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Serrat: «Vivimos un tiempo sucio»

larazon

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El artista celebra medio siglo con 50 canciones de antología
Nunca una cabeza tan bien amueblada dio lugar a una antología musical tan desordenada. Joan Manuel Serrat cumple 50 años en la música y lo celebra con la publicación de un cuádruple disco que recorre, con 50 temas y grandes colaboraciones, una inmensa carrera. «No es un recopilatorio. Es un trabajo planteado desde hoy y, al mismo tiempo, no quiere representar nada, no hay un mensaje. Pretende celebrar esta historia», asegura. Dani Martín, Calle 13, Estopa, Silvia Pérez Cruz o Carmen Linares, hasta treinta, junto al «chico de Barcelona».
-Ya lo dice el título del disco, «Antología desordenada». Sin orden, ni concierto.
-Por eso es mi trabajo más personal. La selección es complicada, y faltan algunas canciones, pero para mí lo más importante es que son mis canciones pero nuevamente grabadas. Los arreglos son nuevos y mi voz es la de hoy. Podría haber hecho un trabajo más exhaustivo, pero son las 50 que yo he decidido.
-Algunos dirán que mejor no tocarlas.
-No he tratado de cambiarlas sino cantarlas con la voz de hoy y hacer algunos arreglos que no buscan la ampulosidad.
-¿Se escucha a usted mismo cantar mejor?
-Bueno, más de acuerdo a como estoy en en el escenario. Uno siempre piensa que toda la vida ha cantado igual, pero luego el gramófono dicta su ley.
-¿Algún odio confesable en su repertorio?
-No, reconozco que hay canciones que me podría haber evitado escribirlas. Obviar su existencia. Pero debo decir que gracias a las malas vinieron las buenas. Con algunas canciones mantengo una relación poco cordial, aunque me hicieron mejorar. Por eso les agradezco que existan, pero no te diré cuáles porque sería desenmascararme.
-¿No se cansa de interpretarlas?
-No. Así es como será la próxima gira: sencilla y cercana, sin nuevas canciones. Buscaré repertorios próximos al público, compartir de nuevo todos estos años juntos. Son historias que les pertenecen y que han visto crecer.
-¿Es consciente de que para mucha gente sus canciones son más importantes que para usted mismo?
-Hombre, pero a mí no me digas, que yo sólo soy el autor... (risas).
-Alguna culpa tendrá, entonces. ¿Por eso no piensa en retirarse?
-Para qué me voy a retirar, si sirviera de algo... pero ¡no sirve de nada! Mientras la gente me lo consienta pienso seguir haciendo música. A no ser que encuentre algo que me divierta más. Entonces lo dejaré todo y me iré detrás de eso, porque soy consciente que el tiempo es uno de los mayores valores del hombre y sumamente escaso. A estas alturas del partido, del mío, mucho más.
-¿Echa de menos algo?
-Yo no echo de menos absolutamente nada. No, no, yo estoy muy bien en el tiempo que me ha tocado vivir. No estoy feliz con él, porque vivimos un tiempo sucio. Nos encontramos envueltos en miseria y donde la corrupción no solamente de la clase política o de la clase dirigente es tremenda sino que la ética, la moral, el respeto, la humanidad y todos esos valorees que deberían primar en una sociedad que se cree inteligente están a la baja cuando no en extinción. Yo no vivo de espaldas a la situación. Del pasado hay que guardar bien la memoria, pero hay que trabajar por el futuro pensando que el futuro es el ahora.
-¿El futuro es ahora?
-El futuro en su momento será el ahora. Y por eso hay que tratarlo con el respeto que se merece.
-¿Cree que podemos fracasar como país?
-Como sociedad estamos en un momento, desde luego, poco exitoso. Pero no extendería la mancha a los ciudadanos, sino a los políticos y a la clase dirigente. La responsabilidad es de quien es, nunca he creído que en España la gente hubiera estirado más el brazo que la manga. Acabar con la confianza es hacer contratos con letra pequeña tramposa.
-Usted vivió exiliado, como muchos hoy. ¿Cómo le afectó?
-Nadie puede llevarlo bien. Es una situación anómala que te arranquen de tu lugar. No es nada saludable, vives... no lo pasé bien, no.
-¿Y cómo se escribe con censura?
-Haciendo lo que tienes que hacer y lo que sabes. Yo sabía que existía pero procuraba no cortarme la mano y andar enseñando el muñón. Si tenían que censurar, ya lo harían otros.

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