Objetivo: finaciación privada cien por cien
Cuando hace un año, durante la presentación del nuevo curso de la Escuela de Música Reina Sofía, el vicepresidente de la Fundación Albéniz, Vicente Ferrer, pintó un panorama más que preocupante para el futuro de la institución todas las alarmas se encendieron. ¿Estaba hablando de una fecha de caducidad concreta? Se daba un plazo de un par de años. Ha pasado uno y la situación no parece ni con mucho tan extrema ni preocupante. Paloma O'Shea, presidenta de la Fundación Albéniz, quiere que el discurso se reconduzca, dejar la crisis a un lado y hablar de este curso, de las iniciativas, de los directores invitados, de los nuevos valores que prometen dar muchas satisfacciones, de los que se van consolidando y de los que vendrán atraídos por una institución con solera y que es una referencia en el panorama cultural tanto nacional como internacional. Optimista y totalmente esperanzada, «aunque nos tengamos que apretar el cinturón pero siempre de una manera inteligente para que la escuela no sufra», enumera los nuevos patrocinios privados (como las fundaciones Mahou, José Manuel Lara y Manuel Carmelo, entre otras) que se han unido a la escuela e insiste en aquellos que han reforzado su aportación, «lo que nos indica que es una inversión atractiva para el mundo de la empresa».
Su labor, sudores y esfuerzos les cuesta, «porque hay que trabajar mucho y convencer a los mecenas. Ellos están ahí, los que han fallado son las instituciones oficiales por los recortes y por eso hemos ido a los países de origen de los alumnos con el fin de conseguir becas para ellos. Hoy la ayuda oficial que tenemos es cero», asegura la presidenta de la Fundación Albéniz quien, ante el pinchazo de la Fundación Carolina, el Ayuntamiento de Madrid y el Ministerio de Cultura dice que defenderá este curso su proyecto con 4,6 millones de euros aportados por sus mecenas. Ayer, Víctor Pablo Pérez hizo sonar en el Auditorio Nacional los acordes del concierto inaugural ofrecido por la cátedra de Viola de la Fundación BBVA, interpretado por la Orquesta Freixenet y con Rubén Mendoza como violín.