Kiko Veneno y las nuevas sensaciones

«¿Por qué salen las canciones? Vaya usted a saber. Yo no me censuro, no me critico, no discuto conmigo mismo. Creo que ése es un principio básico, respetar la magia», reflexiona Kiko Veneno sobre su nuevo disco, flor del embrión de unas maquetas que «ya desde el principio vi un poco raras». En vez de desechar el fruto por no ser de escaparate, buscó un productor que «acentuase esas rarezas». Y junto a Raúl Fernández «Refree» le han dado una forma redonda perfecta a «Sensación térmica» (Warner), un álbum que se presenta como la prueba más experimental del artista de Figueres (Girona) pero que nadie se asuste, con el aire popular que es la seña del padre del «Lobo López».

«Yo no me cierro a ningún género. No me importaría hacer un disco de electrónica de baile. Aunque es verdad que le quitaría ese punto militar que tienen algunas canciones que yo creo que puede venir de la Guerra del Golfo», dice Kiko Veneno, que recibió en 2012 el Premio Nacional de Músicas Actuales. «Lo que ocurre es que uno compone con esa magia de la que hablábamos y claro, también teniendo en cuenta mis propias limitaciones y carencias –sigue el músico–. Y por supuesto, del respaldo oportuno. Si ha llegado ahora Warner a apoyarme pues es cuando he podido hacer un disco como éste». Refree ha conseguido «que el sonido se convierta ya en arreglo. Creo que ha logrado hacer paisajes, darle mucha visualidad a las canciones», algo que, curiosamente, coincide con el momento de escritura menos metafórica del artista. «Creo que al utilizar muchas frases corrientes he conseguido acercar la letra al oyente», explica.

Aunque por la escritura de Veneno ya se entregan premios, en temas como «Mala suerte» o «Babú» prefiere un estilo más directo. «Son canciones que hablan de los lazos de soledad. De la ruptura de comunidades e individuos, y de una sociedad cada vez más cobarde, hipócrita y que asume menos su propia responsabilidad», asegura. «Todo es falso, por eso el título del disco. ''Sensación térmica'' es algo que se dice ahora. Cuando era niño, se decía frío o calor. Las sensaciones que nos invaden sustituyen a lo real y todo se vuelve relativo», apunta. Y en ese juego, la cultura «ha pasado a ser lo que hacen los jóvenes para expresar sus inquietudes. Es lo más interesante. Porque antes, siglos atrás, los palacios necesitaban a Mozart para darse cierta exquisitez y refinamiento. Hoy, la forma que elige el poder es la de Bruce Willis». Contra ese mensaje, su lírica popular contesta: «Es fácil pasar del arte a quemarte. / Los planetas están todos bien si puedo abrazarte».

Es el productor más deseado desde hace un tiempo. Raúl Fernández ha trabajado con artistas tan distintos como Christina Rosenvinge, Nacho Umbert, La Mala Rodríguez, Nacho Vegas o Sílvia Pérez Cruz. Por algo será.