Santiago Segura: «Me premian por cantidad, más que por calidad»
Santiago Segura / Director de cine.. Este «hombre orquesta» que ha llenado salas de cine con la saga de «Torrente» recibe la Medalla de Oro de la Academia aunque él, bromea, «prefiere un Oscar»
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Este «hombre orquesta» que ha llenado salas de cine con la saga de «Torrente» recibe la Medalla de Oro de la Academia aunque él, bromea, «prefiere un Oscar»
Una de las escenas más inteligentemente cómicas del cine italiano la creó Nanni Moretti en «Ecce Bombo» (1978): un universitario intelectualoide, posmoderno y neurótico (el propio Moretti, obviamente) se encaraba con un hombre llano que relataba simplezas en un bar al grito de «¿Pero qué es esto? ¿Es que estamos en una película de Alberto Sordi? ¡Os merecéis a Alberto Sordi!». Nombrar al actor romano en aquella Italia hiperideologizada de finales de los 70 era tanto como decir, aquí en España, Mariano Ozores: ese costumbrismo «kitsch» que era necesario erradicar, la cutre españolidad que, ay de nosotros, merecíamos. Por entonces, el cine o era político o no era. Y lo de Ozores y compañía no pasaba de sainete. Pero de un tiempo a esta parte, esa «oficialidad» del cine español que representa en cierta medida la Academia de Cine ha ido releyendo la historia de nuestra industria, abriendo juego a aquéllos que, mal que bien, han creado un tejido sólido, han dado trabajo y, en suma, han llenado las salas. Y, así, en apenas un año hemos tenido un Goya de Honor para Ozores y, ahora, una Medalla de Oro para uno de sus discípulos, Santiago Segura. Sí, el de las «pajillas sin mariconeo».
¿Nos merecemos a Santiago Segura? ¿Para bien o para mal? La pregunta podría eternizar el debate. Y, en cualquier caso, el propio Segura se tomaría a chacota las respuestas. «Me avergüenza que me den una medalla porqué no sé si soy merecedor. Pero otros que la han recibido tampoco lo merecían. Además, yo lo que quiero es un Oscar», dice el padre de la saga «Torrente». Cuando era un niño friki de Carabanchel Bajo ya soñaba con una estatuilla dorada: «Yo veía esos homenajes de la American Film Institute a Scorsese, a Wilder, etc., y pensaba: ‘‘Cómo molaría eso, que me hagan uno a mí”. Y me ha pasado». No es el oropel mediático de la AFI, pero es lo más parecido, con «siesta de orinal en el Palace y cena en el Ritz», como se encargó de recordar ayer la presidenta de la Academia de Cine, Yvonne Blake (ella sí tiene un Oscar al Mejor Vestuario por «Nicolás y Alejandra», 1971).
- La Super 8 del Rastro
El niño de Carabanchel se hizo con una Super 8 en el Rastro y de aquellos experimentos a esta Medalla, tres Goyas mediante (Mejor cortometraje, ópera prima y dirección novel). Estas semanas su cine (la inevitable saga de «Torrente», pero también «El día de la bestia», «El gran Vázquez», “Obra maestra»...) se ha pasado en la Academia como antes a Berlanga o Fernán Gómez. «Pero yo de lo que estoy orgulloso es de vivir de esto, que es lo que soñé siempre», apostilla. Y en «esto» ha hecho de todo: actor, director, productor, guionista, siempre «showman», cantante ocasional... «Me gusta tocar todos los palos, hasta la cartelería. Yo creo que me han dado la Medalla no por la calidad sino por la cantidad, por hacer tantas cosas. Triunfar es lo único que me falta –bromea–. Pero a mí me parece que no he hecho nada, a pesar de este premio, que me queda mucho por hacer».
