Sant Jordi, patrimonio inmaterial de todos
Gobierno y Generalitat de Cataluña impulsan una candidatura ante la Unesco que según Sáenz de Santamaría «merece el apoyo de todas las instituciones»
Gobierno y Generalitat de Cataluña impulsan una candidatura ante la Unesco que según Sáenz de Santamaría «merece el apoyo de todas las instituciones»
«Es la fiesta del amor catalana, es nuestro San Valentín, vicepresidenta». Con estas palabras, el teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, se dirigió a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para expresarle el espíritu del Día de Sant Jordi, la fiesta del libro y de la rosa en Cataluña que se celebra en 23 de abril desde 1931, que ahora aspira a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
Con el objetivo de impulsar la candidatura y con la necesidad de la complicidad de las distintas administraciones del Estado para que esta misión fructifique, el CaixaForum de Barcelona reunió ayer a la número dos del gobierno español, al vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, Oriol Junqueras, y a Collboni, como representante del consistorio de Barcelona.
Reafirmación
En este sentido, y pese a los tintes políticos que adquirió la previa del acto, ya que se celebró justo el día en que el Govern llevaba a cabo una acción de reafirmación en su apuesta por el desafío independentista, unido a que en un principio el representante del gobierno español iba a ser el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, aunque finalmente lo hizo Santamaría, lo que obligó a una réplica del Govern poniendo a Junqueras, lo cierto es que la situación política pasó inadvertida y todos se afanaron por centrarse en la empresa de conseguir el reconocimiento internacional de la Unesco. En este punto, Sáenz de Santamaría aseguró que la declaración del Día de Sant Jordi como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco está «más que justificado y merece el apoyo de todas las instituciones», en una apelación a aparcar las diferencias y acentuar las complicidades entre los distintos organismos del Estado. «Hoy iniciamos el camino, y lo llevaremos por los conductos diplomáticos, lo haremos todos juntos, barceloneses, catalanes y españoles», dijo la vicepresidenta del Gobierno.
Y es que esta iniciativa arrancaba ayer su andadura por los vericuetos burocráticos para conseguir encumbrarse con un reconocimiento mundial. El proceso que seguirá este 2017 requerirá de la aprobación de la Generalitat, primero, y posteriormente del Gobierno, para que finalmente se consiga la proclamación por parte de la Unesco. Para ello, Sáenz de Santamaría precisó que el Estado lo llevará por los «conductos diplomáticos» pertinentes, y así convertir a Cataluña en «tierra de cultura y del libro y sentirnos orgullosos del lugar que ocupa en la cultura». Por su parte, Junqueras, reivindicó la «universalidad» de la fiesta y consideró que los valores que expresan el día son «el amor a la cultura y a la libertad».
También intervino el presidente del Gremio del Libro de Cataluña, Patrici Tixis, quien se refirió veladamente al tenso momento por el que pasan las relaciones entre Generalitat y Estado y pidió que dejen de lado las «quejas». «Sin la complicidad de las administraciones no se puede conseguir. Se requiere a Gobierno y Generalitat», zanjó Tixis.
La iniciativa es impulsada por la Cámara del Libro de Cataluña y el Gremio de Floristas, con el apoyo de la Fundación Bancaria La Caixa. Ya en 1995, la Unesco convirtió esta fiesta en un día de celebración mundial a petición del Gobierno español. «La declaración del dia Sant Jordi está más que justificada y merece el apoyo de todas las instituciones. Hoy inciamos el camino, y lo llevaremos por los conductos diplomáticos, lo haremos todos juntos, barceloneses, catalanes, españoles, en definitiva, todos los que nos sentimos orgullosos del lugar que ocupa Cataluña en la cultura. Con esta declaración, Cataluña será tierra de cultura y del libro, para que siga siendo motor de la industria del libro», dijo la vicepresidenta del Gobierno, quien quiso reconocer expresamente el trabajo que hacen los libreros.