Yo pincho «casssette»
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Hay millones de hogares en el mundo que no tienen ordenador. Metidos en nuestro universo de redes sociales y teléfonos «inteligentes», nos olvidamos de que en la mitad del planeta «Streaming», «iPod» o «Torrent» son palabras sin significado. En esos lugares donde no hay para una computadora, la música viaja en «cassette», un soporte que los niños españoles contemplan como el que mira un orinal. Pero la cinta de música sigue cumpliendo un papel en la transmisión musical en muchas partes de este planeta del siglo XXI,donde el intercambio se hace de mano a mano. ¡Viva la doble pletina! Siguiendo el rastro de tradiciones culturales, hay tres artistas que se dan cita hoy en el Festival La Mar de Músicas: tres «cassette-jockeys» que probablemente atesoren las mayores colecciones de cintas del mundo. Son Manuel Sánchez (Dj K-Sets), Brian Shimkovitz (Awesome Tapes) y Sebcat's Maj Tahal, y sus proyectos de investigación resultan tan apabullantes como divertidos.
En los últimos años, la «casette» ha recobrado una minúscula presencia, como objeto fetiche y apuesta subversiva de las discográficas independientes, que ven en la imposibilidad de reproducir su contenido en casi la totalidad de los hogares del primer mundo una bonita paradoja para distribuir la música de las minorías. Se trata de lanzamientos limitados, exclusivos, nostálgicos, en la línea del culto al objeto musical y del eterno retorno del revival, que en la música es la norma número uno. Sin embargo, hay iniciativas artísticas con otro contenido, y esas son las que se citan en La Mar de Músicas.
Con la vanguardia de Nueva York
Dj K-Sets es Manuel Sánchez, cartagenero para más señas. «En el 99 tuve la enorme fortuna de recalar en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca donde, en esa época, una especie de experimento malogrado aglutinaba a un pintoresco colectivo estudiantil compuesto por inadaptados de todo el país a las dinámicas del sistema académico convencional. El caso es que la atmósfera que allí se vivía de algún modo me indujo a desarrollar un proyecto que, sin yo sospecharlo, ha acabado por estar en sintonía en tiempo y forma con otras iniciativas de la varguardia en Nueva York o San Francisco», comenta con ironía este artista, que lleva una página web donde se puede echar un vistazo a su colección de cintas, unas 2.000, en una serie de categorías de lo más singular. «Música de gitanos españoles» (una enciclopedia de la rumba), canciones tradicionales del folclore (del murciano al judeo español), «música de payos» (donde caben Kraftwerk o Golpes Bajos), y un apartado excepcional: cintas de la Ruta Destroy (la ruta del bakalao), donde Chimo Bayo y Paco Pil tienen sus apariciones estrella. Sin embargo, la verdadera especialización de Sánchez es la música de Oriente Medio. Cintas de taxi y de «sexy girls» de la región son algunas de las divertidas subcategorías.
Su colección surgió con un ideario triple, como la Revolución francesa: «Divulgación, diversión y subversión». Como una iniciativa «que sirva para generar empatía entre la gente de a pie» ya que, según este artista, las sociedades del mundo musulmán «habían padecido una campaña de deshumanizacíon frente al mundo acomodado». Sánchez empezó por el Magreb pero fue abriendo horizontes «con el repertorio turco, kurdo, persa, armenio, hebreo, asirio... o lo que es lo mismo, el fabuloso universo discográfico de la música popular de ascendiente mesopotámico». Lo que él llama «música de taxistas» es lo que en España sería «música de gasolinera». «En esta región, el sentido de la cortesía es abrumador y basta con comentar a un conductor que te gusta la música que lleva puesta para que automáticamente te la entregue como obsequio», señala.
Géneros malditos
En cuanto al repertorio español, sus cintas reivindican géneros «malditos», como la rumba y el bakalao. Así lo explica Sánchez: «Reivindico la genuina rumba gitana, destinada a una audiencia gitana o lumpemproletaria, en contraposición al flamenquito y flamenco fusión. En cuanto al techno-bakalao no lo reivindico, pero sí que lo rentabilizo y lo festejo cuando la ocasión lo requiere. Existen muchas formas de esnobismo cultural confrontadas entre sí, y la rumba más ácida y el "techno vintage"son tendencias en auge. Por ejemplo, la rompedora cantante londinense M.I.A. samplea a Chimo Bayo en su último disco, y las discográficas más chic y elitistas de la capital británica no paran de darle bola a la "Spanish Rumba setentera"», explica.
Resulta inevitable referirse al fascinante y sin embargo vilipendiado «bakalao», que, a diferencia del italo-disco o el balearic, es un estilo despreciado, cuando, en realidad, pudo haber sido el Manchester español de finales de los 80. «Existe una ciencia de la bakaladología repleta de controversia. A pesar del poso traumático que dejó la hecatombe makinera, la Ruta Valenciana de los años 80 y hasta el 93, giró plenamente en torno a la música rock y electrónica de culto underground. Fue un contexto de exceso hedonista pero, según tengo entendido, algunas de las mejores bandas del post-punk que eran minoritarias en su país de origen, fueron fenómenos de masas en el levante español. Después, el tema degeneró hasta la autodestrucción. Esta historia también contiene su pequeña dosis de épica postindustrial, y yo soy un sentimental», señala Dj-K Sets. Brian Shimkovitz explica que, cuando fue a Ghana a estudiar, se dio cuenta de la cantidad de música maravillosa que existía y a la que no tenía acceso desde su privilegiada atalaya estadounidense debido a que estaba grabada en cassette. «Decidí recopilarlas por hobby y aburrimiento, pero luego me di cuenta de su interés. Y entonces pensé que era mejor colgar el audio en la web y dejar que todo el mundo las escuchase en vez de escribir artículos académicos».
En las excolonias anglosajonas del continente, que son las que Shimkovitz conoce mejor, hace algunos años que irrumpió el medio digital: «Creo que la "cassette"es un medio sólido y brillante en términos de diseño. A mí me encanta, aunque comprendo que no es para todo el mundo. Incluso ya hay países de los más desarrollados de África donde es difícil encontrarla. Y pinchar una sesión con ellas es algo complicado, así que nunca bebo cuando cuando hago una sesión...». En La Mar de Músicas, los tres «pinchacassetes» se han repartido el globo y propondrán un viaje de confín a confín: Shimkovitz por África, Bassleer por la India, mientras Sánchez se ocupará del Oriente Medio y el Magreb. «Será un viaje desde el África Subsahariana hasta el Nepal, empleando para ello únicamente "cassettes"originales». Más original, imposible.