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Pet Shop Boys y Damon Albarn triunfan en SOS 4.8 con sold out

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El SOS 4.8 cerró hoy su séptima edición ofreciendo un cartel repleto de talento, sorpresas y buena energía. En comparación con otros años, puede que los visitantes habituales se hayan retraído con ese cartel.
Aún así, el festival ha conseguido alcanzar la cifra total de 70.000 asistentes en las dos jornadas de conciertos celebradas en el recinto de La Fica con un elenco atractivo, que incluía la única actuación en España de Damon Albarn con su recién estrenado disco "Everyday robots", y el primero de los cuatro conciertos que Pet Shop Boys, recién concluida su gira americana, darán en España los próximos meses.
El cartel era más completo en esta segunda jornada, pero el público había variado ostensiblemente, compuesto principalmente por adultos con mayor poder adquisitivo. ¿Será el signo de un nuevo viraje del festival?
Los Pet Shop Boys mantienen las distancias. Los pioneros del synth-pop empezaron tocando detrás de una pantalla que los camuflaba, mientras distraían al público con elaboradas videoproyecciones, y una voz en español introducía el espectáculo "Eléctrica". Más adelante cegarían a los espectadores con lásers y luces estroboscópicas, o situarían a un par de bailarines en los emplazamientos estelares.
Todo el tiempo mantuvo Chris Lowe la boca cerrada a cal y canto, y ocultaba sus ojos tras unas gafas oscuras, pero sus dedos hacían magia. Es una actitud que siempre se ha balanceado entre lo distante y lo inmediato.
Las canciones de los Pet Shop Boys tienen la inmediatez de la música de baile y el distanciamiento del pop intelectual. De igual forma, la voz de Neil Tennant oscila entre lo pícaro y lo dulce, mientras que sus letras utilizan el cinismo para ocultar las necesidades reales que acechan debajo. Esa mezcla ha hecho de los PSB una de las bandas más complejas de pop bailable, así como una de las más atractivas.
Su último álbum, "Electric", da nombre también a la consiguiente gira; aún así, sólo tocaron algunas canciones de ese disco. El repertorio contenía muchas canciones menos conocidas de sus treinta años de catálogo, aunque hubo espacio suficiente para algunos grandes éxitos, desde "West end girls"a "Always On My Mind.", pasando por "It's a sin"o "Go West"con la que apuntaron al final de un show envuelto en teatralidad.
La gira "Electric"no es que sea una de sus producciones más elaboradas, aunque utiliza con inteligencia las proyecciones de fondo, dos versátiles bailarines y suficientes luces y láser.
Para estar a la altura, los chicos encargaron un diseño de vestuario de lo más raro y envarado posible. Lanzas, capirotes y hombreras enroscadas les confieren una severidad germánica. Todo ello ensamblado con sus ademanes, más cohibidos. A pesar de las distancias, su música conecta profundamente.
Otro de los nombres destacados fue el de los franceses Phoenix. El concierto del grupo de Versalles empezó, como es habitual, con una energética versión de "Entertainment", seguida entre otras de "Lisztomania"y "Girlfriend".
Todo iba según lo esperado, pero el ánimo del público empezaba a decaer, y Thomas Mars, el cantante, se bajó del escenario y cantó junto a los fans. El público ya estaba reanimado, pero Mars, aún no satisfecho, se dispuso a hacer crowdsurfing sobre sus cabezas. Milagrosamente regresó de una pieza.
Ningún otro grupo o artista se mostró tan decidido para asegurarse que el público, quisiera o no, disfrutara de su concierto.
Saber aprovechar las ocasiones y ganarse fans que en principio no necesariamente lo son, es lo que hace de Phoenix una de las mejores bandas de directo actualmente. Canalizan todos sus impulsos experimentales en dos tipos de canción, representados por "Love Like a Sunset"y "Bankrupt!", que mezclan en una especie de rave progresivo, iluminado con reflectores simétricos y luces estroboscópicas. Es emocionante y a la vez está fuera de lugar.
Si algo les falta a Phoenix es cierto vigor espontáneo. Son demasiados pulcros y precisos. Sin embargo, en directo, hay asperezas y diversión. Se han convertido en un fenómeno de masas.
