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Javiera Mena, pop de amor cósmico

La chilena, una de los nuevos exponentes del pop de Hispanoamérica, presenta en España «Otra era», un disco electrónico pensado para bailar
larazon

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El concepto del disco es la canción romántica versión 2015. Si uno lee las letras por separado, las canciones de «Otra era», el nuevo disco de Javiera Mena, bien podrían ser un vallenato o un bolero, pero una vez se hacen girar las pistas del álbum, con su rotunda apariencia electrónica, ya no hay duda: estamos ante el pop de amor cósmico versión siglo XXI. «Es romántico, sí. No me molesta que se diga, porque es exactamente lo que buscaba: canciones de amor pero pasadas por mil filtros hasta que ya no las reconoces, aunque en el fondo mantienen una estructura clásica», dice la artista, que presenta el disco mañana en el MBC Festival (Sagunto, Valencia), y después en Madrid (9 de abril, acompañada de BFlecha) y Barcelona (15).
«En el pasado, la canción romántica se ha explotado hasta la saciedad, pero no me importa. El amor es un enorme misterio, es la experiencia más fuerte que vivimos los seres humanos y por lo tanto constituye un tema universal que, líricamente, no está resuelto. Pero hay que buscar ángulos diferentes para hablar de él, eso es evidente. Yo llamé al disco ‘‘Otra era’’ por esa razón, por darle la apariencia al amor de ser una especie de viaje épico como algunas películas que veíamos los de nuestra generación de niños. Estoy pensando en ‘‘Star Wars’’, en ‘‘La historia interminable’’, o incluso en ‘‘El Mago de Oz’’, y el ‘‘anime’’. Y por eso en las canciones, a la hora de escribirlas, he introducido una espada, hablo de joyas, de un pegaso, o de derribar murallas, de fuerzas que te arrastran...», explica la artista, una de los grandes exponentes de la renovación de sonidos que viene de Hispanoamérica.
Lo mundano de la discoteca
«Todas las grandes historias de amor son casi como un viaje en el que hay que superar obstáculos hasta conseguirlo... o no. Ésa es una de las bases de la narrativa occidental y yo quería hacer referencia a eso». En este cuento, la protagonista, la heroína, es Javiera. «Por eso me gusta cómo ha quedado la portada (en la que aparece caracterizada como en la imagen), en la que parezco como una especie de estatua. Esa apariencia futurista y hierática. Me gusta jugar con personajes». Hay un lado muy emocional en el disco, pero hay otro mucho más físico, porque el álbum apela claramente a mover los pies con temas como «Esa fuerza» y «Los olores de tu alma». «Desde luego que tiene una vocación de hacer bailar. El ritmo te aterriza en lo mundano, que es una discoteca, mientras las letras te hacen pensar en un mundo lejano y futurista. Así que tenemos de un lado las ideas y de otro la gente que te rodea mientras lo estás escuchando, ya sea en el concierto o en un ‘‘after’’. Y creo que la suma de experiencias es algo poderoso». Javiera Mena es una melómana empedernida y cuenta entre sus refrerencias tanto a Alaska y a Mecano como a Debussy. «Y también escucho mucha música ‘‘ambient’’, electrónica que jamás pondrían en la radio. Y la música clásica es otra de mis pasiones. No sé si es porque, al vivir en Chile, que tiene uno de los mejores cielos para mirar estrellas y planetas, me gusten los tipos de música que te empujan a mirar hacia arriba. Aquí tenemos una atmósfera seca y despejada que es perfecta para eso», explica, aunque en su caso la afición no pase de los «documentales y libros de divulgación. Hay autores muy buenos que te hacen comprender, careciendo de conocimientos matemáticos completamente, como es mi caso, las distancias enormes que hay allí afuera».
En el último trabajo, Mena ha contado con la colaboración de El Guincho, el músico canario que también combina la electrónica con la estética cálida de los ritmos latinos y con el que se ha entendido a la perfección. Parece que, al contrario que otros compatriotas jóvenes como Gepe o Fernando Milagros, esta artista no bebe tanto del abundante folclore chileno. «Escucho mucha música chilena. Me he criado con ella y con los bailes tradicionales. Violeta Parra es muy importante para mí, es la madre. Hizo una investigación en el folclore muy importante y muy trascendental para el país. Y te digo una cosa: puedes tocar mis canciones con guitarra como si fuera una tonada y te van a sonar como si fueran tradicionales», asegura claramente de farol. Mena publica su disco más discotequero coincidiendo con su momento más «tranqui», según sus palabras. «Tuve una época más de adolescente, pero ahora por trabajo necesito de buena salud. Cambios de horario, vuelos largos, actuar de noche... es necesario tener el cuerpo conectado y la mente lúcida. Aunque las canciones que hayas hecho luego se pongan cuando ya ha salido el sol y alguno no se ha acostado todavía».

Un disco para hacer atletismo

«Desde hace ocho años, salgo a correr. Necesito entrenar, todos los días que puedo. Me aficioné porque sólo necesitas unas zapatillas y le fue cogiendo el gusto. Incluso me he preparado medias maratones y, cuando estoy un tiempo sin salir a correr, empieza a dolerme la espalda y los músculos, me encuentro rara», confiesa Javiera Mena. «Cuando estoy de gira es un poco más complicado, pero mientras grababa el disco, me llevaba las mezclas y las demos de las canciones para escucharlas por los auriculares mientras entrenaba. Tomé muchas decisiones corriendo, porque en ese momento me daba cuenta realmente de si me gustaban o no los temas que iba teniendo», señala. «Cuando corro, si la música me da energía, es que esa canción funciona. Así que en ese momento me daba cuenta de las cosas que le podían faltar, completaba las canciones en el momento del esfuerzo. Por eso tienen un lado físico y otro espiritual, porque correr es un deporte que te exige pero al mismo tiempo te devuelve espacios para meditar moviéndote», explica la artista sobre «Otra era».
- Dónde: Ocho y Medio. Calle Barceló, 11. Madrid.
- Cuándo: 9 de abril, 21:00 horas.
- Cuánto: 13 euros.

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