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Scarlatti no es Haendel

La Razón

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«Cain, overo il primo omicidio» de Scarlatti. Intérpretes: C. Allemano. R. Invernizzi, S. Prina, M. Piccinini, A. Schiavoni, S. Vitale. Director: R. Alessandrini. Auditorio Nacional. Madrid, 20-III- 2016.
Nueva píldora barroca en el CNDM, esta vez con un oratorio de Scarlatti, compositor que no acaba de entrar en las programaciones de teatros o salas de conciertos. De él se tocan de vez en cuando las obras para piano, pero raramente sus óperas. Está muy bien programarlas y darlas a conocer cuando la entrada más cara vale 40 euros, pero no se puede pedir peras al olmo. Scarlatti no es Haendel ni Bach. Su oratorio sobre las diferencias entre Caín y Abel se escucha con facilidad, porque apenas dura más de dos horas y la música de la época siempre resulta agradable y relajante al oído contemporáneo, pero le falta inspiración, el arranque melódico o rítmico de las obras de Haendel o Bach, pecando de uniformidad reiterativa. Tampoco Rinaldo Alessandrini aporta esa alegría que puede convertir una obra mediana en obra con gancho. Todo sonó con corrección rutinaria. El papel más importante corresponde a Caín, asignado a una contralto. Sonia Prina es conocida en este repertorio por un saber hacer incuestionable. Tiene muchas intervenciones, destacando su aria «Perchè mormora il ruscdello» y el dúo con su hermano Abel en la segunda parte, aunque Monica Piccinini resultase una soprano demasiado etérea para un papel que ya lo es de por sí. Roberta Invernizzi prestó sus buenas dotes a una Eva sin protagonismo y el resto del reparto – Carlo Allemano, Aurelio Schiavoni y Salvo Vitale– cumplieron. El resultado fue un concierto amable que el público recibió con aplausos pero sin el entusiasmo de otras ocasiones en este ciclo y es que la obra no daba para más.