Delicado y exquisito
El compositor más interesante de la generación brit-pop fue Damon Albarn. Reservarse a sí mismo, para sí mismo, quizás ha sido lo más inteligente que ha hecho.
Le permitió no quedar atrapado en la percepción del público, como pareció ocurrirle a Oasis, y poder pasarse los últimos 15 años saltando entre proyectos dispares: el pop infundido de hip-hop de Gorillaz, el afrobeat, óperas en escala pentatónica de folk chino o The Good, the Bad and the queen.
No era de extrañar que su concierto en el SOS 4.8 estuviera bien cargado de hits pasados, porque "Everyday Robots"es un elegante y muy actual compendio de folk, trip-hop, jazz o soul nostálgico y brumoso, que no corre detrás de nuevos rumbos sonoros, sino que repasa todo lo aprendido y aprehendido por Albarn en los últimos treinta años jugando con la música.
Salió elegantemente trajeado con su banda, The Heavy Seas, saludó en español y desgranó un repertorio íntimo y sensible que fue ganando en intensidad, saltando de la guitarra a la melódica o el piano. Hasta se bajó del escenario en un par de ocasiones para acercarse al público.
Su habilidad para el pop y para colocar un buen gospel apareció en 'Mr. Tembo', acompañado por cinco voces que bautizó como Heavy Seas Choir.
Con piano aquí, un beat persistente por allá, una guitarra acústica, hubo canciones en tono confesional junto a otras más alegres como "Heavy Seas Of Love", canciones de The Good, the Bad & the Queen ("History Song") y de la última etapa de Blur como "Out of time", que hizo solo al piano , y de Gorillaz ("Clint Eastwood", con una parte final rapeada).
El momento sublime del concierto fue cuando, al piano y acompañado por las voces del coro, recuperó una vieja canción de Blur ("Tender"). Un concierto delicado y exquisito que marca un hito en el SOS.
Esta segunda jornada también fue protagonizada por Fangoria , encargados oficialmente de cerrar el festival tras Pet Shop Boys. Puesta de escena sin cabaret, ni aparencia kistsch.
Nacho Canut y Alaska acompañados por un par de bailarines masculinos y otro par de travestis intercalaron los temas de siempre con los últimos de su "Cuatricomia". Pop en castellano familiar, que llega a lo comercial pero que han sabido encajar en un festival de corte indie y sin límite de edad.
Además destacó la banda gallega Triángulo de amor bizarro, que abrió el escenario principal en plenitud de facultades alternando oscuridad y luz.
Los gallegos salieron, como cabía esperar, con el cuchillo entre los dientes. Poco más de 50 minutos, zarpazo a zarpazo, TAB, con intensidad y contundencia atronadoras, ametrallaron sin piedad al personal. Ya lo dice Rodrigo en una de las canciones: "Ten cuidado con lo que te ofrecen".
Los sevillanos Pony Bravo desplegaron audacia, imaginación, ironía y no poca desvergüenza. Desde una óptica más mainstream también destacaron Miss Cafeína con un puñado de canciones con las que intentan conseguir un estilo tipo The Killers o Muse, pero no llegan ni siquiera a rozarlo.
En todo caso, el balance es más que positivo para un grupo que tiene todos los indicios de seguir los pasos de Pereza y llegar al gran público cuando menos lo esperemos.
León Benavente pisaron fuerte para hablar de desolación, desengaño y resistencia, de lucha y revolución. "Eres de la resistencia", reza "Ánimo, valiente", un himno para los malos tiempos interpretado con rotundidad en la voz de Abraham Boba, que cala hasta el tuétano.
Pero lo que ofreció Neuman superó cualquier expectativa. Si a la potencia de sonido se le suma la calidad de los músicos y un público muy receptivo, el resultado no podía ser otro que un buen concierto de distorsión y celebración.
Hay que mencionar a Gold Panda, afamado productor de ambientes alternativos, creador de una banda sonora tántrica digna de escuela; al remezclador Erol Alkan, que protagonizó una grata sesión, y a Totally Enormous Extinct Dinosaurs, que abordaron un set con espectros oscuros y líneas particulares de la música electrónica inglesa.
El SOS 4.8 ya es historia, y se ha saldado con sold-out, según los organizadores. Se abre ahora un periodo de reflexión y de cambio para su futuro, aunque quizás no solo para el festival murciano, sino para todo el panorama de festivales españoles.