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Melendi: «He recuperado la fe cristiana»

El superventas español publica «Ahora», un disco de ritmos latinos y despechos que volverá a llenar pabellones.
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El superventas español publica «Ahora», un disco de ritmos latinos y despechos que volverá a llenar pabellones.
Ya le conocen todos. Se ha arrepentido públicamente de haber sido malo y será por eso que la gente abarrota sus conciertos. Presentará su nuevo disco, «Ahora», en una tremenda gira que pasa por Marbella (25 de agosto), Bilbao (6 de octubre), La Coruña (13), Valencia (19), Murcia (26), Sevilla (27), Barcelona (20 de diciembre) y Madrid (28).
–¿Por qué se ha vuelto un poco latino?
–Creo que es más moderno, pero yo no busco serlo, me vale con ser actual. Me encanta el «rumbatrón» y creo que puede llegar a una audiencia más global.
–¿Le gustan a más gente?
–Sí, hay canciones que arrasan. Choca un poco ver a un asturiano como yo haciendo esto, pero... (risas)
–Es uno de los artistas que más entradas vende en España, ¿por qué?
–Bueno, me quieren y me odian. Creo que es porque han visto la honestidad, de cuando he tenido juventud rebelde lo he cantado y cuando me he ido dando cuenta de las cosas, también.
–Es como si la gente le conociera.
–Sí, sabéis todo por lo que he pasado. Muchas personas se identifican con el proceso.
–Las viejas canciones no le gustan.
–No, muchas se me escapan de las manos. Ya no pienso de esa manera y cuando hablaba con vehemencia. No las respeto.
–Y no las canta.
–No, y se lo he dicho a mis seguidores. No me identifico con ellas. Forman parte de mi pero no.
–Me ha llamado la atención que hay mucho desamor y por lo que he podido buscar en Google... no es el caso.
–Es verdad. Hay varios temas de ello. Pero en eso estoy pasando mi mejor momento. El otro día me di cuenta... no sé qué me ha hecho el subconsciente. Pero bueno, las canciones de amor son de despecho.
–Se llama «Ahora» y no tienen que ver con el presente, ¿por qué se lo puso?
–Es una oda al presente. Después de tantos años de inconsciencia, disfrutar de las pequeñas cosas. Y ese es el mensaje.
–¿El arrepentido es usted?
–Sí, pero por no darme cuenta de que hay que mirar dentro para desbloquear cosas y poder vivir en el presente en el ahora. En mi inconsciente tenía una serie de velos. Un día de pronto dejé de fumar y no sé por qué. El inconsciente «es lo que sabes que no sabes que lo sabes». No es haberme comportado mal. Es vivir en la culpa o vivir en el futuro, estar huyendo del presente. Y te engañas a ti mismo. Cuando desaparece es un alivio.
–Ha aprendido.
–Claro, he dejado de culpar a todo el mundo menos a mí.
–Canta que «sufre sin por qué».
–Lo hacemos todos. Durante tantos años de mi vida pospuse mi felicidad a cuando pasara esto o lo otro. A cuando llegue no sé qué... y hay que ser feliz ahora, porque si no, es la zanahoria que nunca alcanzas.
–Sus pasos no eran suyos del todo.
–Claro. Las cosas son como son. Hay que verlas... y yo he recuperado la fe. La cristiana. Y eso me ha llevado a analizar mi vida en retrospectiva. Momentos de mi vida que me han dirigido hacia donde estoy. Y creo que cada uno debe coger lo mejor que hay. Una persona me ha ayudado mucho a ver las cosas. Le dedico el disco a Joaquina. Una mujer increíble, una asturiana que conocí.
–¿Una consejera?
–Sí. En una mala época en la que estaba perdido me sucedían cosas que no entendía y busqué explicaciones y esta persona me dio herramientas para comprender al ser humano. Fue una suerte conocerla
–¿Ella le ayudó a recuperar la fe?
–Sí.
–¿Fue educado en la religión?
–Sí, en un falso catolicismo. Veía incoherencias como salir de misa con el discurso del pobre y no hacer nada en la calle. Lo bueno es que con los años nos vamos rediseñando.
–¿Por qué el cristianismo?
–Es creer en una persona y no como lo vende una religión sino como lo que era, alguien que veía más allá en los seres humanos. Jesucristo te decía «no juzgues» y eso mismo lo afirmaban Buda o Platón. Lo que pasa es que está todo muy enturbiado. Lo que no soporto es vivir con miedo.
–Usted es asturiano. ¿Comprende el nacionalismo?
–Yo comprendo a todo el mundo porque sé que el inconsciente funciona así. Pero en «Tiempos de revolución» digo mi postura: yo no soy un discurso político ni tampoco 90 minutos. Ese es el problema del mundo. Nos ponemos etiquetas para no reconocer nuestra ignorancia. Si me quitas que me llamo Ramón o que soy de aquí o que apoyo a este equipo y voto a este partido, hay gente a la que no le queda nada. Y en parte hay que aceptarlo. Está muy bien tener creencias, pero ¿matar por ellas? Nunca. Somos todos hermanos y tendrá que llegar un momento de revertir esto.