Serrat, para la concordia
Joan Manuel Serrat, David Palau (guitarra), Ray Ferreira (contrabajo), Vicente clemente (batería), Josep mas (teclados), Ricard miralles (piano). Barclaycard Center 20 de septiembre. 10.000 espectadores
Llegada la hora de los desafectos en el tiempo en el que el CIS y los diarios ponen cifras al divorcio (entre catalanes y el resto, parece ser), la visita de Joan Manuel Serrat a Madrid era tan necesaria como terapéutica. En un Barclaycard Center abarrotado de 10.000 almas, en la primera de las dos noches con todas las entradas vendidas, Serrat recibió una enfervorizada bienvenida a la altura del mito. Y a pocas fechas de las elecciones más trascendentales de los últimos tiempos en Cataluña, de vez en cuando la vida hace de un concierto una demostración de cariño. Serrat se disculpó varias veces por la cancelación de mayo pasado y en sus numerosas intervenciones no hizo referencias al «procès» porque todo el mundo se dejó la bandera en casa. Y qué a gusto se está sin banderas. Eso sí, el maestro sí que habló de los niños que viven y mueren en la calle cada día de enfermedades curables y criticó a esa «Europa avara y miserable». Cuando empezó a cantar «De vez en cuando la vida» pareció que la voz trémula de Serrat no resistiría las dos horas previstas, pero vaya si lo hizo con «Porque te quiero», «Cançó de bressol» y para ese éxtasis que fue «Para la libertad». Empezó hablando de efemérides. Se cumplía, según recordó el maestro, cien años del «Amor brujo», 500 de la fundación de La Habana y un milenio del nacimiento de Gisberga, la primera reina de Aragón. El público enmudeció unos segundos. «Anda, que tener que venir aquí un domingo a dar clases...», desafió a la audiencia. Y cuando parecía que iba a hilar un mensaje, Serrat se dio cuenta del jardín en el que estaba metido y desveló que todo no era más que un «macguffin». «No tenía ni puta idea de quien es Gisberga, es lo que ponía en Wikipedia. Lo que quería decir es que este año cumplo 50 años en el escenario», añadió. Llegaron «Mediterráneo», el «Romance de Curro El Palmo» y «Hoy puede ser un gran día» como mandan los cánones, y quedaban las sorpresas para arropar al maestro: se acercaron Dani Martín («Señora»), Pasión Vega («Fue sin querer»), Abel Pintos («Lucía»), Sabina («Cuenta conmigo») y, finalmente, el momento mas emocionante: «Paraules de amor», junto a Ana Belén, que pareció una declaración de entendimiento, una llamada al diálogo. El «seny» es usted, gracias «senyor» Serrat.