Fue el anterior presidente de la Academia, «Resines el breve» (el calificativo es de Yvonne Blake), quien impulsó este galardón para Segura, como ya hiciera con Ozores. Dos cómicos controvertidos, alejados del pretendido arte con mayúsculas. Hubo unanimidad, no obstante. Y Segura se felicita de que el género esté saliendo del ostracismo: «Hay prejuicios contra la comedia. Está claro que la comedia no es seria, eso es una perogrullada, pero en cuestiones técnicas o de dirección se debería tratar igual que otros géneros, por ejemplo en los Goya. De todos modos yo siempre me he sentido bien tratado por la Academia, así que este premio no es una reconciliación».
Efectivamente, la Academia le dio un espaldarazo en sus inicios. Los Goya entre el 93 y el 98 fueron cruciales. Pero todo el fenómeno «Torrente» ha pasado con más pena que gloria por los premios nacionales. Ni siquiera un reconocimiento a esos efectos especiales (coches en llamas, casas estallando) que nadie antes había preparado con tanto mimo y minuciosidad, apoyado por presupuestos cada vez más ambiciosos. El éxito de «Torrente, el brazo tonto de la ley», con 10 millones recaudados, inauguró una etapa en la que Segura mandaba por encima de todos en los cines, antes de los «Ocho apellidos» y este trienio mágico en cuanto a cuota de pantalla. El total de la saga ha recaudado cerca de 80 millones de euros hasta la fecha. «Qué mejor premio que la gente vaya a ver tus películas», dice.
Segura representa lo mejor y lo peor del cine español, dependiendo de la óptica de quien quiera observar el fenómeno. Él mismo se confiesa un «anormal, dicho con todo cariño hacia mí mismo». Cuando menos, es una excepción en una profesión más precaria de lo que se quiere. También lleva años defendiendo una postura francamente minoritaria: que no se subvencione el cine. «No es verdad que el cine sólo funcione así, yo a veces he propuesto que se haga como en Francia. Es cierto que el cine está castigado un poco en España, pero como lo están todos». En cuanto al IVA cultural al 21%, sencillamente, «no es de recibo», dice. Y de la salida del secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, sentencia: «No creo que nadie se vaya a poner a llorar».
Esta misma semana se le puede ver en los cines en inmejorable compañía: Jessica Lange, Demi Moore y Shirley MacLaine. Se llama «Entre reinas» y se rodó en Canarias en 2014. El mes pasado rodó junto a Gerard Depardieu «Sólo se vive una vez» en Buenos Aires. «Yo no sabía que me conocían tanto en Argentina. Me tienen un respeto... como si fuera Woody Allen. Y yo les digo: ‘‘En España, prestigio y Santiago Segura nunca van juntos’’». «Mi carrera cojeaba en cuanto a proyección internacional», bromea ante tanto rodaje internacional. De hecho, ahora participa en una serie en Brasil. A final de año lo veremos en el especial de TVE de José Mota y en la gala de Fin de Año de la cadena, junto a Eva González.
De entrada, no sabría decir si prefiere a «papá o a mamá», es decir, la dirección, la producción, la actuación... Pero si se rasca, confiesa: «Lo que más me gusta es ser actor, pero más que nada por vagancia. Ser director es más difícil, todo depende de ti, incluso cosas muy pequeñas. En ‘‘Torrente’’ me preguntaban: ‘‘Santiago, ¿cómo quieres los palillos chinos en la escena del restaurante, redondos o cuadrados?». Y así con todo.
«¿’’Torrente 6’’? Depende de Trump»
«Torrente 5: Operación Eurovegas» (2014) no salió como se esperaba. La cinta fue rentable pero menos. Se detecta cierto cansancio del público con la saga. Quizás por eso, Santiago Segura lleva dos años mostrándose enigmático sobre el futuro del «brazo tonto de la ley». Y sigue sin soltar prenda. El humor es su respuesta: «¿’’Torrente 6’’? No sé, depende de Trump. Si se acaba el mundo no podré hacerlo». Respecto al presidente norteamericano, bromea, «espero que haga como el resto de los políticos: que no cumpla ni el 80% de lo que ha prometido». Segura cree que el nivel de «cabreo» de la gente es tal con la política, que «si se presenta en España Belén Esteban, ganaría».