Joe Cocker, al final del túnel
El carismático artista fallece a los 70 años en Colorado tras una vida cargada de éxitos y excesos
Tenía 70 años, no muchos, aunque ha durado más que otros de sus contemporáneos, con vidas igual de excesivas. El cine lo hizo triunfar en su última etapa gracias a temas como el de «Nueve semanas y media»
Joe Cocker falleció ayer a los 70 años en su casa de Colorado tras perder su batalla contra el cáncer de pulmón, según confirmó a la BBC su agente, Barrie Marshall. «Era simplemente único, será imposible llenar el vacío que deja en nuestros corazones», afirmó su representante. Atrás queda una vida llena de excesos y éxitos. Más de cuatro décadas de carrera consagradas al blues, el rock, el pop y demás estilos, pues a todos los registros se adaptaba su prodigiosa y emotiva garganta. Nacido en Sheffield el 20 de mayo de 1944, pasa a la historia como uno de los grandes vocalistas ingleses, un hombre que desde los 14 años comenzó a vivir la vida de un «rocker». Avengers, Big Blues y The Grease VBand fueron algunos de sus primeros grupos. Tuvo que esperar a noviembre de 1968 para llamar la atención de público y crítica. Lo hizo con la publicación del sencillo «With a Little help from my Friends», un tema amable de los Beatles, y cantado por Ringo Starr, que convirtió en un desesperado grito pasional. El siguiente verano fue el de su consagración definitiva con su actuación en el Festival de Woodstock. Cerró su breve set de cinco temas con la versión de esta canción y su interpretación se convirtió en uno de los grandes símbolos del evento. Era impresionante ver a Cocker sufriendo espasmos en el escenario mientras rompía sus cuerdas vocales. Para entonces, su disco, titulado como el tema de los Beatles, era un éxito en Gran Bretaña y se beneficiaba de un sensacional elenco de músicos, con Jimmy Page y Steve Winwood a la cabeza.
Puro descontrol
Con los ecos todavía vivos de su exhibición en Woodstock, publicó en octubre su segundo álbum, «Joe Cocker!», que fue el de su consagración definitiva con otra magnífica recreación de un tema menor de los Beatles, «She Came in Through the Bathroom Window». Su gira de 1970 fue escandalosa, en el más amplio sentido de la palabra, y quedó reflejado en otro monumento de disco, «Mad Dogs & Englishment», una obra que probablemente recoja la esencia de lo mejor de su arte. Cocker era puro descontrol. Su arte se beneficiaba de ello en escena, donde se presentaba como un huracán. Casi se le podía ver llorar en algunas de sus interpretaciones. Pero los excesos también los prolongaba fuera del escenario, entregado a una carrera desesperada por convertirse en el mayor bebedor del universo. A veces parecía muy cerca de lograrlo. Esa adicción probablemente se llevó parte de lo mejor de su talento.
Salió de ello y, como tantos otros compañeros del mismo viaje, perdió parte de su tensión emocional por el camino. Además, le costó encontrar productores que le asesoraran bien en la facturación de discos a la altura de su talento, puesto que él pocas veces elegía bien.
Sin embargo –y de nuevo aparece aquí una situación recurrente–, su alejamiento de la autenticidad llevó aparejado un espectacular éxito comercial. Así, obtuvo sendos bombazos con canciones para películas con «Up Where we Belong» («Oficial y caballero»), un dueto junto a Jennifer Warnes, y «You can Leave Your Hat On» («Nueve semanas y media»). Además, «Unchain My Heart» –bien cantada, pero muy mal instrumentada– fue un «single» de tremendo éxito. En el final de los años 80, Cocker estaba en la cresta de la ola. Quién se lo iba a decir.
Lo que vino después fue lo que ya se supone: giras a la altura de sus «singles» y con un público por lo general poco exigente. Cocker se ganó un «semirretiro» dorado. El final de su carrera fue tan interesante como alejado de la comercialidad, con la grabación de discos con gusto y sin otras pretensiones que justificar unos cuantos conciertos y sus ganas de cantar. A lo largo de su trayectoria artística, Cocker publicó 40 álbumes, obtuvo un Grammy por «Up Where We Belong» y recibió el reconocimiento de la Excelentísima Orden del Imperio Británico en 2007 por su contribución a la música. El pasado año se embarcó en una celebrada gira europea que tuvo su final en el Hammersmith Apollo de Londres, donde ofreció el que ya es su último concierto.
Con Cocker se va un artista de voz prodigiosa que encontró su cima creativa en sus primeros años de carrera y su cénit comercial en los 80, agarrado a la fórmula FM y las películas. El tiempo le recordará como un cantante de voz singular y tremendamente pasional, capaz de tocar la fibra del amante del blues y las baladas.
Cinco grandes de un grande
por Enrique Peñas
- «With a Little Help From My Friends» (1969)
Pocos discos han mezclado lo negro y lo blanco de la música como este primer trabajo del cantante, que contó además con unos cuantos invitados de lujo (Tony Visconti, Jimmy Page o Steve Winwood). Recordado por la versión del «With a Little Help From My Friends» de los Beatles, este soberbio álbum de rock, soul y blues incluye también reinterpretaciones de Dylan y brillantes temas propios como «Marjorine».
- «Joe Cocker!» (1969)
Si su debut se había convertido de inmediato en un clásico del soul blanco, el productor Leon Russell aporta nuevos matices a la carrera del intérprete. De fondo permanece el pub-rock de sus inicios, aunque pesa más la sobriedad y elegancia con que recoge el guante pop de Beatles en canciones como «Something». El álbum contiene también uno de los mayores éxitos de su carrera, «Delta Lady».
- «Mad Dogs & Englishmen» (1970)
Ya había triunfado en Woodstock, pero con este doble álbum en vivo, grabado en el Fillmore de Nueva York, la poderosa garganta de Joe Cocker despegó definitivamente. Coros femeninos, varias baterías, sección de vientos, una banda de primer nivel y, sobre todo, un enorme repertorio en el que no faltan clásicos de los Rolling Stones, Leonard Cohen, Otis Redding y The Coasters. Uno de los grandes directos de la historia del rock.
- «Sheffield Steel» (1982)
Tras unos cuantos trabajos sin demasiada historia, Cocker entrega este disco en el que aparece acompañado por The Compass Point All-Stars, banda que lleva los temas a un terreno en el que Robert Palmer se habría sentido tremendamente cómodo. Entre las apropiaciones marca de la casa destacan «Seven Days», de Bob Dylan, o «Marie», de Randy Newman, anticipando el éxito que años más tarde lograría con «You Can Leave Your Hat On».
- «Heart & Soul» (2004)
Si por algo se caracterizó en su carrera es por su capacidad para hacer suyos temas ajenos. En esta entrega, la más notable de su última etapa, lo hace de principio a fin, tan efectivo en sus versiones de Marvin Gaye, James Taylor o Lennon como en las aproximaciones a clásicos contemporáneos de U2 y REM. Entre los músicos invitados destacan Clapton y Jeff Beck.