Pixies, amigos para siempre
La influyente banda americana paseará su segunda juventud por el BBK Live de Bilbao, que se celebra del 7 al 9 de julio, con Arcade Fire, Tame Impala, Foals, Grimes y New Order, entre otros 60 grupos
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La influyente banda americana paseará su segunda juventud por el BBK Live de Bilbao, que se celebra del 7 al 9 de julio, con Arcade Fire, Tame Impala, Foals, Grimes y New Order, entre otros 60 grupos
La leyenda de tipos complicados ha perseguido a Pixies desde que se separaron en 1993, con dos enormes discos publicados, «Doolitle» y «Surfer Rosa». En el seno de este grupo, raritos todos, había dos personalidades especialmente incompatibles: Black Francis y Kim Deal chocaban tanto que, cuando enterraron el hacha de guerra en 2004 para hacer caja con la nostalgia y tocar tan fuerte como aún pudieran, la gira a punto estuvo de terminar antes de lo previsto. Publicaron varios discos cortos que se agruparon en «Indie Cindy» y en ese momento Deal abandonó el grupo. Todo ha ido rodado desde entonces: Francis, Pas Lenchantin, Joey Santiago y David Loverin se llevan «mejor que nunca», como comenta este último al teléfono. Pixies acuden puntuales a su cita con España en el festival BBK Live que se celebra del 7 al 9 de julio en Bilbao.
30 aniversario
Este año se cumplen 30 del nacimiento de la banda. «El abandono de Kim nos puso en peligro, incluso pudimos haberlo dejado otra vez, pero finalmente nos hizo más fuertes. Yo diría que lo que ha cambiado es que nos llevamos mucho, mucho mejor. Es increíble cómo nos entendemos entre nosotros y la naturalidad con la que nos respetamos, que es algo que jamás había ocurrido. Por supuesto que también influye que sabemos manejar situaciones que en su día nos abrumaban, pero te digo una cosa: nos hemos he cho más viejos y no diría que más sabios. Creo que tenemos otra paciencia y otro temple. Ah, sí, y somos infinitamente mejores músicos que en su día», explica el batería del grupo. «El año 2011 nos dimos cuenta de una cosa: desde la reunión llevábamos más tiempo tocando juntos que en nuestra primera etapa en los noventa. Y, sin saber por qué, nuestra sensación era que ya podíamos seguir todo el tiempo que quisiéramos», explica Lovering, testigo de enfrentamientos y batallas en el seno del grupo, que incluso abjuró de su catecismo independiente para fichar por una multinacional. «No creo que eso fuera algo decisivo en nuestro destino. Hay que buscarlo más bien en los problemas personales», arguye. Sin embargo, infinidad de bandas que hicieron el mismo camino, alentadas por las grandes compañías que buscaban a los nuevos Nirvana, se quedaron por el camino. «Pues no sé encontrar una explicación. Creo que nosotros tuvimos suerte como para hacer que algunos discos gustasen en su día, incluso aunque no fuera en EE UU, nuestro país, sino en Inglaterra. Eso te ayuda para volver. Otras bandas no tuvieron un éxito y además serían más disfuncionales que nosotros, que ya es decir...», ríe Lovering.
Pixies vive su momento de mayor popularidad pero en el grupo no le buscan explicaciones. «Si estuviéramos tocando en lugares más pequeños, seguiríamos haciéndolo de todas maneras. Pienso que éramos realmente diferentes, que es lo que a la gente le gusta. Una manera propia y original de hacer las cosas. Y eso es la diferencia entre pervivir o ser olvidado. Hay que hacer las cosas de una manera diferente para ser diferente y te aseguro que de eso sí que podemos presumir», asegura Lovering sin rehuir el calificativo de raritos. «Es curioso, porque tenemos unos cuantos temas grabados que podrían ser del próximo disco y suenan exactamente como en nuestros principios. Son canciones bastante rápidas que, irónicamente, me encuentro en condiciones de tocar ahora que tengo 54 años. ¿Por qué? Porque antes era un músico malísimo».