"Papillon": La novela de un ex convicto que cambió la historia de las cárceles
Charrière hizo de su libro un best-seller sobre sus experiencias en las cárceles de la Guayana francesa.
Charrière hizo de su libro un best-seller sobre sus experiencias en las cárceles de la Guayana francesa.
En 1969 se publicaba un best-seller, acaso el primero dentro de una moderna consideración del género, que sentaba las bases de esta modalidad narrativa: una trepidante acción aventurera, intrincadas tramas secundarias, personajes de fascinante personalidad e imprevistos desenlaces argumentales; se trataba de Papillon y su autor no era un sesudo intelectual o un avezado novelista, sino un ex convicto que había pasado por duras experiencias carcelarias, reflejadas en esas páginas con singular habilidad literaria y no menor dramatismo autorreferencial. Henri Charrière (Saint-Étienne-de-Lugdarès, Francia, 1906 - Madrid, 1973) que se haría famoso y millonario con este libro, era un habitual de los bajos fondos parisinos; fue condenado en 1931 a cadena perpetua por el asesinato de un proxeneta y enviado a reclusión en la Guayana francesa. Comienza aquí una historia penitenciaria marcada por varias fugas y capturas posteriores, un auténtico calvario que le llevaría a ser recluido en la temible «Isla del Diablo», de la que también escaparía. Si, como se dice, el principal deber de un preso es evadirse, Papillon –apodo motivado por la mariposa que llevaba tatuada en un hombro y que ocultaba su número de presidiario– lo cumplió con creces. Obtenida la libertad en 1945, aunque su causa judicial no prescribirá en Francia hasta 1967, será empresario de clubs nocturnos en Venezuela, y guionista y actor cinematográfico algunos años más tarde. Una sugestiva personalidad que propiciará la creación de un irrepetible protagonista literario.
«Papillon» no ha perdido vigencia; mantiene su buen ritmo narrativo, la tensión de las peligrosas situaciones que describe y la complicidad del lector, sobrecogido por las crueles y desesperantes circunstancias de un héroe que pasa de ser un vulgar delincuente a un reivindicador de la dignidad humana. El mismo Charrière declararía al respecto: «Yo escribí un libro donde pongo mi alma desnuda sobre un escenario: todo el mundo la mira. La vida de un hombre que sufrió primero por culpa suya y después a causa de un sistema represivo de la sociedad».
Anhelo de libertad
Conteniendo los caracteres definitorios del género, este no es un best-seller convencional; se huye del esquematismo maniqueo o los planteamientos simplistas para adentrarse en una acción de estudiados matices y pautadas resoluciones. El propio autor reconoció que aquí se encuentran, además de su propia historia, las ilusiones y penalidades de otros seres, sus vidas añadidas a ese largo periplo de huidas sin fin.
Y, presidiendo toda la acción, un incontestable anhelo de libertad; en el tono rememorativo del relato, leemos: «Vuelvo a ver, como si fuera ayer, nuestra primera noche de libertad en esa ciudad inglesa. Íbamos por todas partes, con nuestros corazones embriagados de luz y de calor, palpando a cada momento el alma de esa muchedumbre alegre y risueña que desbordaba de felicidad». El mismo año de su muerte se estrenaba la película de Franklin J. Schaffner que, con igual título que la novela y con los rostros de Steve McQueen y Dustin Hoffman, fijaba la iconografía de unos aventureros personajes en busca de la libertad perdida. Avanzándose a la mejor tradición de los Frederick Forsyth, Ken Follet, Dan Brown y John Grisham, Charrière estableció un modelo de escritura entrenida, no exento de una crítica mirada social y un conseguido estilo literario: ágiles diálogos, cuidadas descripciones, creíbles con?ictos generados por la ambivalencia de la condición humana, despiadada y tolerante a la vez.