«Sama, Sama», otro mundo
Teatro, tecnología, música y atracciones se mezclan en esta invención que junta lo mejor de Mayumana y el Circo del Sol en su estreno internacional en Madrid
La gente entra en el Madrid Arena como si entrase a un nuevo mundo, como si no supiera muy bien dónde está. Miran arriba, abajo, a los fondos o al medio del pabellón, donde una luz parece indicar que ahí va a pasar algo. «¿Qué es esto? ¿Dónde nos hemos metido?», se pregunta más de uno. Mientras, otros no pierden la oportunidad para sacar el ya tradicional «selfie». Sólo es el ensayo general, pero si algo destaca en los rostros y los movimientos es la excitación general. Diez o quince minutos en los que varios centenares de personas se va apiñando en torno a ese centro. Pronto surgen de la nada un puñado de enérgicos samis que contagian su espíritu a todo el que tocan, si es que había alguno por motivar... Y de ahí al delirio .«Tenía miedo a cómo iba a reaccionar la gente y me ha sorprendido gratamente. Lo han entendido a la primera», comenta Roy Ofer –fundador y CEO del proyecto– a la vez que va puliendo los pequeños detalles.
Así da comienzo esta aventura única en el mundo en el que el objetivo está claro para sus creadores: dejar atrás lo conocido. Olvidarse de la vida cotidiana. Llegar a la desconexión total, hasta perderse mentalmente. Un mundo paralelo en el que aterrizar mediante una experiencia nueva, como poseído por el espíritu de un niño que va a una fiesta de disfraces y toma otra personalidad –algo que a primera vista, viendo cómo la el público se empapa rápidamente de ese espíritu sami, lo han logrado–. Libre, divertido, emocionante. Universo que da comienzo a través de un pasillo, una transición que conduce hasta el «útero» –como le llaman sus ideólogos– en el que todo cobrará sentido. Todo esto, sumado al desconcierto de no saber si se está en un «show», un teatro, un musical, en un parque interactivo o en un lugar mágico y desconocido dentro de uno mismo, es lo que compone Sama Sama. «Algo nunca vivido», que es lo que viene a decir el subtítulo de este megaproyecto.
Esas preguntas del inicio poco a poco se van respondiendo solas. Innovación en el sentido más estricto de la palabra. «Una mezcla de ingredientes que integra el espectáculo en directo, un parque de juegos y un evento interactivo», explica Skip Sherman, director creativo de «Sama Sama». Tres en uno, pero sin ser ninguna de las tres. Un poco de aquí, otro poco de allá, como en las mejores cocinas.
Así, con esta ambigüedad, desconcierto, polivalencia, poder de mimetización, ingenio, como quieran llamarlo... se presenta un proyecto que viene a aunar todas las aristas del arte y del espectáculo mediante el lenguaje universal del ritmo, la música y el movimiento. «Rompe la cuarta pared», dicen, y transforma al espectador en protagonista y al protagonista en espectador a través de la colaboración de todos «sama-sama» –o «juntos», que es lo que viene a significar esta palabra en tagalo–. Y es que sólo la unión de la creatividad, la fuerza y la energía de todos los presentes es capaz de hacer que este «show» despegue. Dos mil personas reunidas para hacer de cada reunión algo único.
Diez puntos –atracciones, puntos de encuentro...– en las que el público podrá, y deberá, mimetizarse en esta especie de fábrica abandonada para tocar un arpa digital, montar un videoclip o bailar a ritmo de lo que toque en ese momento. Aquí son otras reglas. Ni siquiera es necesario «venir sabido de casa», sólo hay que dejar que el ritmo fluya y dejarse contagiar del espíritu sami y del resto de compañeros de trayecto. No hay límites para aprender beat box, bailar una «coreo» conjunta o crear sonidos universales. En cada «estación» del viaje se reunirán de 40 a 100 personas para que simultáneamente lleven a cabo su cometido. Que no es otro que llegar al final de la historia, esa que comienza con los samis en una planta eléctrica abandonada y que termina, gracias al trabajo conjunto, con un nuevo hábitat mucho más «lúdico y divertido», explican desde la organización, tanto como para «salir bailando por la puerta», prometen.
MADRID ES SÓLO EL INICIO
Un proyecto que viene de 2012, cuando Roy Ofer –cofundador de Mayumana, entre otros–, presentó el primer boceto en Tel Aviv (Israel) con 50.000 personas. Dos años después, viendo la buena acogida y el éxito de crítica, Cirque du Soleil, en su constante búsqueda de un entretenimiento novedoso, decidió sumarse a una idea que promete ampliar las fronteras del espectáculo conocido hoy en día. Pero hasta que esto sea una realidad todavía hay que esperar, aunque sólo sean dos meses. Y, como inicio de la aventura que pretende cambiar el concepto del espectáculo, está Madrid, que el 19 de noviembre acogerá el estreno mundial de «Sama Sama Live Experience» en el Madrid Arena. Después llegará su «tour» europeo, como se tiene previsto. Eso sí, siempre con los mismos compañeros de viaje, los samis, los habitantes de este particular mundo que se encargarán de guiar al público por los diferentes lugares del «útero».