Te voy a echar mucho de menos
Me has acompañado en innumerables ocasiones desde el micrófono de Radio Clásica con tu característico estilo radiofónico, con opiniones agudamente acertadas, cuando las dabas, y siempre discreto cuando no había que darlas por alguna causa, con tu humor fino, ora irónico ora benévolo, a veces tajante, en depende qué ocasiones, con tu inmensa sabiduría sobre estilos, obras e intérpretes, en fin, tu voz inconfundible. Siempre ha sido un placer escuchar tus programas que sé serán ya una eterna añoranza. Me has entrevistado en incontables ocasiones en descansos de mis conciertos, entrevistas siempre en un sentido positivo, con preguntas interesantes dirigidas a resaltar las cualidades de los autores correspondientes y de los intérpretes a quienes acompañaba, como hacia la orquesta que ese momento estuviese dirigiendo; en otras ocasiones querías saber sobre los planes de futuro de alguna orquesta o mis propios planes, y siempre con ese interés por informar a los oyentes lo más certeramente posible.
Pero creo que lo más importante en tí han sido tus cualidades personales. Tú has sido siempre un amigo, en la extensión más sincera del concepto. Mi percepción fue que eras amigo de tus amigos y no les abandonabas nunca, les apoyabas cuando se pretendían cometer injusticias contra ellos de esa manera heroica que solo los grandes hidalgos han demostrado en nuestra tantas veces traidora patria. Siendo todas tus otras cualidades muy valiosas, la que destaco es tu personalidad generosa.
Nunca olvidaré aquel vuelo Málaga-Madrid en el que coincidimos. Lo pasamos al completo en un duelo incesante de «chistes». Uno tú, otro yo... y así durante el trayecto, que si ya era corto se me hizo un suspiro. Por supuesto, el ganador del duelo fuiste tú. O la que ha sido nuestra última cena, en Santander con mi esposa, en que el duelo propuesto fue ser capaces de comernos un soberano chuletón tras más de seis entrantes y en que me cediste los honores de rendición sin empezar, alegando no estar ya en disposición de «frugalidades... la última tenía que ser la que teníamos prevista ahora, y con qué mala saña nos la arrebata el destino.
Durante el tiempo que hemos estado los dos, cada uno a su manera, en el mundo de la música, hemos tratado de hacer cada uno de nosotros nuestro trabajo de la mejor forma posible. Tú desde luego lo has conseguido siempre y has sido un modelo de quien muchos deberían haber aprendido. Espero que sea así y que tu legado consista en que algunos puedan seguir tus pasos para llegar a ser tan honrados y brillantes como tú siempre has sido.
Sí, José Luis, te voy a echar mucho de menos.
M. Á. Gómez Martínez
Director de orquesta