Sensibilidad frente a poder

Preciosos, variados e infrecuentes los programas que ha presentado Ibermúsica en sus dos últimas citas, ambas recibidas con entusiasmo por el público. Maria Joao Pires volvió para tocar el «Concierto n.20 en re menor», de Mozart, aunque ella, en uno de sus olvidos o más bien poses habituales, pensase que tenía que tocar el n.2 de Beethoven. El caso es que en Mozart escuchamos de lo mejor del repertorio de la portuguesa, que sabe como desgranar música en cada nota. Emociona el intimismo natural de las pulsaciones en el «Romance» o su aparente simplicidad en el «Allegro assai». Tuvo un acompañamiento bastante insulso por parte de Dutoit. La soprano Nicole Cambell fue solista en el «Gloria», de Poulenc, una obra que apenas se escucha hoy día por nuestras latitudes siendo muy frecuente en Estados Unidos, donde se estrenó en 1961. El «Agnus Dei» es parte bellísima que encontró fidedigna exposición por parte de la cantante, los coros Orfeó Catalá y Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana, junto a la Royal Philharmonic Orchestra.

De ésta última es titular Charles Dutoit (Laussane, 1936), maestro que se conserva espectacularmente bien a sus setenta y ocho años. Brindó lecturas brillantes de la «Décima» sinfonía de Shostakovich y, muy especialmente, «Daphnis y Cloé», de Ravel. En ambas fue de admirar la homogeneidad de todas las secciones de la agrupación invitada, tocando con precisión relojera. Intensa, de tempo amplio Shostakovich y auténticamente recreándose en Ravel, cuya obra posiblemente aprendió de su antecesor también suizo Ernest Ansermet, especialista en la partitura y con quien trabó amistad de joven asistiendo a sus ensayos. Dos conciertos de auténtico nivel y con el especial atractivo de sus programas.