No solo de Ai Weiwei vive el arte chino
El Museo Guggenheim de Bilbao acoge una muestra con lo más representativo de la creación de este país desde 1998 a 2008 que ya ha soliviantado los ánimos de colectivos animalistas
El Museo Guggenheim de Bilbao acoge una muestra con lo más representativo de la creación de este país desde 1998 a 2008 que ya ha soliviantado los ánimos de colectivos animalistas.
El Museo Guggenheim de Bilbao acoge en un muestra el arte chino desde 1989, fecha de la caída del Muro de Berlín, hasta 2008, año en que Pekín celebró los Juegos Olímpicos. Una importante arco cronológico en el que los creadores del país oriental reflexionaron al hilo de los cambios políticos sobre el impacto en la sociedad de los diferentes cambios que se produjeron: irrupción de las nuevas tecnologías, neocapitalismo, la caída de las fronteras y las transformaciones sociales. A través de un puñado de artistas el visitante puede contemplar cómo el arte chino cuestiona el impacto del consumismo, el impacto de un urbanismo devorador, los lenguajes de los nuevos poderes y la ambigüedad de un país que vive a caballo de dos economías, la comunista y la capitalista, a través de una selección de pintura, vídeos, performances e instalaciones.
La muestra enseña que el arte en China existe más allá del omnipresente Ai Weiwei y que corre de una manera paralela con los diferentes cambios políticos que se han ido produciendo, desde las represiones de Tianamén, el aperturismo de Deng Xiao Ping y la eclosión como gran portencia emergente que supusieron los Juegos Olímpicos.
La exposición llega con la polémica incluida debido a la exhibición de dos piezas, “El teatro del mundo” (1993) y “El puente” (1995), ambas de Huang Yong Ping, y formadas por dos celdas que contienen insectos, serpientes y tortugas. Varios grupos de defensa de los animales han pedido ya la retirada de las obras de la exhibición, como ya sucedió cuando la muestra se vio en París y en Nueva York. Así, del colectivo de estudiantes de Bellas Artes BBAA Antiespecista se concentrará frente al centro de arte mañana contra el uso de animales en la exposición. El Guggenheim de Bilbao ha defendido en todo momento la inclusión de las obras que han desatado la polémicas al entenderlas como “un ejercicio de libertad de expresión y de respeto a la libre creación artística, siempre y cuando no se cause ningún daño a los animales”, según han asegurado desde la propia institución. Además, añaden, que son conscientes de que su decisión puede provocar alguna reacción, como así ha sido, entre colectivos animalistas, aunque insisten en que se cumplen tanto los controles de seguridad como el cuidado de los animales, debidamente cuidados por veterinarios, que forman parte de esta exhibición que acoge el centro hasta el mes de septiembre. En el caso de los reptiles e insectos, para asegurar la condiciones óptimas y que se parezca más a su habitat, se construirá incluso una pequeña piscina.