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Los archivos de Pérez de Arteaga

La Razón

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Brindo este título como homenaje a la excelente idea de Radio Clásica de recuperar archivos pertenecientes al «Mundo de la fonografía» que comandó nuestro querido compañero José Luis Pérez de Arteag
Brindo este título como homenaje a la excelente idea de Radio Clásica de recuperar archivos pertenecientes al «Mundo de la fonografía» que comandó nuestro querido compañero José Luis Pérez de Arteaga. Sin embargo voy más allá de la nostalgia.
El rey de Suecia entrega cada tres años el Premio Birgit Nilsson dotado, nada menos, que con un millón de dólares. La gran soprano wagneriana dejó una parte de su fortuna apartada para este premio e incluso estableció el destinatario del primero de la serie. Se trata evidentemente de un legado excepcional, pero en nuestra sociedad hay otros, más pequeños en su cuantía, a los que estarían dispuestas muchas personas si la tramitación fuese más accesible.
Recuerdo un amigo fallecido, Manuel Gomis, cuya familia quiso donar a la Complutetense, de la que fue profesor, una impresionante colección de libros y más de 45.000 CD. Era un propósito muy loable, sólo solicitándose a cambio que la Universidad resolviese los problemas legales y fiscales, se comprometiese a catalogar la colección y a mantenerla reunida. Naturalmente ello suponía una inversión en tiempo y dinero: el trasporte, asignar el espacio, dedicar un personal a la catalogación, etc. Fue imposible, la Universidad dejó pasar la oportunidad, la familia se aburrió y la colección acabó, afortunadamente, en la Diputación de Valencia. En el mundo de la crítica musical y la musicología existe un gran problema de espacio para almacenar todo el material que vamos acumulando.
Arturo Reverter ha escriturado ante notario la donación de su colección al Orfeón Donostiarra. Conocí las colecciones de Antonio Fernández Cid y Enrique Franco, de un valor económico y sobre todo testimonial impresionante. Ignoro dónde fueron a parar sendas librerías y fonotecas, pero me consta la frecuencia con la que acaban en el Rastro, vendidas por lotes, al peso o dispersas. Mucho tienen que ver en ello los mezquinos intereses económicos de los familiares. No es el caso de los deseos de Almudena Maectu, viuda de José Luis. Él mismo se adelantó traspasando sus vinilos y cintas a la Escuela Reina Sofía y ella desea poder traspasar el resto a las manos apropiadas, aunque una parte haya de ir a una biblioteca y otra a una fonoteca. El caso es que el mundo pueda disfrutarlos. Sin embargo son numerosas las dificultades para que sus deseos sean realidad. Se requiere la comprensión del valor que posee la colección, una coordinación, la solución a las cuestiones legales y fiscales, y quien más capacitado está para es la Secretaría de Estado de Cultura, a la que Almudena quiere solicitar apoyo. Esperemos que Fernando Benzo, que está demostrando una talla poco frecuente en ese ministerio, se muestre receptivo.