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The Vaccines, tres acordes bastan

El grupo cierra la gira española de presentación de «English Graffiti» en Madrid y Granada.
larazon

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El grupo cierra la gira española de presentación de «English Graffiti» en Madrid y Granada.
Como ocurriera antes con The Arctic Monkeys, de la noche a la mañana, The Vaccines irrumpieron en todas las listas y revistas de su país, y de ahí, a las del mundo. Eran unos veinteañeros por los pelos y mientras algunos ya decían que iban a salvar al rock, ellos, en realidad, a duras penas eran capaces de salvar sus propios conciertos. Pero así es la máquina dentada de la industria de la música, ávida de un nuevo sonido que echarse cada rato al gañote. The Vaccines lo tenían, y la inmadurez de «What did You Expect From The Vaccines?», su disco de debut, era la clase de fruta fresca que más le gusta deglutir al negocio del entretenimiento. Y lo que les suele pasar a estos grupos es que, cuando maduran y producen mejores discos, ya no reciben la misma atención porque otros (u otras) imberbes saltan a la palestra sobre la ola de moda. Tras el primer trabajo, los de Londres publicaron «Come of Age», otro excelente disco de rock directo, y el año pasado lanzaron «English Graffiti», un trabajo de «tempo» menos urgente, pero de mayor sustancia que sus predecesores. Esta noche actúan en Madrid y mañana en Granada como cierre de su gira española.
Pero el éxito nunca ha estado en su lista de prioridades. «Hay una gran confusión sobre ello. Esa palabra está en la cima de la lista de prioridades de mucha gente. Hay quien cree que frases como ‘‘el disco más vendido de todos los tiempos’’ o ‘‘la mayor banda de rock de la historia’’ tienen algún valor, pero para nosotros no lo tienen. No tenemos ningún interés en ser la siguiente banda de mierda más grande del mundo. De verdad. Lo digo de corazón», dice Freddie Cowan, guitarrista de los británicos, en la única frase ligeramente salida de tono de una conversación amable y relajada. Lo cual no quiere decir que The Vaccines no sean ambiciosos. «Por supuesto que lo somos –dice Cowan–. Mucho, y cada vez más con el tiempo. Pero es ambición que se mide por las canciones que queremos ser capaces de escribir, de la clase de música que podemos lograr. Estamos contentos con nuestra situación, no deseamos ser más grandes ni estamos incómodos con la popularidad que hemos alcanzado. Y nos preocupa mucho el interés que despertamos y cómo se reciben o se aprecian nuestros discos», señala el guitarrista.

La misma filosofía

La evolución del grupo, disco a disco, ha sido notable. «En el primero bastante teníamos con celebrar el redescubrimiento de bandas antiguas para nosotros que van desde Iggy Pop a Brian Eno y salir a defender nuestras propias canciones. En el segundo, canalizamos todo el aprendizaje de esa intensa gira y las experiencias que obtuvimos. Para este tercer álbum, el objetivo era conquistar el espacio que nos faltaba, el estudio», resume Cowan. The Vaccines grababan en directo, con pocos arreglos y producción, conservando un sonido rápido y esencial. En cambio, en «English Graffiti» hay una reelaboración palpable en la producción que podría haber supuesto un cambio de la filosofía del grupo. «Es interesante, porque eso nos lo hemos planteado. Pero no pensamos que haya llegado a tanto, sino que ha sido un aprendizaje por un camino que tienes que descubrir si es para nosotros o no. Y hemos descubierto que no se aleja de nuestra forma de entender la música. Es, por cierto, la única manera de tratar de averiguar qué será lo siguiente», añade el guitarrista.
La comparación con Arctic Monkeys a la luz del último trabajo de las dos bandas es válida, porque, igual que los de Sheffield, The Vaccines han ralentizado los temas, los han espesado hasta darles consistencia. La edición extendida del disco ofrece cuatro versiones «reimaginadas» de cómo los temas más potentes del disco podrían sonar aún más densas. «¿Sabes? Es curioso. Todas las canciones que hago para el grupo surgen de tres acordes a los que les dedicas toda tu energía durante meses y meses. Tres acordes. Es raro decirlo así, aunque en el fondo es cierto. La cuestión es que sean naturales y que el resultado se perciba como natural y auténtico. Lo demás, trato de no cuestionármelo».