Literatura

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Nothomb no brinda con cualquiera

La escritora belga presenta «Pétronille», novela sobre su amistad con la excéntrica escritora Stephanie Hochet, su gran compañera de veladas de champagne

Sorbito a sorbito. Nothomb brindó ayer con cava en su visita a Barcelona, el único espumoso que acepta si no es champán
Sorbito a sorbito. Nothomb brindó ayer con cava en su visita a Barcelona, el único espumoso que acepta si no es champánlarazon

La escritora belga presenta «Pétronille», novela sobre su amistad con la excéntrica escritora Stephanie Hochet, su gran compañera de veladas de champagne

Habla siempre atropellada Amélie Nothomb, con un timbre agudo capaz ahuyentar a los gatos. Su discurso en tan acelerado que a veces descarrila y entonces la voz se rompe y se convierte en un ruido gutural y grave, como si la poseyera la Nothomb devoradora de carne. Entonces asusta a los gatos, perros, y hombres que no saben francés. Este cambio polifónico le suele suceder al acabar un chiste o una reflexión, que en su caso es básicamente la misma cosa, un chiste reflexivo. Por eso, cuando entiendes lo que dice, cuando traducen sus libros, no asusta a nadie, sino que encandila, y por eso es una de las autoras más aplaudidas de la actualidad.

Como cada año desde hace 23, la escritora belga presenta nueva novela, en esta ocasión «Pétronille» (Anagrama), la historia sin disfraces de su relación de amistad con la escritora francesa Stephanie Hochet, una especie de reverso tenebroso de ella misma. Mientras que Nothomb es descendiente de aristócratas de ideas conservadoras, Pétronille es hija de obreros con ideas revolucionarias. Mientras Nothomb es una escritora de éxito, traducida a 46 lenguas, Pétronille es una autora a la que no lee nadie. Nothomb sabe ocultar sus fobias y tener recursos sociales, Petronille no sabe fingir, insulta a todo el mundo, es maniática y se enfrenta hasta a sus amigos; en definitiva, «es una mujer infumable», asegura Nothomb.

Sin embargo, existe un vínculo irrompible entre las dos, el champán. «Lo único malo de beber champán es beber sola. Hay que buscar compañía, pero no se puede hacer con cualquiere. Primero, tu acompañante ha de saber beber; segundo, que te inspire simpatía; y tercero, que sea de confianza, porque cuando estás borracha tiendes a desvelar tus secretos. Hochet cumple todos estos requisitos», afirma Nothomb.

El libro sigue las peripecias de estas dos mujeres, en una historia que es un auténtico canto a la amistad, a su valor y sus dolores de cabeza, así como a la embriaguez, tanto a su belleza como también sus dolores de cabeza. «Me gustaría morir como Chéjov, con una copa de champán en la mano. Creo que si todavía sigo escribiendo 23 años después de mi primer libro es gracias a esta bebida», asegura Nothomb. Pero que nadie crea que la autora de «Estupor y temblores» necesita la embriaguez para trabajar, «no, mi escritura es demasiado seria, precisa y metódica». Pero sí que le ayuda a sobrellevar el cúmulo de experiencias que le servirán después para sus historias. «Me levanto todos los días a las cuatro de la madrugada y escribo hasta las doce. Durante ese tiempo sólo bebo agua y té. Esto me da el tiempo suficiente para que de 12 a 12 pueda beber champán», comenta.

- Prohibido improvisar

Lo que tiene claro Nothomb es que escribir sobre la embriaguez es complicado, ya que no se puede improvisar. Y eso es lo que ha intentado, que la historia refleje la ligereza, la diversión, el burbujeo y noble inconsistencia del champagne, «lo que me temo es que soy una escritora pretenciosa». Puede ser, pero lo que queda claro es que lo ha conseguido. «Escribo a partir de un sonido que va ascendiendo en mi interior y que yo intento atrapar con el lenguaje. Sólo publico una cuarta parte de lo que escribo, lo que significa, por otro lado, que no es nada sencillo conseguirlo».

El resultado es un libro que avanza sin guía, que no se sustenta en ningún crimen o historia de amor, sino en una rapsodia épica casi imposible, la amistad entre dos escritoras, una con éxito y otra que carece de él. «La rivalidad siempre está ahí, es inevitable. En 23 años sólo he tenido dos amigos escritores, lo que es fatal, porque son los únicos con los que compartes la enfermiza obsesión por la literatura. Sólo conozco un caso en la historia, la amistad entre Montaigne y Étienne de La Boétie, pero yo creo que era porque estaban enamorados», ironiza la escritora. Quien se acerque a las páginas del libro descubrirá el trágico encuentro entre Nothomb y Vivienne Westwood, lo maravilloso que es esquiar un poco bebido, la obsesión por los ácaros de Pétronille o el pijama de un color naranja nuclear de la escritora, todo real, sin ficciones. «Tengo frío cuando me levanto a escribir y por eso llevo ese pijama, lo que a Pétronille le pone nerviosa, pero es que escribir es una actividad que desgasta mucho y necesito calor», señala la autora de «Metafísica de los tubos».

Cuando Nothomb acabó el libro, lo primero que hizo fue dejárselo leer a Hochet, ya que «no iba a publicarlo sin su visto bueno». No sabe si le gustó o no, «lo que me dijo exactamente es que por fin escribía sobre algo interesante». ¿Puede ayudar la novela a que la gente se interese por la escritura de Huchet? Nothomb espera que sí, pero no es tan sencillo. «Tras publicar el libro, los periodistas fueron a ver a su amiga para hablar con ella, pero, furiosa, los echó de casa. «En doce años no me habéis hecho ni caso y ahora que Amélie habla de mí, ¡venís a entrevistarme! ¡¡Iros al infierno!!», les dijo. Cuando por fin consigue la atención de la gente, la desprecia. Así es ella», asegura Nothomb.

Lo único que espera –aunque sabe que puede llegar a pasar– es que su amiga de brindis no le pida derechos de autor por el libro.

¿Quién es Stephanie Hochet?

La amiga de Nothomb es una escritora y periodista cultural nacida en París en 1975. De carácter fuerte, principios rígidos y orgullo proletario, empezó su amistad con Nothomb hace más de una década, cuando era una autora con mucha ambición pero nulo reconocimiento. En 2006 se marchó a vivir al Sáhara, y le dio un manuscrito a Nothomb para que le buscase editor. «Tarde un año en conseguirlo, fue horrible. Es la historia de un niño enfermo de cáncer que para curarse se vuelve nazi. Cuando le dije que lo publicarían sólo dijo, “pues claro, es una obra maestra”», señala Nothomb.

«Pétronille»

Amélie Nothomb

ANAGRAMA

152 páginas,

14,90 euros