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Manolo Tena: «Pido al futuro disfrutar tanto como he sufrido»

El músico regresa tras ocho años, con un nuevo disco, «Casualidades», y un documental en el que narra su descenso al infierno de las adicciones.
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El músico regresa tras ocho años, con un nuevo disco, «Casualidades», y un documental en el que narra su descenso al infierno de las adicciones.
A Manolo Tena (Madrid, 1951) le lanzaron un salvavidas cuando le quedaban pocas fuerzas para seguir nadando. En 1992, con «Sangre española», Tena vendió un millón de discos de los que no vio un duro, pero aquel trabajo catapultó su carrera musical, y también la personal, un loco sprint hacia ninguna parte. Se enganchó y dejó la heroína, siguió publicando discos y se siguió enganchando a otras cosas, hasta volverlas a dejar, con la cuenta en rojo y seis de las siete vidas gastadas en el último recuento, el de 2015. Su hermano, Rafa Tena (productor de «La Voz Kids»), es quien le ha arrojado un postrero flotador: él ha producido «Casualidades», un trabajo musical que Manolo Tena presentará en Bilbao (10 de octubre), Barcelona (29), Madrid (31), Murcia (6 de noviembre) y Zaragoza (20), y un documental tan impactante como catártico sobre la espinosa peripecia del músico.
–Por lo visto en el documental, la casualidad es que haya llegado usted hasta aquí.
–Creo que uno no puede elegir cuándo nace ni cuándo muere. Estoy aquí porque tengo que estar. Lo que he aprendido en este viaje es que, si hago lo correcto, las cosas me salen mejor y puedo tener entrevistas y reconocimiento. Si hago lo incorrecto, posiblemente acabaré mal y no cuando yo decida. Pero mal, lo sé. Si hago lo correcto, seré más solidario y tendré una vida más serena. El caos está bien para un rato y para aprender de él, no es una manera de vivir. Pero el caos sólo existe en la mente humana: las manzanas no caen para arriba y el sol sale siempre por el Este. Y hacerte el lío tú solo te impide ver la vida como es. Tagore decía que «leemos el mundo equivocadamente y decimos que el mundo nos ha engañado».
–Al menos ha extraído una enseñanza. ¿Tiene usted una querencia natural hacia las decisiones equivocadas?
–Seguir repitiendo errores es demasiado de nada. Llega el momento en que reconoces que has cometido bastantes. Pero, aun así, cuando menos te lo esperas, cometes otro. Aunque ahora veo que sirven para aprender algo y antes no lo sabía. Antes me empecinaba en el error.
–Su hermano está detrás del disco y el documental.
–Sí, él ha conseguido todo esto a pesar de mí, contra mi soberbia, mi ego, mi vaguería y todos mis pecados capitales. Creo que ha visto algo en mí que yo jamás pensé y me ha dado algo que nunca he tenido, la autoestima. No puedo estar más agradecido.
–¿Ni siquiera cuando estaba en la cumbre del éxito?
–No. Estaba muy pagado de mí mismo, pero a solas no confiaba en absoluto. Sentía que era un premio que no merecía. Sufría muchos miedos, complejos e inseguridades. Ahora estoy más «even» con la vida, más empatado.
–A pesar de todo, vendió muchos discos.
–Ya dijo Machado que no se puede confundir el valor de las cosas con su precio. Vender mucho no significa nada. En aquel momento, todo ocurrió de una manera rara, porque no estaba preparado, pero a veces las cosas pasan antes de tiempo. Ahora sí que estoy empatizando.
–¿Piensa que vivir la edad dorada de la industria, con todo ese dinero fluyendo, le perjudicó o le hizo más vulnerable?
–No, fue una experiencia. La ironía es que, a consecuencia de esa edad dorada que dices, no queda nada. No tengo coche, no tengo moto, no tengo piscina, no tengo chalet, no tengo carnet de conducir y soy muchísimo más feliz. Como aquella vez que estaban buscando a un hombre feliz y resulta que era uno que no tenía camisa. Porque, así, ese hombre tampoco tenía problemas. Ahora soy más feliz. ¿Quiere eso decir que no quiero actuar en Las Ventas? Sí, pero con otra actitud. Lo que quiero expresar es que antes no respetaba al público, no valoraba que la gente fuera a verme a un concierto. Iba a mi bola, cantaba y ponía la mano para recibir el dinero. Ahora tengo más respeto por el público.
–¿Ganó dinero?
–Bueno, los que produjeron mi disco «Sangre española», que vendió un millón de copias, se quedaron con mis derechos y a mí me dieron cero. A día de hoy no he percibido ni un solo euro de «royalties» por ese álbum.
–¿Por qué?
–Ellos me hicieron firmar un contrato, y como no los he demandado, no me han pagado. No tengo dinero para meterme en abogados. Espero que no prescriba y que algún día lo pueda recuperar.
–Es una situación un poco kafkiana.
–Eso sí que es un titular, y no lo de «he estado peor que muerto» (una frase que Tena pronuncia en el documental). Pero también es verdad y lo digo en voz alta.
–En la película se habla de adicciones.
–En ella está contado todo lo que quiero decir del tema. He hecho mis deberes y estoy en recuperación, como se me ve. He tenido problemas y espero que a alguien le ayude que lo haya contado. Lo que más quiero hacer es que no sólo se diga de mí que era un pringado, un adicto y un irresponsable, sin que se sepa que tengo otra cara. Tengo carencias y virtudes.
–¿Ése era el propósito?
–Sí, porque mucha gente te defenestra y se acabó. También han conocido a un Manolo que no conocían y así se explican cosas.
–¿Qué es peor, el alcohol o las drogas?
–Daba igual, cualquier cosa que me sacase de mi estado de conciencia. De todo.
–¿Cómo ha salido?
–Sabiendo que tienes que estar todos los días preparado porque puede volver. No puedes tener un descuido, hay que trabajar todos los días. Hay esperanza.
–Estuvo ingresado varias veces, ¿no servía de nada?
–Algunos me ayudaron muchísimo. Como a dejar la heroína en el 98, y hasta hoy, no la he vuelto a consumir.
–Las adicciones son terribles.
–Pero es tan sencillo como que yo soy alérgico a las drogas y al alcohol. Hay gente a la que le sienta bien, y a mí me sienta mal, me conducía a depresiones, hasta que lo comprendí. Estoy viviendo con mayor plenitud que nunca.
–¿Cómo es su vida?
–Me dedico a acostarme temprano. Ése es el resumen. Trato de ir al gimnasio, escribir, cuidar de mi hija.
–¿Y qué le pide al futuro?
–Que me dé la oportunidad de disfrutar tanto como he sufrido. Quiero una vida plácida.

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