cuanto más formada esté la gente, mayor será la calidad.
–¿Existe un déficit en educación musical?
–Sí. Desde el colegio la música ha estado relegada a un segundo plano y eso la ha hecho aburrida. Esa falta de conocimiento no ha generado el público necesario para que en el futuro la gente siga acudiendo a los conciertos.
–Pues encontrar entradas para el Auditorio o para el Teatro Real puede resultar misión imposible...
–Depende del concierto. Es verdad que en grandes ciudades como Madrid la oferta cultural de música clásica resulta impresionante. Es una de las mejores del mundo. Aun así, hay poca demanda en comparación con otros grandes megaconciertos de pop, que pueden reunir a miles y miles de personas.
–¿Es necesario entender de música clásica para disfrutar?
–Se puede ir por primera vez a un concierto de música clásica y emocionarse mucho más que un asiduo.
–¿Resulta sencillo saber de este género?
–Es como todo. Requiere estudio e inquietud por investigar en las distintas corrientes, épocas, compositores...
–¿Qué silencia la música clásica?
–El mal humor, las guerras... La música clásica nos hace mejores personas.
–¿Cuál es su lenguaje para que todo el mundo la comprenda?
–Precisamente no hace falta explicarlo. Cada uno debe escucharlo y entenderlo como le llegue. La música es el lenguaje universal.
–¿Por qué no se baila?
–Se podría bailar.
–¿Cómo?
–Como cualquier otra melodía de música pop. Es más, hay mucho pop que usa grandes melodías conocidas de clásica. Por ejemplo, de Bach.
–¿Qué escucha en el coche?
–Sobre todo, música sinfónica del siglo XIX. Beethoven, Schumann... Pero también escucho canciones actuales que emiten en la radio.
–¿No cree que algunas de esas canciones estropean el silencio?
–(Piensa) En realidad, tampoco está mal que a veces se estropee. Hay que saber cuándo estar en silencio y cuándo escuchar .
–Tras el fenómeno de James Rhodes, ¿para tener éxito en la música hay que contar las desgracias?
–No necesariamente. Lo importante para llegar lejos y lograr frutos inesperados es ser un buen profesional. También es fundamental respetar la partitura, estudiar, trabajar... Y, claro, tener talento.
–¿Qué diferencia este concierto del de Viena?
–En ediciones anteriores hemos escuchado a grandes tenores y sopranos, o piezas muy virtuosas de violín y orquesta. Este año tendremos un gran coro. Para ser humildes, Viena es Viena, con toda su gran tradición. Pero en Madrid, con el entorno del teatro y la calidad de músicas y directores, estamos muy orgullosos.
–¿Por qué los directores son casi siempre extranjeros?
–Tenemos grandes maestros españoles, que incluso destacan a nivel internacional. Es cierto que deberíamos apoyarles más.

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